Ilíada, canto decimoctavo: Fabricación de las armas

Antíloco llega a las tiendas de Aquiles con la noticia de la muerte de Patroclo, y el héroe demuestra su dolor. Tetis, rodeada de sus hermanas nereidas, nota la angustia de su hijo y acude junto a él.
-(...) Ojalá pereciera la discordia para los dioses y para los hombres, y con ella la ira, que encrudelece hasta al hombre sensato cuando más dulce que la miel se introduce en el pecho y va creciendo como el humo. Así me irritó el rey de hombres Agamenón. Pero dejemos lo pasado, aunque afligidos, pues es preciso refrenar el furor del pecho. Iré a buscar al matador del amigo querido, a Héctor; y yo recibiré la muerte cuando lo dispongan Zeus y los demás dioses inmortales.
Tetis le pide esperar al día siguiente para entrar en la lucha, pues ella conseguirá una armadura fabricada por Hefesto.
Mientras tanto, Héctor sigue intentando hacerse con el cuerpo de Patroclo, viéndose frenado en cada intento por los Ayantes. Hera envía a Iris con Aquiles, para que le haga salir al foso, lo que, con la ayuda de Atenea, infunde miedo a los teucros. El cadáver del amigo llega por fin a las naves, y el sol se pone. Ignorando el consejo de Polidamante, Héctor ordena acampar junto a las naves.
-(...) Y si verdaderamente el divino Aquiles pretende salir del campamento, le pesará tanto más cuanto más se arriesgue. Porque intento no huir de él, sino afrontarle en la batalla horrísona; y alcanzará una gran victoria o seré yo quien la consiga.
Mientras Aquiles se duele por la muerte de Patroclo, prometiéndole que no le hará las honras fúnebres hasta haber matado a Héctor, Tetis acude al palacio de Hefesto. El herrero de los dioses recuerda que, cuando fue lanzado del Olimpo por Hera (a causa de la cojera), fue acogido por Eurínome y Tetis durante nueve años.
-Cobra ánimo y no te apures por las armas. Ojalá pudiera ocultarlo a la muerte horrísona cuando el terrible destino se le presente, como tendrá una hermosa armadura que admirarán cuantos la vean.
Asistimos entonces a la fabricación de las armas, aunque lo único descrito con minuciosidad es el escudo, conformado por multitud de escenas: constelaciones, un juicio, un asedio, tierras de labranza, cepas, rebaños, un prado, bailarines,... El resto de las piezas (coraza, casco y grebas) sólo son nombradas. Hefesto entrega la armadura a Tetis, que desciende del Olimpo.

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