En este diálogo, Platón se propuso refutar las falsas teorías sobre la naturaleza de lo bello, sostenidas antes de él por los poetas y filósofos naturales, y en su tiempo por los sofistas. Como es habitual en la primera etapa de su producción, es un diálogo completamente negativo y aporético, pero que no obstante allana el camino para otras obras que tratarán el mismo tema: Fedro y Banquete. Hay dudas acerca de su paternidad (porque nunca fue nombrada en las fuentes antiguas), pero de cualquier forma está escrito con el mismo método que otras obras platónicas.
La cuestión planteada es la de lo bello en sí mismo, la esencia que debe subyacer tras todas las cosas bellas para que lo sean. Los dos personajes, Hipias y Sócrates, aparecen perfectamente delineados en sus respectivas opiniones, y se expresan con más dureza de lo habitual en otros diálogos. En parte, esto se debe a una gracia de Sócrates, que dice estar siendo aguijoneado por otra persona para obtener una respuesta. Como es habitual en los diálogos platónicos, lo que obtenemos de Hipias es una descripción muy por debajo de lo que debió de ser el personaje, pues se resaltan sus defectos y su vanidad.
El siguiente resumen sigue los epígrafes de los manuscritos, numerados del 281 al 304.
- 281-286 - Introducción, destinada a la caracterización de ambos personajes: Hipias llega a la ciudad para dar una conferencia o curso. Se encuentra con Sócrates, y éste le pregunta cómo puede definir lo bello. Pero para llegar a esta cuestión, antes se hace énfasis en la educación de los sofistas y sus honorarios.
- 287-293b - Hipias responde que una hermosa joven es bella, pero el filósofo alega que no es cuestión de qué cosas son bellas y cuáles no, sino de definir qué es aquello que las hace bellas. Entonces responde que el oro, pues cualquier cosa adornada con oro será más bella. Sócrates le obliga a reconocer que otras obras, como una estatua de marfil, también son bellas, y que la utilidad o conveniencia también tendrá que intervenir, puesto que es mejor una cuchara de madera que una de oro para remover la sopa. En su tercer intento, Hipias dice que lo bello es ser rico y respetado, enterrar de forma espléndida a los padres y ser enterrado por los descendientes de la misma forma. Sócrates insiste en que no es bastante general: ¿qué hay de dioses y héroes, como Aquiles o Hércules?
- 293c-304 - Sócrates intenta a su vez una definición: la belleza es lo apropiado. Hipias parece satisfecho, pero un análisis más a fondo demuestra el error de identificar ambos conceptos. Sócrates pregunta si lo bello es útil. Pero el poder es útil, y evidentemente puede ser usado para el bien y para el mal. Mejorar la definición a lo favorable o provechoso, tampoco ayuda, pues se identifica la causa con su efecto: lo adecuado hace parecer bellas a las cosas, pero no las hace serlo. Por último, Sócrates se pregunta si lo bello es lo que nos hace felices mediante la audición o la vista. A pesar de que eso conllevaría ignorar otros placeres del espíritu, Sócrates se lanza a una serie de complejas consideraciones, tomando parejas y considerando su belleza juntamente o por separado. Finalmente, la contienda termina sin que se pueda dar una definición de la belleza.
Bien aclarado, gracias.
ResponderEliminarAl contrario: gracias a usted por su visita y su comentario.
Eliminarhttps://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/18862/QuekanBarreroAidaLucia2015.pdf?sequence=1&isAllowed=y
ResponderEliminarGracias. Buena síntesis. Ahora a leer la belleza en Hegel.
Gracias a usted por el aporte.
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