Edipodia

Junto con la Tebaida y Epígonos, la llamada Edipodia compone el Ciclo Tebano, cuya temática se organiza en torno a la figura de Edipo y sus sucesores. Una historia familiar trágica, repleta de episodios sangrientos y de maldiciones sucesivas.

Al contrario de lo que sucede para el Ciclo Troyano, no contamos con un epítome del Ciclo Tebano, por lo que el esquema argumental de estos poemas debe basarse en conjeturas, en la existencia de textos paralelos o en las tragedias, que heredan el tema pero lo modernizan y lo reelaboran en algunos casos.

La inscripción romana en griego llamada Tabula Borgiana atribuye la Edipodia a Cinetón, un poeta lacedemonio del que poco se sabe. Algunos estudiosos sostienen que el poema fue escrito en Beocia, pero en cualquier caso no puede descartarse que existiera más de un poema con el mismo título, y en ese caso los fragmentos conservados podrían no corresponder con la versión lacedemonia referida en la inscripción. Sea beocia o lacedemonia, es probable que fuera escrita en la segunda mitad del siglo VIII aC, lo que la convierte en casi contemporánea de los poemas homéricos.

El tema central del poema es la figura de Edipo, una de las más tratadas por los estudiosos a lo largo de la historia. Se le ha atribuido un origen ctónico, procedente de un daimon anual en la esfera de Deméter, que cada año mataba a su padre, como el año nuevo sucede al viejo, y se casaba con su madre, la diosa de la Tierra. Con semejante idea cíclica también se ha propuesto que representaba un dios de la vegetación estacional o un numen solar que triunfa sobre la noche. También se ha buscado el origen de este mito en tensiones sociales, bien para representar el paso del prehistórico matriarcado al patriarcado imperante, bien como reflejo de tensiones entre las generaciones jóvenes y sus mayores, establecidos en el poder. Por supuesto, también se ha buscado una figura histórica tras el mito.

Dado que también se ha intentado ver en los mitos una creación del subconsciente, en la que tras renunciar a los deseos primarios, estos se adscriben a dioses y héroes, el mito de Edipo correspondería al momento de la sexualidad infantil en el que la elección de objeto recae sobre la madre. Seguir esta línea de pensamiento lleva a Freud a acuñar el llamado «complejo de Edipo».

De cualquier forma, en la construcción del mito influyen los temas del cuento popular: el monstruo que aterroriza una región, el acertijo y la victoria del héroe, premiada con la boda de la heredera, etc. La forma original de la saga de Edipo está lejos de ese Edipo Rey de Sófocles en el que el inteligente héroe resuelve el enigma de la Esfinge y descubre luego, al investigar la peste de Tebas, que él mismo es el culpable de la misma y debe sufrir un castigo.

Al contrario, Edipo está definido en la misma línea que Heracles y Teseo: un héroe protector, vencedor por su fuerza física de toda clase de monstruos. Así es como aparece en el texto de Corina (poetisa beocia, más cercana a la tradición local originaria aunque sea posterior en el tiempo), que hace a Edipo triunfar sobre la Zorra de Teumeso, o en varias representaciones artísticas, en las que el héroe se enfrenta con las armas a una amenazadora Esfinge. Con el tiempo este mito pierde algunos de sus rasgos y adquiere otros nuevos, hasta alcanzar una gran complejidad.

De los 6600 versos que, según la Tabula Borgiana, tenía la Edipodia, nos quedan un par de datos tan solo: que el hijo de Creonte, Hemón, fue devorado por la Esfinge como último de una serie de víctimas («al más hermoso y deseable de todos, al hijo amado del irreprochable Creonte»), y la referencia a una segunda boda de Edipo, esta vez con Eurigania, hija de Hiperfante. Este fragmento sobre el matrimonio, citado por Pausanias, se apoya en una pintura de Onasias en el templo de Atenea Area. El matrimonio con Eurigania sería del que nacerían sus cuatro hijos, y no del que tuvo con Epicasta (que en la versión de Sófocles recibe el nombre de Yocasta). El ateniense Ferécides, ya hacia el 500 aC, añade un tercer matrimonio con Astimedusa, hija de Esténelo, pero esto no aparece en ningún otro lugar y quizá el historiador tratara de armonizar fuentes diversas.

Existe un epítome atribuido a Pisandro (un mitógrafo helenístico), que se ha conservado como escolio a las Fenicias de Eurípides. Es discutida la validez de este epítome debido a la modernización que presenta, aunque parece claro que este Pisandro conocía, si no la Edipodia original, al menos un resumen anterior de esta. En primer lugar, la Esfinge es enviada por Hera (protectora del matrimonio) para castigar la infidelidad de Layo, cuyas relaciones con Crisipo causaron que este se suicidara. El epítome describe cómo Tiresias insiste en que Layo visite el oráculo de Apolo (no el de Delfos, cuyo desarrollo es posterior), narra sucintamente la muerte de Layo a manos de Edipo (su hijo), y da un gran salto adelante: «Luego se casó con su madre, una vez resuelto el enigma». El propio Edipo lleva a su esposa (y madre) al lugar donde dio muerte a Layo, y el caballerizo que en su día se hizo cargo de Edipo descubre la verdad. Tras la muerte de Yocasta y la ceguera de Edipo, este se casaría con Eurígana (o Eurigania). Al escoliasta no le interesaba el tema del abandono de Edipo, y no puede saberse, por tanto, qué papel jugaba este detalle en el mito.

Acerca de la Esfinge puede aportarse algún testimonio adicional. Hesíodo, que usa el nombre beocio para el monstruo (Fix), la hace hija de Orto (el perro de Gerión) y Equidna, el monstruo mitad ninfa y mitad sierpe, e informa de que se asentó en la colina Ficia para devorar a los cadmeos. Es curioso que en el epítome de Pisandro se la describa con cola serpentina, en lugar de seguir la imagen egipcia. Por otro lado, que Hemón sea devorado por la Esfinge (algo en lo que coinciden uno de los fragmentos conservados y este escolio), aísla este mito de otras tradiciones, en las que Hemón sobrevive y se promete con Antígona (así es en las Fenicias de Eurípides y en la Antígona de Sófocles).

En cuanto al enigma, es posible como ya hemos indicado que en origen no existiera, y el combate contra la Esfinge fuera una prueba de fuerza. El famoso enigma pudiera haberse introducido más adelante, a partir de un tema común en el cuento popular, y quizá fuera una modernización de Pisandro. Otra leyenda más antigua que transmite Pausanias (aunque también modernizada) hace a la Esfinge hija de Layo y conocedora de una profecía que solo debían conocer los reyes. Cuando uno de los muchos hijos bastardos de Layo reclamaba el poder, la Esfinge lo interrogaba sobre la profecía y, como no podía responder, se le mandaba matar. El tema del enigma cubriría así este motivo de la leyenda originaria.

Casandro coincide con Homero en llamar Epicasta a quien Pisandro y Sófocles denominan Yocasta, por lo que el nombre más antiguo sea probablemente el primero. Para la muerte de este personaje, que el epítome prácticamente ignora, podemos revisar el pasaje de la Odisea en el que Ulises enumera a las personas que vio en su visita a los Infiernos: ante el horror de su situación, Epicasta maldice a su hijo y se suicida colgándose del techo.

Todo esto, según la Odisea, no tiene efecto en el gobierno de Tebas, que sigue a cargo de Edipo (a diferencia de lo que sucede en la obra sofóclea, en la que Edipo se destierra tras cegarse). La leyenda primitiva podría no haber incluido ni la ceguera ni el exilio. Tampoco aparece en la versión primitiva la muerte de Edipo, exiliado en Colono, que Sófocles narra en Edipo en Colono. En los poemas homéricos solo aparece una alusión, que coincide con un escolio en decir que su muerte acaeció en Tebas, aunque según sea traducido el verbo usado («cayó») puede pensarse que cayó en batalla o que se despeñó.

No puede saberse si el poema continuaría después de la muerte de Edipo, si aludía a la maldición de sus hijos o a la guerra de los Siete.

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Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.

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