Lo que conservamos de este discurso es sólo el epílogo, bien porque la primera parte se ha perdido, bien porque se trata de un discurso complementario al de la acusación principal. Se trata de un proceso por venalidad y malversación, además de robo, y se deduce por el discurso que no es la primera vez que Epícrates es acusado, aunque la vez anterior salió absuelto. La causa debió de tener lugar durante la guerra de Corinto (395-386 aC).
La obra es muy breve, omitiendo la descripción detallada de los cargos y dejando en un segundo plano al propio acusado. El discurso ataca a los hombres que presuntamente defenderán a Epícrates, aprovechando un proceso particular para descalificar a todo un grupo político, presentándolo como una suerte de organización corrupta que actúa a favor o en contra de los procesados según los intereses del momento.
Se divide en dos partes iguales. Por un lado, se insiste en que la actividad habitual de Epícrates y sus amigos es robar a la ciudad, siempre sobre seguro (o pasan inadvertidos o, si son descubiertos, compran a sus acusadores). Por otro, hace frente a la objeción de que pueden condenarlo sin las debidas garantías legales sirviéndose de una serie de antítesis y reducciones al absurdo. Finalmente se pide la condena a muerte del acusado.
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