Las fábulas de Esopo

Para las fábulas atribuidas al misterioso Esopo, seguiremos la traducción de Pedro Bádenas de la Peña, presentada por García Gual en la edición de la Editorial Gredos.

La presentación nos habla de las fábulas como género literario. Aristóteles no las consideró como tal, sino como uno de los medios del orador para provocar la persuasión, es decir, como figura retórica. Esta concepción imperará hasta el siglo XVIII, a pesar de su innegable popularidad, su sorprendente difusión y el hecho de que algunos autores de manuales retóricos (Teón, Hermógenes), insistieran en su finalidad retórica y pedagógica. Será La Fontaine quien lo recubra de un nuevo prestigio estético, y los alemanes (Lessing, Herder, Grimm) quienes tomen en seria consideración su crítica.
Alegoría, conclusión moral y brevedad son algunas de las características del género.
~ A través de la escena fantástica de su mundo animal, la lección de la fábula se aplica, alegóricamente, al entorno real. A diferencia del cuento, las figuras animales no buscan la evasión, sino la meditación sobre la cultura y la sociedad. La aplicación puede revestir un aspecto general (así es en todos los casos de Esopo), o puede tener una referencia concreta (como cuando Estesícoro cuenta la fábula de El caballo, el ciervo y el cazador para prevenir contra el tirano Fálaris). Dentro del género alegórico, la fábula se caracteriza por el dramatismo (entendido como acción) y el aspecto mecánico (personajes caracterizados con rasgos fijos, lo que conlleva una lógica implacable en el desarrollo).
~ Toda fábula tiene una intención moral, ya que sugiere la evaluación de una determinada conducta, ya sea explícitamente (moraleja) o de modo implícito (éxito o fracaso del personaje). En nuestro caso concreto, las moralejas de la colección esópica son añadidos posteriores, que en ocasiones no se adaptan a la conclusión implícita. Todas las fábulas de Esopo poseen una estructura ternaria: exposición de un conflicto entre dos figuras (generalmente, animales); libre elección y actuación; evaluación del comportamiento según el resultado. La acción se define únicamente con dos rasgos: la fuerza y la inteligencia. El primero es un elemento estático, fijado previamente por la relación entre los animales; pero mediante la astucia y el engaño es como el débil puede lograr vencer. Ése es el valor didáctico del género, acorde con el pensamiento de la despiadada época arcaica.
~ La brevedad típica del género está llevada al máximo en esta colección, con su estilo austero y su ascética sencillez. La forma escueta, carente de adjetivos y de todo lo accesorio, permite captar mejor la estructura y la exposición esquemática. Contrasta esto con las fábulas indias (historietas entrecruzadas y llenas de colorido), y con los adaptadores y traductores posteriores (ya desde Fedro y Babrio, mucho más en el medievo y hasta el XVIII), que añaden detalles al relato.

Esopo no fue el inventor del género ni su introductor en Grecia (ya Hesíodo contaba en los Trabajos la fábula de El halcón y el ruiseñor), pero logró fijar el tipo clásico de fábula y divulgó la primera colección.
De Esopo es poco lo que se conoce, y nada de ello está libre de contradicciones. Ya desde la Antigüedad existía la sospecha de que en realidad el autor de las fábulas ocultaba su nombre tras el personaje literario de Vida de Esopo (Babrio). Heráclides le hace ser originario de Tracia, donde nació esclavo; Fedro, Suides y Planudes le hacen frigio; tampoco coinciden las fechas de su nacimiento o muerte, pero podemos creer que vivió a mediados del siglo VI aC. Platón dice (Fedón) que Sócrates conocía de memoria los apólogos de Esopo, y que se entretenía en versificarlos mientras estaba en prisión. Los atenienses le honraron en su ágora con una estatua creada por Lisipo.

Las colecciones anónimas que se nos han conservado (la más antigua es la Augustana, que no puede ser anterior al siglo I o II dC) probablemente proceden de la adaptación de Demetrio de Falero (finales del IV aC). Su aspecto popular y la típica transmisión oral han provocado multitud de variantes y adaptaciones: adiciones u omisiones, prosificaciones y versificaciones, reescritura de moralejas,... Además, entre las fábulas de Esopo hay que contar aportaciones anónimas de fábulas construidas al modo esópico.

Nuestra edición incluye 273 fábulas, de las que 231 proceden de la Colección Augustana. En la entrada de la wikipedia sobre Esopo puede encontrarse un listado de enlaces a varios de estos apólogos, con sus correspondientes resúmenes. Y en esta página pueden encontrar los enlaces a un total de 393 fábulas (algunas únicamente atribuidas, otras anónimas), con el texto completo de las mismas.
Durante su lectura, comprobamos las coincidencias con algunos conocidos cuentos (el pastorcillo mentiroso, la tortuga y la liebre) y con muchas sentencias de nuestro refranero popular (se coge antes a un mentiroso que a un cojo; mejor pájaro en mano que ciento volando; a Dios rogando y con el mazo dando; más vale prevenir que curar; la avaricia rompe el saco; mal de muchos, consuelo de tontos).

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