Eumelo de Corinto fue un poeta del siglo VIII aC, miembro de la familia de los Baquíadas, que gobernaron en Corinto durante dos siglos –hasta que fueron derrocados por Cípselo en 657 aC–. Como poeta, Eumelo trata de codificar una mitología local –o de inventarla– con el fin de aumentar la gloria de su patria (una ciudad por entonces en auge, pero que casi no era mencionada en los poemas homéricos).
A Eumelo se le atribuyen tanto la Titanomaquia como los Regresos, además de un poema llamado Corintíacas y una Europia, un Himno procesional a Delos y una Bugonía.
Las Corintíacas tratan del origen de la ciudad de Corinto. Se trata de un poema organizado como una genealogía, comenzando por Éfira, hija de Océano, a la que hace vivir primeramente en Corinto, y a la qu ecasa con Epimeteo (el hermano de Prometeo y relacionado, por tanto, con la creación de los primeros humanos). En un escolio a Píndaro se conserva un fragmento donde se presenta parte de una genealgía que lleva desde Hiperión hasta Corinto.
Una rama de ese linaje termina en Medea, la famosa bruja desposada por Jasón, y un personaje revisitado continuamente por la Angitüedad (quizá procediera de una divinidad ctónica, transformada en maga rejuvenecedora por su asociación con Hécate, y finalmente figura trágica, despreciada y vengativa). La genealogía continúa (ya en otro testimonio) con Sísifo, a quien Medea ha entregado el reino al ser arruinados sus intentos de hacer inmortales a sus hijos.
Mediante la nieta de Sísifo, Leda, el poema enlaza con la genealogía lacedemonia, de ahí que nuevas referencias a la obra traten de Menelao de Esparta. Otros testimonios también se refieren a la saga de los Argonautas, tema anterior a la Odisea.
Un fragmento de cinco versos de Apolonio de Rodas, que según el escolio están tomados de Eumelo, tratan de la siembra de los dientes del dragón, motivo tomado del mito de Cadmo y los orígenes de Tebas:
Y ya por la tierra toda brotaban como espigas los terrígenas. Se erizó en torno suyo de pesados escudos, lanzas dobles y yelmos resplandecientes el recinto de Ares, devastador de mortales. Llegaba el brillo refulgente desde abajo hasta el Olimpo, a través del aire.
La atribución a Eumelo de la Europia se fundamenta solo en uno de los tres fragmentos (inseguros) que se conservan de la obra. El poema entroncaría también con la leyenda tebana: Cadmo era pariente de Europa, que fue raptada por Zeus en forma de toro; en su búsqueda, Cadmo pasa por Tebas y Delfos. Allí construyó un templo en honor a Apolo, supuestamente con un pilar para representar a la divinidad. Clemente de Alejandría nos deja el siguiente fragmento:
Para que le conlguemos al dios el diezmo y el botín de las sacras construcciones del alto pilar.
La única alusión a un Himno procesional a Delos nos deja un fragmento dudoso: contiene rasgos del eólico que no se dan en la épica, y la métrica de los versos lo hacen más propio de un canto coral. Se trataría de una composición para el festival de Zeus en Itome:
Pues al dios de Itome le era deseable la Musa que, pura, tiene libres las sandalias.
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Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.
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