Se sabe que el nacimiento de Protágoras tuvo lugar en Abdera, y aunque se desconoce la fecha exacta en que sucedió, se ha aceptado habitualmente el 486 o 485 aC (otras fuentes lo sitúan un poco antes, en 492 aC). Hacia mediados de ese siglo V aC debió habitar en Atenas, y contactar con círculos muy próximos a Pericles, porque recibió el encargo de redactar las leyes de la colonia de Turio (fundada por Pericles en 444 aC). Por referencias cruzadas puede calcularse una segunda estancia en la ciudad en 423 o 422 aC, y sería entonces cuando tendría lugar el diálogo de Platón que lleva su nombre (otros estudiosos lo sitúan en 432 aC). Realizó diferentes viajes, entre los que destaca el que hizo a Sicilia, donde la tradición antigua le hacía encontrarse con uno de los sofistas más jóvenes, Hipias. Debió morir hacia finales de siglo, pues es posible que en 411 aC fuera llevado ante los tribunales atenienses por sus ideas, aunque la fecha (e incluso la noticia) no es muy segura, y otras fuentes le hacen morir en un naufragio, en 421 aC.
De las obras de Protágoras sólo nos han llegado fragmentos, y gracias a que fueron recogidos por diversos autores posteriores. Parece ser que la lista de títulos que los antiguos le atribuían se reducía en realidad a dos: Verdad y Antilogías (cuyas partes, individualizadas, serían esos títulos transmitidos por la tradición). La obra se organizaba en torno a cuatro cuestiones: los dioses; el ser; las leyes; las artes. Famoso es, ya fuera una obra independiente o una parte, el agnóstico comienzo de Sobre los dioses, obra que sería leída en público por primera vez en casa de Eurípides:
Sobre los dioses no puedo saber si existen o si no existen, ni cuál es su aspecto, pues son muchos los impedimentos para saberlo, tanto la falta de evidencia como la brevedad de la vida del hombre.
También de cuestiones religiosas se ocupaba en Sobre lo relativo al Hades, donde quizá desmitificara las imágenes tradicionales del más allá. Su tratado Sobre el ser debía de contener una crítica de doctrinas filosóficas anteriores, especialmente de las ideas de la escuela eleática.
En otros escritos se ocupaba de cuestiones de ética y de política. En Sobre la disposición originaria discurría sobre la situación del hombre en sus orígenes y su posterior evolución, y para ello seguramente utilizaba el mito de Prometeo que aparece en boca suya en el diálogo platónico: un mito sobre la mejora progresiva de la humanidad opuesto a la tradición de Hesíodo en Los trabajos y los días, y que ya contiene en germen la teoría del contrato social.
En las Antilogías (fueran los anteriores títulos partes suyas o no, era una obra compuesta de dos libros), Protágoras ponía en práctica un juego dialéctico consistente en defender en sucesión dos puntos de vista contrapuestos, de tal manera que un mismo hecho resultara justo y luego injusto. Este tipo de proceder sería una de las cosas más criticadas de los sofistas, tal y como sucede en las burlas contenidas en Las nubes de Aristófanes.
La otra obra, Verdad o Discursos demoledores, seguramente explicaba cómo mostrar unos argumentos que el rival dialéctico no fuera capaz de echar por tierra, y su inicio es también una frase muy conocida, que define la homomensura:
El hombre es la medida de todas las cosas.
Un relativismo que atacaron frontalmente Sócrates y su alumno más famoso, Platón. Éste lo reflejaría en el diálogo que hemos indicado, haciendo que el sofista razone que la bondad de las cosas no es absoluta, sino que dependen de a quién se dirija o para qué se utilicen.
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