Odisea, canto octavo: Presentación de Ulises a los feacios

Al llegar la mañana, Ulises y Alcínoo acuden al ágora de los feacios, mientras Atenea pasea por las calles de la ciudad:
-¡Ea, caudillos y príncipes de los feacios! ¡Id al ágora para que oigáis hablar del forastero que no ha mucho llegó a la casa del prudente Alcínoo, después de andar errante por el ponto, y es un varón que se asemeja por su cuerpo a los inmortales!
Alcínoo informa del deseo de Ulises de ser llevado a su patria, y pide que se organice una embarcación, y una vez preparada se celebre un banquete. Se llevan a cabo sus instrucciones, llamando al aedo Demódoco para que recite unos versos. Escoge un canto sobre la disputa verbal entre Ulises y Aquiles, lo que avergüenza al héroe extranjero, que cubre su cabeza con un manto.
Alcínoo, terminado el banquete, anuncia unas competiciones: carrera, lucha, salto, disco y pugilato.
-Venid, amigos, y preguntemos al huésped si conoce o ha aprendido algún juego. Que no tiene mala presencia a juzgar por su naturaleza, por sus muslos, piernas y brazos, por su robusta cerviz y por su gran vigor; ni le ha desamparado todavía la juventud; aunque está quebrantada por muchos males, pues no creo que haya cosa alguna que pueda compararse con el mar para abatir a un hombre, por fuerte que sea.
Ulises en un primer momento se niega a participar, pero cuando Euríalo menosprecia su capacidad de atleta el héroe se molesta y decide demostrar su valía. En primer lugar lanza el disco, alcanzando mayor distancia que la de todos los feacios, e incita a los demás a batirse con él en cualquier prueba.
Para poner paz, Alcínoo pide que los jóvenes demuestren a su invitado que, en realidad, los feacios se hallan más felices con el banquete, la música y el baile. Se organiza entonces una danza, durante la que Demódoco canta los amores de Ares y Afrodita, y la trampa tendida por Hefesto, que los capturó en una red para avergonzarlos delante de todos los dioses.
Alcínoo y el resto de príncipes feacios entregan presentes a Ulises, y Euríalo pide disculpas por sus palabras.
Se celebra un nuevo banquete, y Ulises honra al aedo Demódoco, pidiéndole:
-(...) Mas, ea, pasa a otro asunto y canta cómo estaba dispuesto el caballo de madera construido por Epeo con la ayuda de Atenea; máquina engañosa que el divinal Ulises llevó a la acrópolis, después de llenarla con los guerreros que arruinaron Troya.
Hace el poeta un breve resumen del episodio final de la toma de Troya: la huida simulada, la entrada del caballo de madera en la ciudad, y la salida de los guerreros durante la noche.
Finalmente, al ver llorar de nuevo a su invitado, le pregunta por su nombre, su procedencia y sus aventuras previas. {Le ha dejado dormir en su palacio, y le ha invitado a dos banquetes, y ni siquiera conocía su nombre. A eso se le llama hospitalidad}

5 comentarios:

  1. me toco preparar una lección oral sobre este canto pero no contar el argumento sino comentar con que aspecto social , filosófico y cultural lo puedo relacionar...

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  2. puedo decir que los griegos eran muy hospitalarios con sus invitados esa era la costumbre...

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  3. Pues en efecto, puede relacionar este canto con el tema de la hospitalidad, tanto la que se deben familiares y amigos de ciudades diferentes, como la que agasaja a un extranjero en tierra desconocida.
    Por otro lado, y siguiendo con ese mismo tema, puede hablar de los banquetes (que incluían no sólo comida, sino también bailes y música, como puede verse en el presente episodio).
    Por otro lado también puede hacerse una pequeña anotación sobre la importancia del ágora en las ciudades griegas, a tenor del inicio del capítulo.
    Espero haberle dado algunas ideas para centrar su trabajo. Gracias por su visita, ¡y suerte!

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  4. Hola, tengo una duda, en la parte que dice "lo que avergüenza al héroe", en mi lectura veo que Ulises llora cada vez que se menciona a Troya y sus compatriotas, como este es el caso, ¿puede ser que en verdad sea por tristeza y no por vergüenza?, ¿o está sujeto a la interpretación? Un saludo

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    1. En el pasaje se especifica que se cubre con el manto, "pues dábale vergüenza que brotaran lágrimas de sus ojos delante de los feacios". Por tanto, el hecho de cubrirse es por vergüenza; pero esta vergüenza procede de su llanto público, y como usted dice se debe a la tristeza.

      Gracias por su comentario, y disculpe la demora en responder. Se debe, como podrá suponer, a lo que nos ha tocado vivir en los últimos meses.

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