Sobre Paniasis disponemos de algunos datos biográficos, a diferencia de otros autores épicos, quizá porque su vida transcurre ya en el siglo V aC. Nació en Halicarnaso, y por su nombre, de origen cario, se le supone descendiente de las fusiones entre los colonos griegos de su ciudad y los carios. Su padre era Poliarco, de buena familia, y era primo, o quizá sobrino, del historiador Heródoto.
Conocedor de la tradición, pero con ciertas dotes originales. El género épico, sin embargo, entraba ya en decdencia, y después de Paniasis encontramos ya más imitación que tradición. De sus obras destacan una Heraclea en nueve mil versos, repartidos en catorce libros, y unas Jónicas en dísticos elegíacos.
En su Heraclea, Paniasis narraba el infanticidio cometido por Heracles. El héroe debía acudir a purificarse a Delfos, y en ese contexto debía de aparecer el siguiente fragmento, conservado por Pausanias:
Una vez que atravesó el nevado Parnaso con sus raudos pies, alcanzó el agua inmortal de Castalia, la hija de Aqueloo.
El oráculo le dice a Heracles que para purificarse debe servir a Euristeo (que le impondrá las doce tareas). Clemente de Alejandría nos deja el siguiente fragmento, donde un personaje desconocido (la propia sacerdotisa de Delfos, o quizá Atenea) trata de consolar al héroe al citar a diversas divinidades que también se vieron obligadas a servir:
Lo sufrió Deméter y lo sufrió el glorioso Zambo de ambos pies, lo sufrió Posidón, sufrió también Apolo el del arco de plata, el servir por un año en casa de un varón mortal. Lo sufrió asimismo Ares de ardido corazón, por coacción de su padre.
Tenemos testimonios de que en la obra aparecían los doce trabajos: el león de Nemea, la hidra de Lerna (pasaje en el que Paniasis parece innovar al incluir varios personajes ayudando a Heracles), y el jabalí de Erimanto. De aquí tenemos un fragmento referido a la acogida que el centauro Folo hace a Heracles antes de la caza del animal:
Después de haber mezclado con él su gran crátera brillante de oro, tomó numerosas copas y bebió la dulce bebida.
También se trataba el viaje en busca del ganado de Gerión. Para ello, la leyenda dice que Heracles atravesó el océano en una copa de oro. En uno de los papiros de Oxirrinco aparece el siguiente fragmento, en el que un personaje (quizá Gerión) le pregunta a Heracles:
¿Cómo cruzaste la corriente de plateados vórtices del Aqueloo, a través de los húmedos caminos de Océano, el ancho río?
Parece que en la versión de Paniasis el combate contra el dragón de las Hespérides lo realiza el propio Heracles (en la tradición, era Atlante, mientras Hércules lo sustituía para sostener el mundo. Anque hay dudas de su atribución a Paniasis, un escolio a Nicandro nos deja el siguiente fragmento:
La reluciente escama destellaba. A veces se asemejaba a los brillos del esmalte azulado, a veces a los del bronce.
Estobeo y Ateneo nos dejan unos fragmentos, esta vez de cierto tamaño, que parecen proceder todos de un mismo pasaje: el banquete en el que Eurito, que había invitado a Heracles, se ve obligado a expulsarlo cuando está embriagado. Es el episodio, por tanto, anterior al saqueo de Ecalia:. Al principio, uno de los comensales (quizá Eurito, o su hijo), anima al resto a beber, pronunciando una defensa del vino:
El vino es en efecto un tesoro igual que el fuego para los que habitan sobre la tierra. Es noble, defensor de males, compañero de toda canción, pues es la parte amable de la fiesta y del regocijo, de la danza a coro y del delicioso amor.
Luego Eurito le recomienda a Heracles que no cometa excesos:
Así pues, amigo mío, puesto que conoces el límite en la dulce bebida, vete con tu legítima esposa y manda a dormir a tus camaradas, pues temo que, una vez bebida la tercera ronda de vino dulce como la miel, la Insolencia soliviante la ira en tus mientes y pongas mal fin a una excelente hospitalidad.
Después del asesinato de Ífito, el hijo de Eurito, Heracles debe ser de nuevo purificado. El poema lo enviaba ahora a servir a la reina Ónfale de Lidia, que le pide matar a una sierpe matadora de hombres. Seguían a esto varias aventuras en Asia Menor. Heracles acude a Pilo para purificarse, pero Neleo se lo niega, así que el héroe saquea la ciudad, y en esta lucha hiere a la propia Hera. Luego ataca Lacedemonia y restaura a Tindáreo, tras lo cual saquea Ecalia.
De la obra sobre las Jónicas tenemos menos datos, y de hecho no disponemos de ningún fragmento que se atribuya específicamente a esta obra. La Suda nos dice que en el poema se presentaban las historias de Codro y Neleo, así como las colonizaciones jónicas.
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Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.
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