En esta entrada tratamos de lo que la tradición ha dado en llamar Epigramas homéricos, pero a pesar de ese título, estas composiciones ni pueden atribuirse a Homero (deben ser muy posteriores) ni son estrictamente epigramas (salvo tal vez, el 3º y el 17º).
Son muy inferiores al resto de la tradición atribuida a Homero (la Batracomiomaquia y los Himnos), y su interés radica casi exclusivamente en ser testimonio de las creencias, supersticiones y relaciones sociales de época antigua. Se trata de una lectura muy rápida que poco puede aportar al lector contemporáneo.
Son muy inferiores al resto de la tradición atribuida a Homero (la Batracomiomaquia y los Himnos), y su interés radica casi exclusivamente en ser testimonio de las creencias, supersticiones y relaciones sociales de época antigua. Se trata de una lectura muy rápida que poco puede aportar al lector contemporáneo.
Poco interesante podemos añadir sobre estos breves poemas, salvo sus títulos:
- A los neotiquenses.
- Estando para regresar a Cime.
- A Midas.
- A los cimeos.
- Al Testórida.
- A Neptuno.
- A la ciudad de Eritrea.
- A los marineros.
- A los mismos.
- A un pino.
- A Glauco, el cabrero.
- A una sacerdotisa de Samos.
- A la casa de los cofraticios.
- El horno o el vaso de arcilla.
- Canción de mendigo.
- A los pescadores.
- En el sepulcro de Homero:

Aquí la tierra cubre una sagrada cabeza; al cantor de los héroes, al divino Homero.
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