Épica arcaica fragmentaria

Además de la Ilíada, la Odisea y las obras de Hesíodo, durante la época arcaica otros autores cultivaron la épica, aunque al no alcanzar la fama de esas otras obras, no consiguieron ser conservadas y transmitidas en tan buen estado. Para preparar esta entrada y las de cada autor u obra reseñado usaremos el libro Fragmentos de épica arcaica, de la editorial Gredos. La traducción, así como la introducción y las notas, son obra de Alberto Bernabé Pajares; y la revisión del texto fue realizada por Eduardo Acosta Méndez.

Como hemos indicado, la fama de Homero y Hesíodo contribuyó a oscurecer el resto de la producción épica, cuya calidad debe entenderse como inferior. Por supuesto, esa diferencia de calidad se midió según los gustos estéticos de las épocas que rescataron algunos textos, copiándolos, y dejaron caer otros en el olvido. Esto hace que las obras no puedan leerse completas (como sí sucede con la Ilíada y las otras), y que para obtener una sombra de su texto haya que recurrir a pequeños fragmentos, testimonios y alusiones de otros autores, referencias al contenido, resúmenes o reelaboraciones posteriores. Y aun así se logra rescatar un tamaño ínfimo, ridículo si se tiene en cuenta que esos poemas podrían haber tenido cientos o miles de versos.

Esta tradición épica abarca prácticamente toda la Hélade, y cada región contaba con una poesía épica local: de la Argólide (Forónida y Danaida) a Corinto (con Eumelo), Creta (con Epiménides) o Esparta (con Cinetón), desde el Ciclo Tebano, hasta el trabajo de diversos bardos en colonias menores (como Paniasis en Halicarnaso). La duración temporal también es amplia: se origina en época micénica, y se va configurando hasta alcanzar una fase creativa en el siglo VIII aC, lo cual da lugar a una poesía de grandes proporciones; sobreviene en el siglo VII aC una fase reproductiva y, al llegar la escritura, adquiere rasgos melodramáticos y acaba por ser abandonado en favor de otros géneros.

Esta evolución no es uniforme. Por ejemplo, en el Ática la aparición de esa épica se retrasa por la influencia de la obra de Homero, y, mientras Paniasis es del siglo V aC, otros épicos anteriores, como Eugamón, ya presentan las características asociadas con la decadencia del género. Pero aunque decae, el abandono no es total: la tradición épica seguirá moviéndose en un ámbito cultista, algo pedante y frío, con excepciones de cierto mérito, como la de Apolonio de Rodas (III aC), y llegará hasta Quinto de Esmirna y Nonno de Panópolis, ya en los siglos IV y V dC.

Tanto Homero como Hesíodo se apoyaron para crear sus obras en una tradición oral más antigua, establecida siglos atrás. Esta tradición dio forma a una serie de fórmulas repetidas, los llamados epítetos («la arenosa Pilo», «Zeus, que amontona las nubes», «las cóncavas naves»), que ayudaban a que los aedos memorizaran millares de versos sin la ayuda de la escritura. Esta fraseología, junto al uso del hexámetro y de la propia lengua épica, hizo que el género se mantuviera homogéneo en su forma, aunque abarcara diversos temas:
  • Por un lado se encuentra el llamado Ciclo Épico, en el que se aglutinan diversas epopeyas que tratan de cubrir los huecos dejados por las obras de Homero.
  • Por otro, la poesía genealógica, que sistematiza los mitos y trata de presentar el paso desde el caos originario hasta el orden actual mediante parentescos (a veces, con interés añadido, sea legitimar la nobleza de una familia -como descendencia de un episodio mítico-, sea para proyectar en el pasado el dominio de una ciudad sobre otra).
  • Otra temática con numerosa representación es la formada por los poemas de viajes, al estilo odiseico, en los que penetran elementos de los cuentos populares, el conjunto de los cuales muestra una evolución que puede considerarse paralela a la historia comercial y colonizadora, y en la que el aumento de la precisión topográfica va alejando las zonas inexploradoras, donde son ubicadas estas leyendas.
  • También el humor entra en la épica, y parte de la gracia del Margites o de la Batracomiomaquia es el uso del verso épico para tales insensateces.
  • La literatura religiosa, propia de oráculos, también se vierte como expresión épica.
El período de la épica griega arcaica da inicio, al mismo tiempo, a una serie de cambios y configuraciones que van perfilando otros géneros. Por ejemplo, la poesía que trata de explicar el origen del mundo dará paso a la especulación filosófica, que en sus inicios es cercana al mito. El intento de ofrecer una secuencia ordenada de hechos, frente a la economía de acontecimientos de Homero, dará paso a las narraciones de los logógrafos, y de ahí a la historia. La afición por los elementos fantásticos y los episodios sentimentales abrirán el camino a la novela, lo mismo que el Margites se sitúa en el origen de la comedia, e igualmente el ciclo épico alimenta temáticamente a la tragedia ática y a los líricos.

Las obras épicas que podemos considerar arcaicas y los autores de esta época que cultivan el hexámetro (sin incluir a Homero y Hesíodo), serían los siguientes:

- Dentro del Ciclo Épico:
  • Titanomaquia, del siglo VII aC o anterior.
  • Ciclo Tebano:
    • Edipodia, probablemente del siglo VIII aC.
    • Tebaida, seguramente del VIII aC.
    • Epígonos, también del siglo VIII aC.
    • Alcmeónida (aunque esta no siempre se considera parte del Ciclo), compuesta a finales del VII aC o más probablemente a comienzos del VI aC.
  • Ciclo Troyano:
    • Ciprias, de la primera mitad del siglo VII aC, o quizá algo anterior.
    • Etiópida, de finales del VIII aC.
    • Pequeña Ilíada, de comienzos del VII aC.
    • Saco de Troya (Iliupersis), de finales del VIII aC.
    • Regresos (Nóstoi), de mediado el siglo VII aC.
    • Telegonía y Tesprócida, de comienzos del siglo VI aC.
- Poemas y poetas teogónicos y genealógicos locales:
    • Focaida.
    • Forónida.
    • Danaida.
    • Eumelo de Corinto.
    • Naupactias.
    • Cinetón.
    • Asio.
    • Quersias
    • Hegesínoo.
- Producción en torno a Heracles:
    • Pisandro de Camiro.
    • Toma de Ecalia.
    • Cércopes.
- En torno a Teseo: Miníada.

- Autores de poesía religiosa: Epiménides y Aristea de Proconeso.

- Paniasis.

- Margites.

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