Junto a Apología de Sócrates, Económico y Banquete, pertenece a los llamados escritos socráticos, compuestos durante la estancia de Jenofonte en su hacienda de Escilunte. También llamados Memorables, están formados por una serie de relatos tomados de la literatura socrática hoy perdida; Jenofonte tomó notas de las declaraciones de amigos suyos en su juventud y probablemente consultó a otros. Es un libro mal compuesto, de estilo descuidado, poco terminado, que contrasta con otras obras del autor. Esto puede deberse a que algún amigo reuniera tras la muerte de Jenofonte todos estos escritos y los publicara juntos.
No sigue un plan orgánico, aunque el propio autor advierte: «Me propongo mostrar cómo ayudaba Sócrates a sus compañeros con sus palabras y sus hechos, y para ello voy a poner por escrito cuanto pueda recordar». En este sentido, por su sencillez y mentalidad práctica, constituye una presentación de Sócrates más precisa que la encontrada en los diálogos platónicos: es claro y sincero, natural pero poco imaginativo, con humor ocasional pero nunca genial.
La obra se compone de cuatro «libros» de muy diversa índole. Los dos primeros capítulos del libro I y el libro IV muestran cierta unidad, pero entre I.2 y IV encontramos una masa de relatos. Éste es el resumen:
- I.1-I.2: la primera defensa de Sócrates tras el discurso de acusación de Polícrates, en 394 aC. Forman el germen de la Apología.
- I.3-II.1: se estudian la piedad y la autodisciplina, siempre situando a Sócrates como un ejemplo a seguir.
- II.2-II.10: se discuten la gratitud y deberes con parientes y amigos. Interesante sobre todo son la deferencia hacia la maternidad y las nociones sobre la buena amistad.
- El libro III nos muestra a Sócrates conversando con distintos individuos sobre sus específicas ocupaciones o profesiones. Los siete primeros capítulos están unidos por el tema común del servicio militar al Estado, pero en el capítulo ocho se pasa bruscamente al relato de un encuentro dialéctico entre Sócrates y Aristipo de Cirene en el que discuten sobre belleza y utilidad, finalizando con un discurso de Sócrates con el mismo tema. Siguen una serie de definiciones y conversaciones sobre distintos tópicos, así como los aforismos que completan los dos últimos capítulos, tratados a la manera cínica. Estas definiciones no son ajenas a Sócrates, aunque Jenofonte también pudo inspirarse en las obras de Antístenes, alumno de Sócrates y fundador de la escuela cínica, cuyas opiniones coinciden con lo que aquí se dice.
- El libro IV, con introducción y conclusión propias, pudo tal vez publicarse aparte como un tratado de educación. Salvo el capítulo cuatro, que es una interrupción sorprendente a una serie de diálogos, vemos cómo Sócrates enseña por distintos procedimientos una serie muy diversa de elevados conocimientos. Se trata de una obra independiente, pues no alude a tópicos existentes en las partes anteriores de la colección. El estilo es muy distinto al de las partes precedentes, ya que es más completo y elaborado. El primer objetivo es hacer al hombre prudente; es decir, disciplinar el carácter. El capítulo cuatro trata de la justicia, insistiendo en la obediencia a las leyes. El cinco nos lleva a la eficacia en el discurso y en la acción, cuyo secreto es el dominio de sí mismo. Tras introducir opiniones diversas en el seis, el capítulo siete se refiere a las matemáticas, la astronomía y los puntos de vista de Sócrates sobre las mismas. Se trata de un sistema educativo completamente contrario al que preconiza el Sócrates platónico para los «guardianes» en la República.
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