Asio, hijo de Anfiptólemo, fue un poeta de Samos situado por la mayoría de estudiosos en el siglo VI aC (aunque otros lo hacen más antiguo o más reciente). Su producción fue variada, aunque en la Antigüedad fue conocido ante todo como poeta épico, y es escaso lo que sabemos de él o de su obra.
Su producción se sitúa entre la de los últimos épicos y el auge de la elegía jonia. Aunque sus versos son tan tradicionales como los de Hesíodo, lo que cuenta resulta innovador, y sus versiones de los mitos podrían ser tenidas de tendenciosas. Sigue las leyendas locales de Beocia y el Peloponeso, alejándose de las versiones corintias, como las de Eumelo.
Contamos con alusiones a uno o más poemas en hexámetros organizados al modo de genealogías, que se ocupaban de regiones y ciclos míticos diversos (aunque es lógico su interés por Beocia y las costumbres de sus compatriotas), así como con un fragmento de un poema sobre las fiestas en honor a Hera realizada por los samios, a lo que añadiríamos el siguiente fragmento de elegía:
Cojo, marcado a fuego, viejísimo, igual que un mendigoComo sucede con Cinetón, es imposible seguir una línea argumental de unas genealogías con el escaso material conservado (casi siempre, gracias a Pausanias o sus escoliastas. Sobre todo cuando en ocasiones crea nuevas versiones. Así, fusiona la leyenda de Antíopa con un mito tebano, solucionándolo con un doble nacimiento debido a una doble fecundación:
llegó el alabagrasas, cuando Meles se estaba casando,
sin ser invitado, necesitado de caldo, y en medio de todos
se plantó, como un héroe que surge del barro.
Antíopa parió a Zeto y al divino Anfión, ella, que era hija de Asopo, el vorticoso río, encinta de Zeus y de Epopeo, pastor de pueblos.Sin embargo, sigue a Hesíodo al hablar del primer hombre:
Al deiforme Pelasgo en los montes de frondosas cimas lo produjo la negra tierra, para que existiera la raza de los mortales.Respecto al poema sobre la procesión de Hera, nos queda el siguiente fragmento, conservado por Ateneo:
Y ellos solían pasearse de esa guisa cada vez que se habían peinado los bucles, al recinto de Hera. Ceñidos por hermosos vestidos, con níveas túnicas, ocupaban el piso de la ancha tierra. Sus caballos ondeaban al viento en áureas ataduras, con horquillas de oro sobre ellos, como cigarras. Trabajados brazaletes rodeaban sus brazos (...)
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Para saber más sobre la elegía puede leer nuestra entrada sobre los Elegíacos antiguos, a los que pertenece Asio. Allí encontrará la bibliografía utilizada.
Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.
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