Este diálogo se abre de forma abrupta, con la pregunta de si la virtud (areté o «excelencia») es enseñable o adquirible por la práctica. Un tema muy del gusto de los sofistas, quienes se proclamaban maestros de virtud, y que había quedado irresoluto en el Protágoras. También lo tratará, posteriormente, en el Fedón y en el Banquete.
Esta obra marca la transición desde los primeros diálogos de Platón y los de la etapa intermedia, caracterizados por el desarrollo de las doctrinas pitagóricas, como la teoría de la preexistencia del alma, sobre la que se levantará la de la reminiscencia. Se pone de manifiesto así que el aprendizaje no es otra cosa que el recuerdo de conocimientos que el alma adquirió en sus anteriores vidas. Por lo que respecta a las técnicas que muestran estos argumentos, aparecen la refutación, típica de la primera etapa, pero también un nuevo ejercicio, tímidamente dialéctico, que especulativamente intenta asentar una filosofía. Aparecen además dos herramientas que seguirán siendo importantes a lo largo de sus obras: el mito y las «hipótesis».
La pieza toma el nombre de un joven noble procedente de Tesalia, donde ha recibido las enseñanzas de Gorgias, que se encuentra de paso en Atenas y se hospeda en casa de Ánito. La supuesta escena tendría lugar dos o tres años antes del enjuiciamiento de Sócrates (aunque el diálogo fue escrito después del primer viaje de Platón a la Magna Grecia, en 387 aC). Menón es un joven amable y voluntarioso en su afán de conocimiento. Ánito, por su parte, es representado como un rancio e intratable conservador, enemigo acérrimo de los sofistas (entre los que encuadra a Sócrates). Aparece también el esclavo de Menón, que utilizará el Sócrates platónico para mostrar la teoría de la reminiscencia.
El siguiente resumen sigue la numeración de los epígrafes del manuscrito:
- 70-71d - Menón lanza la pregunta sobre la enseñanza de la virtud, y Sócrates afirma que no conoce a nadie que sepa siquiera qué es la virtud.
- 71e-73c - Diversos tipos de virtud, según la ocupación y la edad. Búsqueda de un denominador común a todas ellas.
- 73d-79c - Intentos de definición: Virtud como «la capacidad de gobernar a los hombres». Refutación de Sócrates. Virtud como «el deseo de las cosas bellas y poder procurárselas». Invalidación de la definición.
- 79d-80 - Interrupción: comparación de Sócrates con el pez torpedo. Vuelta al diálogo: ¿es posible saber algo de lo que nada se sabe previamente?
- 81-86c - Teoría de la reminiscencia (basada en la creencia mítica de la transmigración) y demostración empírica, larga en exceso (basada en el uso de figuras geométricas y con la ayuda única de preguntas).
- 86d-90b - Método hipotético: la virtud habrá de ser conocimiento y, por tanto, enseñable. Dudas acerca de que la virtud sea conocimiento.
- 90c-94 - Diálogo entre Sócrates y Ánito, tras el elogio al padre de este último: rechazo por parte de Ánito de que sean los sofistas los maestros de virtud.
- 95-100 - Conclusión: la virtud no es enseñable sino que viene dada por adjudicación divina.
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