El último drama que Eurípides representó en Atenas, poco antes de que la abandonara para encaminarse a Macedonia (en 408 aC), fue Orestes. La acción se centra en esta figura, después de haber cometido el abominable matricidio: tenemos ante nosotros un hombre enloquecido por el dolor, vacilante y enfermo, del que se ocupa su hermana Electra. No acierta a explicarse la sensación de cansancio, melancolía y anhelo de tranquilidad que impregna toda la tragedia. El autor era ya un anciano sin fe en unos dioses que le procuraran el sosiego deseado, y de ahí que la divinidad se limite a terminar la trama con un deus ex machina de una vida sin sentido para el hombre.
El análisis psicológico, el escepticismo religioso y la tendencia escénica a efectismos melodramáticos van a arruinar el sentido más hondo de la tragedia. La amarga representación de un mundo donde la intervención divina resulta caprichosa y donde el triunfo está desligado de toda moralidad aboca a una visión pesimista de la existencia humana. Todo ello refleja la crisis de una generación que sufrió los desastres de una larga guerra y la pérdida de los valores tradicionales.
Encontramos en esta pieza al mismo personaje que en Electra o en Ifigenia entre los tauros, pero postrado y enloquecido por la persecución de las Erinias, que no son sino parte de la imaginación trastornada del personaje. Luego se reanima, aunque sólo con la idea de un nuevo crimen. A su lado, Electra sigue siendo una figura lastimera, llena de resentimiento y decidida a la matanza. El ritmo se acelera hasta llegar a la aparición final de Apolo, que da una explicación ambigua y poco convincente.
A continuación, el resumen de la obra:
- Prólogo. Exposición de los antecedentes por Electra, y posterior diálogo con Helena, recién llegada y deseosa de mostrar su respeto a la tumba de su hermana Clitemnestra (la madre de Electra y Orestes).
- Párodo. Entra el coro de mujeres de Argos entonando un diálogo lírico con Electra, que subraya la relación amistosa del coro hacia los hijos de Agamenón.
- Episodio 1º. Diálogo entre Orestes, tras su sueño letárgico, y su veladora, Electra: siempre se tendrán el uno al otro. Al final, Orestes vuelve a caer en el delirio.
- Estásimo 1º. El coro comenta la aparición de las Euménides y la ruina de la casa de Atreo.
- Episodio 2º, Encuentro de Menelao y Orestes (Menelao ha descubierto lo sucedido, y se entera ahora de que los argivos votarán para condenar a muerte a Orestes y Electra), y llegada de Tindáreo, su abuelo materno. Duro agón entre éste y Orestes, y luego continuación del diálogo entre Orestes y Menelao (que promete hablar por los hermanos en la Asamblea, pero no luchará por ellos). Llega Pílades, y Orestes le pone al corriente. Deciden entonces acudir a la Asamblea.
Somos esclavos de los dioses, sean lo que sean los dioses.
Como bárbaro te portas, después de estar tanto tiempo entre bárbaros.
- Estásimo 2º. El coro lamenta la fatalidad que pesa sobre los Tantálidas y el horror del matricidio.
- Episodio 3º. Relato del campesino (como Mensajero) sobre lo acontecido en la Asamblea: Orestes y Electra han sido condenados a la lapidación, y en nada ha intervenido Menelao. Lamento lírico de Electra, en diálogo con el coro. Diálogo entre Electra, Orestes y Pílades. La idea de Pílades de cobrar venganza sobre Helena para hacer sufrir a Menelao da un nuevo rumbo a la acción. Electra aconseja tomar como rehén a Hermíone (la hija de Menelao y Helena), para reducir el furor de su padre tras la muerte de la esposa.
¡Que no acoja mi sangre el suelo fértil, ni el límpido éter, si yo en cualquier momento te traicino y, liberando mi destino, te abandono!
- Estásimo 3º. Breve diálogo entre Electra y el coro, que vigilan las entradas del palacio mientras Pílades y Orestes asesinan a Helena.
- Éxodo. Breve escena entre Electra y Hermíone. Aparición de un esclavo Frigio, con una larga monodia: ha escapado por poco de morir en el interior del palacio, pero Helena tampoco ha muerto, arrebatada por algún dios. Diálogo entre el Frigio y Orestes. Llegan Menelao y sus guardias, y se enfrentan a ellos desde una terraza Orestes y Pílades, que tienen amenazada a Hermíone. El violento diálogo es interrumpido por Apolo ex machina, que aporta la conclusión: Helena ha alcanzado la divinidad, Orestes deberá acudir a Atenas para ser juzgado (y más adelante desposará a Hermíone y gobernará Argos), Pílades casará con Electra
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