Odisea, canto decimocuarto: Conversación de Ulises con Eumeo

Ulises, dejando el puerto, empezó áspero camino por lugares selvosos, entre unas eminencias, hacia donde le había indicado Atenea que hallaría el porquerizo, el cual era, entre todos los criados adquiridos por el divinal Ulises, quien con mayor solicitud le cuidaba los bienes.
El pastor Eumeo se muestra como buen anfitrión, dando la bienvenida a Ulises, con ese aspecto de anciano. Por sus palabras, denota lo mucho que echa de menos a su señor, y la animadversión por los pretendientes.
Al interrogar a Ulises sobre su presencia allí, éste le cuenta una larga historia, similar a la que contó a Atenea, pero mejorada en extensión y detalles.
El pastor, tras la cena, invita a Ulises a pasar la noche en su modesta casa.

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