Proyecto Epítome

Este pequeño lugar contiene resúmenes de obras literarias. Nada más, y nada menos. En concreto, trato de ofrecer una lista de obras grecolatinas.

El proyecto nació con un propósito totalmente personal: cuando decidí leer todas las obras clásicas que tuviera al alcance, en un orden más o menos cronológico, me encontré con la necesidad de guardar un registro con sus contenidos, para poder consultarlo más adelante.

Pasado un tiempo, pensé que estos resúmenes podrían ser útiles para otra gente, tanto estudiantes como personas interesadas en este género pero que no dispusieran del tiempo o los recursos necesarios. Y se me ocurrió que el formato de un blog típico me permitiría ir añadiendo contenidos poco a poco, de una forma más orgánica de lo que podría encontrar en una enciclopedia estilo «wiki». Así fue como inicié la andadura de "Epítome clásico".

Luego, el proyecto creció en magnitud, al incorporar también un "Epítome occidental", que aún está en pañales, y un "Epítome oriental", blog para el que no he escrito todavía más entrada que la introductoria.

Pero ahora el blog se me queda pequeño. Es un formato más que adecuado para ofrecer el tipo de información que contiene actualmente, enlaces a otras entradas incluidas. Pero, al mismo tiempo, es difícil ofrecer de forma adecuada la vertiente más educativa o divulgativa, que es con mucho la más útil y buscada en el blog. Comentarios de algunos textos, pequeñas secciones con detalles adicionales (al estilo de "¿Sabías que..."), líneas cronológicas o esquemas de las obras tratadas no pueden encontrar su lugar aquí. Al menos no de una manera cómoda y llamativa.

Portada provisional. Es probable que no alcancemos
las obras de Aristóteles en el primer tomo.
Por eso he decidido crear una serie de manuales que contengan todos los resúmenes que aparecen en el blog, además de toda esa información adicional sobre el mundo clásico y su legado en el pensamiento moderno. Y, por si fuera poco, detalles que no aparecen en las propias entradas, sino en los comentarios a las dudas que los lectores plantean.

Por supuesto, esta es una labor lenta que requiere de mucha planificación y no menos ayuda. Si lo que ha leído hasta ahora le ha parecido apropiado, tal vez le gustaría apoyar este proyecto educativo.

De momento, puede aportarnos sus preguntas. Esas cuestiones que se plantean en los comentarios a las entradas llevan el contenido del blog por unos derroteros que no siempre pueden ser previstos cuando se preparan los contenidos, y permiten ofrecer una imagen mucho más amplia del conjunto.

Más adelante, cuando esté disponible, quizá pueda adquirir el primer volumen de la colección.

En cualquier caso, muchas gracias por el interés mostrado en la literatura clásica en general, y en este pequeño sitio en particular. Le invito a comentar aquí cualquier sugerencia sobre la marcha del proyecto o sobre el blog en general.

Alcmeónida

No conocemos el nombre del autor de este poema, aunque los estudiosos conjeturan que se compuso en el círculo cultural de Corinto. Se ha sugerido que el autor fuera adivino de profesión, dado el interés que muestra la obra por enlazar a Acarnán, el epónimo de los acarnanios, con el adivino Anfiarao, lo que haría que la larga tradición profética de los acarnanios procediera de este famoso augur mítico.

La Alcmeónica no se incluye por lo habitual en el Ciclo Tebano, pues es un poema independiente y más tardío (nombra al mítico fundador de la colonia de Léucade, establecida por los corintios a finales del siglo VII aC, por lo que se ha creído que la obra fue compuesta pasado el 600 aC).

La obra parece haber sido concebida para enlazar el Ciclo Tebano y el Ciclo Troyano, obras que en origen no estaban relacionadas. Coincide con Epígonos (que en realidad es una reelaboración), en algunos personajes y situaciones, pero la intención parece ser explicar por qué algunos Epígonos no acuden a la guerra de Troya.

La narración está centrada en Alcmeón, el hijo de Anfiarao y Erífila, y se centra en tres episodios: el matricidio, la expedición a Tebas con los Epígonos, y las aventuras en Acarnania y Etolia. Dado que no se nos ha conservado un epítome de esta obra, la ordenación de los episodios no es clara.

Por ejemplo Filodemo nos dice que el autor de la Alcmeónida consideraba, igual que hace Hesíodo, la Edad de Crono como época feliz del género humano. Es imposible determinar qué lugar ocupaban esas palabras en el poema.

Un par de referencias se relacionan a homicidios. Un texto de Apolodoro explica la presencia en Argos de Tideo por las ocho muertes en su mano. Dado que en la Tebaida se le atribuían solo tres, las de su tío y sus dos primos, vemos aquí cumplido un rasgo de los poemas cíclicos tardíos: la intensificación de elementos. Un fragmento que aparece en un escolio a la Andrómaca de Eurípides, se refiere al asesinato de Foco a manos de los hermanos Peleo y Telamón; esto explicaría cómo Peleo, en origen un héroe tesalio, puede ser hijo de Éaco, cuya leyenda se sitúa en Egina: el homicidio es el motivo de su cambio de región. Esta historia aparece en Pausanias con mayor detalle.

Otro fragmento contiene una invocación a la tierra y a Zagreo. Este hijo de Zeus y Perséfone, identificado repetidamente con Dioniso, fue despedazado por los Titanes, que seguían órdenes de Hera, y se le enterró cerca de Delfos. El mito de Zagreo tuvo un gran desarrollo con los órficos. Se ha pensado que la invocación que aparece en el poema está en boca de Alcmeón, cuando el oráculo le comunica que debe buscar la región que no hubiese visto el sol, como explicamos más abajo. Para este propósito le sería muy útil la ayuda de la Tierra y del enterrado Zagreo.

Una alusión a la Alcmeónida en un escolio al Orestes de Eurípides alude a un episodio relacionado con los hijos de Pélope: la rivalidad de Tiestes y Atreo provocada por Hermes, como venganza por la muerte de su hijo Mírtilo a manos de Pélope. Tiestes roba el carnero de oro que Hermes había introducido entre los carneros de Atreo, tras haber seducido a su mujer. Es posible que el poema contara todos los precedentes de esta historia: la carrera de los pretendientes de Hipodamía contra su padre, Enómao; la traición de Mírtilo, enamorado de la joven, que hace perder a Enómao frente a Pélope; el intento de seducir a Hipodamía por parte de Mírtilo; y la muerte de este a manos de Pélope.

De cualquier forma, el contenido de la Alcmeónida debía de incluir el siguiente contenido:

La traición de Erífila a Anfiarao, a quien convence de unirse a la expedición de los Siete narrada en la Tebaida, lleva a Alcmeón a matar a su madre, como venganza por la muerte de su padre en dicha guerra. Este es un tipo de historia que aparece en otros mitos griegos, como el de Orestes. El matricidio de Alcmeón pudo haber sucedido antes de su expedición a Tebas, pero la versión de Epígonos lo situaría después, ya que en ese poema Erífila causa que Alcmeón vaya a esta segunda guerra contra los tebanos (aunque no sabemos si describía el matricidio).

La Alcmeónida, sin embargo, pudo seguir la primera versión, en cuyo caso quizá narrara cómo Alcmeón tuvo que expiar el crimen cometido. No se nos ha conservado nada de todo ello, pero gracias a Apolodoro tenemos una descripción: Alcmeón, perseguido por las Erinias (es decir, enloquecido por su crimen), se refugia junto a su abuelo, en Arcadia, luego viaja a Psofis donde Fegeo trata de purificarlo y le desposa con su hija, pero la tierra se vuelve estéril y debe viajar hasta las fuentes del Aqueloo, donde es purificado finalmente, para acabar habitando la tierra de aluvión de este río. Tucídides también recoge esa historia, al describir las islas Equínades, algunas de las cuales se habían unido al continente por el acarreo de aluviones. Es posible que su versión procediera directamente de la Alcmeónida: un oráculo le ordenó a Alcmeón que viviera «en una región que, cuando mató a su madre, no hubiera sido vista aún por el sol ni hubiera sido tierra, dado que el resto había sido contaminada por él».

Uno de los fragmentos, transmitido por Éforo a través de Estrabón, hace pensar que el poema contendría una serie de episodios en Acarnania. En el fragmento se habla de héroes epónimos (es decir, de héroes cuyo nombre reciben ciudades o regiones), en este caso, de Léucade y Alizea. Éforo narra también, en otro lugar, un episodio que probablemente se basa en la Alcmeónida, según el cual los acarnanios no participaron en la guerra de Troya porque Alcmeón estaba irritado con Agamenón por haber atacado a los argivos cuando Diomedes sometía (con ayuda de Alcmeón) a los enemigos de Eneo.

El poema seguramente también se ocupaba de la muerte de Alcmeón. Apolodoro nos cuenta que murió en Arcadia, víctima de la desgracia que acarreaban el collar y el peplo obtenidos por su madre como recompensa por haber convencido a su marido, Anfiarao, y a su hijo, el propio Alcmeón, de guerrear contra Tebas: Calírroe codiciaba estos bienes, y le dijo a Alcmeón que solo conviviría con él si los obtenía; Alcmeón acudió a Fegeo y obtuvo de él el collar y el peplo, diciéndole que los entregará al oráculo para liberarse de su locura; un siervo confiesa que se los lleva a Calírroe, y los hijos de Fegeo acaban con Alcmeón en una emboscada. Su muerte será vengada por sus hijos, Acarnán y Anfótero, que matan a Fegeo y a sus hijos, y ofrendan los objetos en Delfos.

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Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.

Epígonos

Probablemente, Epígonos constituiría una imitación y continuación de la Tebaida, causada por la fama de este poema. Al parecer, seguía siendo conocido (y quizá objeto de aprendizaje escolar) en tiempos de Aristófanes, pues su primer verso es citado por un personaje en la Paz.

Esta obra es atribuida a Homero por Heródoto (con dudas) y por el Certamen de Homero y Hesíodo, aunque debe prestarse poco crédito a estos datos. Un escolio en la Paz lo atribuye a un tal Antímaco, que sería el Antímaco de Teos situado por Plutarco hacia el 753 aC. El poema por tanto remontaría al siglo VIII aC.

Epígonos narra la toma de Tebas por los argivos, una generación después de la expedición de los Siete descrita en la Tebaida. Un tema con una base verídica, pues la arqueología ha demostrado que la ciudad de Tebas fue conquistada poco antes de la destrucción de Troya y que en su lugar surgieron diversos emplazamientos micénicos.

De sus casi 7000 versos es poquísimo lo conservado en los fragmentos, así que ni siquiera puede asegurarse que el poema se ocupara de todos los episodios que la tradición ha asociado a la toma de Tebas. En esencia, los argivos derrotaron en Glisas a los tebanos (comandados por Laodamante, hijo de Eteocles); los tebanos se refugiaron en su ciudad, que fue asediada y tomada, tras lo cual se sentó en el trono Tersandro, hijo de Polinices.

Los personajes son, como ya hemos visto, hijos de quienes intervinieron en la campaña de los Siete (de ahí el nombre dado al poema, epígonoi, que significa «nacidos después»), y coinciden en buena parte con los caudillos de Troya. En la Ilíada se menciona este hecho, y se compara la toma de Tebas con la guerra de Ilión: «Fuimos nosotros quienes tomamos la sede de Tebas, la de siete puertas, con una hueste menos numerosa, al pie de un muro más fuerte».

Píndaro, que suele mantenerse fiel a la temática del Ciclo Tebano, en su Pítica VIII, implica que Adrasto tomó parte en la campaña y perdió en ella a su hijo Egialeo, caudillo de la expedición.

Alcmeón, el hijo de Anfiarao, participaba en la expedición y, como su padre, lo hacía sin desearlo. Erífila, su madre, fue quien convenció a Anfiarao para unirse a la primera campaña con el fin de obtener el collar de Harmonía, prometido por Polinices. De nuevo es ella la que convence a su hijo, esta vez para conseguir una túnica mágica, regalo de Atena, que le ha prometido Tersandro, el hijo de Polinices. Un episodio, por tanto, que es una repetición de lo mostrado en la Tebaida, y que aquí además no resulta demasiado fundado, ya que Alcmeón no tiene razones para rehusar participar (al contrario que su padre, que conocía el resultado por sus dotes de adivino). En la figura de Alcmeón se centrará la Alcmeónida.

No resulta sencillo situar en todo el contexto de la toma de Tebas la media docena de fragmentos conservados:
  • Aristófanes nos transmite dos fragmentos, como ya hemos adelantado, en una escena de la Paz en la que un niño recita versos épicos y el protagonista de la comedia, Trigeo, le interrumpe constantemente, pues no quiere ni oír hablar de la guerra. El niño recita el primer verso de este poema, que inicia un proemio en el que se pide ayuda a la Musa para enunciar el tema de la expedición («Y ahora, Musa, comencemos por los varones mejor armados por su juventud»). Este verso también aparece en el Certamen de Homero y Hesíodo. El niño luego cita versos formularios de la Ilíada, y por último unos versos que no pertenecen a Homero, por lo que se han atribuido a Epígonos: «Así ellos banqueteaban carne de buey, y el cuello de sus caballos sudorosos liberaban, una vez de guerra saciados. (...) Tras acabar, acorazábanse luego, y fuera de las torres se esparcían, y se alzaba un inextinguible griterío».
  • Focio y la Suda contienen un texto que podría pertenecer a la Edipodia o a la Tebaida tanto como a Epígonos, y que está relacionado con el texto de Corina (poetisa beocia cuya obra no puede datarse con seguridad) en el que Edipo vence a la Zorra de Teumeso. No resulta claro el motivo por el que aquí varía el personaje protagonista y la Zorra es perseguida por el perro de Céfalo, hijo de Deyón.
  • Heródoto hace una referencia de pasada, para decir que el poema nombraba a los hiperbóreos (el pueblo remoto que vivía más allá de las tierras al norte de Grecia), pero no se indica qué función cumplían en la obra: «Hesíodo ha hablado acerca de los hiperbóreos. También ha hablado Homero en los Epígonos, si es que en realidad Homero compuso este poema».
  • Un escolio a Apolonio de Rodas alude a la captura de la hija de Tiresias, Manto, que es capturada y enviada a Delfos. Quizá hubiera en el poema una digresión para narrar su historia posterior. Es muy posible que Tiresias, el longevo adivino, tuviera cierta importancia en Epígonos, y tal vez se contara su muerte, junto a la fuente Tilfusa.
  • Por último tenemos un texto, mal transmitido, en el que se trata la descendencia de Filónide, o eso se deduce al comparar con unos versos de Hesíodo sobre el mismo tema. Es dudoso que pertenezca a Epígonos.
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Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.