Odisea, canto segundo: Ágora de los itacenses. Partida de Telémaco

Cuando apareció la hija de la mañana, la Aurora de rosáceos dedos, el caro hijo de Ulises se levantó de la cama, vistióse, colgó del hombro la aguda espada, ató a sus nítidos pies hermosas sandalias y, semejante por su aspecto a una deidad, salió del cuarto.
Se convoca la reunión, y Telémaco increpa a los pretendientes. Pero Antínoo le responde echando la culpa a Penélope, esposa (supuesta viuda) de Ulises que no se decide a tomar marido. Recuerda cómo mantuvo engañados a los pretendientes hilando durante el día una mortaja para Laertes (padre de Ulises); tejido que deshacía durante la noche, aunque tras tres años fue sorprendida por culpa de una de sus doncellas.
En medio de la reunión, Zeus envía a un par de águilas como augurio, y el adivino Haliterses lo explica como presagio de muerte, recordando que ya vaticinó el regreso de Ulises:
-(...) Díjele entonces que, después de pasar muchos males y de perder a sus compañeros, tornaría a su patria en el vigésimo año sin que nadie le conociera; y ahora todo se va cumpliendo.
Pero Eurímaco le increpa, insistiendo en la muerte de Ulises lejos de su casa, y amenazando al propio Telémaco si osa entrometerse. El joven anuncia entonces que visitará Esparta y Pilos preguntando por su padre, y si obtiene alguna pista le esperará un año más; de lo contrario, alzará la pira y buscará un esposo para su madre.
Se disuelve el ágora, y Telémaco ora a Atenea. Ésta acude, transfigurada como Méntor (amigo de Ulises), para animarle:
-(...) Contados son los hijos que se asemejan a sus padres, los más salen peores, y tan solamente algunos los aventajan. Pero como tú no serás en lo futuro ni cobarde ni imprudente, ni te falta del todo la inteligencia de Ulises, puedes concebir la esperanza de dar fin a tales obras. No te dé cuidado, pues, lo que resuelvan o mediten los insensatos pretendientes; que éstos ni tienen cordura ni practican la justicia, y no saben que se les acerca la muerte y la negra Parca para que todos acaben en un mismo día.
Con la ayuda del ama, Euriclea, Telémaco prepara las provisiones. Mientras tanto, Atenea, transfigurada como el joven, recorre la ciudad y consigue una embarcación y sus correspondientes remeros. Finalmente, Telémaco parte en busca de noticias de su padre.

3 comentarios:

  1. Falta decir que Atenea les infundió un dulce sueño a los pretendientes temando la figura de Telémaco.

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    1. Cierto, amigo. Las acciones de Atenea transfigurada no son únicamente las que he comentado.

      En ocasiones, cuando la acción de un episodio se compone de diversas acciones pequeñas, es inevitable dejarse algo en el tintero. Gracias por el aporte.

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