Diálogo de la primera etapa, que trata el tema de la piedad, aunque sin llegar a un resultado satisfactorio.
La escena imaginaria se sitúa poco antes del juicio a Sócrates, en el 399 aC: el filósofo ha sido acusado de impiedad por Meleto y acude ante el arconte-rey. Allí se encuentra con Eutifrón, que acaba de denunciar a su padre por una negligencia: ha dejado morir a un asalariado que, a su vez, había matado a uno de sus criados. Mas Eutifrón no es presentado como un hombre malvado: su piedad le ha llevado a esta absurda situación.
En el presente resumen seguimos la numeración tradicional de los epígrafes, del 2 al 16.
- 2-4 - Escena inicial del encuentro de los dos personajes, con la explicación de la acusación contra Sócrates (con su ración de halago irónico contra Meleto) y los hechos de Eutifrón.
- 5-11b - Sócrates, viendo que Eutifrón tiene tan clara la distinción entre lo pío y lo impío, decide consultarle para poder defenderse mejor ante Meleto. La primera definición de Eutifrón viene a decir que la piedad es acusar a todo el que comete un delito, comparando su caso con el de Urano, castigado por su propio hijo. Sócrates le da poca importancia a estos mitos, y expone que esa descripción sería demasiado parcial y específica. Eutifrón intenta entonces una visión más general, definiendo la piedad como aquello que agrada a los dioses. Pero los dioses, que según los mitos discuten muchas veces entre ellos, no tienen las mismas ideas, y lo que agrada a un dios puede no agradar a otro. Eutifrón entonces arregla su definición: lo pío es lo que agrada a todos los dioses. Pero Sócrates le da la vuelta a la definición, siguiendo la ley de causa-efecto: algo pío agrada a los dioses precisamente por ser pío. Es decir, que esta definición no es válida tampoco, pues el agrado de los dioses es una característica de la piedad, pero no hace su esencia. Eutifrón se rinde, y confiesa no saber expresar lo que es la piedad.
- 11c-16 - Sócrates intenta ayudarlo, siguiendo una idea: todo lo pío es justo, pero no todo lo justo es pío. Así que, ¿qué parte de la justicia es piadosa? Eutifrón responde que la parte que se refiere al cuidado de los dioses, pero el filósofo resalta eso de «cuidado»: los cuidados son recibidos por alguien y, ¿qué obtienen los dioses de la piedad de los hombres? Eutifrón cae de nuevo en una definición anterior sobre lo que complace a los dioses, y finalmente se excusa, dejando solo a Sócrates. Las cuestiones quedan entonces por responder.
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