Esquines: Contra Ctesifonte

Tras la batalla de Queronea (338 aC), los atenienses mantuvieron, extrañamente, su apoyo a los antimacedonios (aunque para tratar con Filipo de Macedonia elegían figuras más próximas a él). Atenas dispensó a Demóstenes un trato de favor en muchas ocasiones, y aunque el propio orador se queja de que tras la derrota fue objeto de múltiples procesos, fue saliendo absuelto de todos ellos.

Esquines se mantuvo al margen de ese acoso, tal vez por tacto político, o tal vez a la espera de una oportunidad más clara, o de un pretexto de mayor envergadura. Tal ocasión le llegó en la primavera de 336 aC, cuando Ctesifonte propuso un decreto para honrar a Demóstenes con una corona de oro por su labor política. Esquines inició una acción pública por ilegalidad contra Ctesifonte, aunque su finalidad última era el ataque frontal a la trayectoria política de Demóstenes. El proceso se alargaría seis años.

En primer lugar, la muerte de Filipo (336 aC) parecía el fin de la hegemonía macedonia, pero su hijo Alejandro echó por tierra los planes de los antimacedonios. Tras la destrucción de Tebas, el nuevo rey de Macedonia exigió a Atenas que le fueran entregados los principales líderes de la revuelta, entre ellos Demóstenes. La intervención mediadora del orador Démades hizo que Alejandro concediera a la Asamblea la potestad para juzgar a sus propios ciudadanos. En la primavera de 334 aC comienza la campaña de conquistas asiáticas de Alejandro. El suelo griego también es testigo de batallas: Agis III, rey espartano, se había atraído a varias ciudades del Peloponeso y había puesto sitio a Megalópolis, pero en el otoño de 331 aC el macedonio Antípatro puso fin a este intento de trastocar la situación establecida por el consejo de Corinto.

En el verano de 330 aC, cuando la situación parece estable, Esquines decide volver a poner en marcha el proceso iniciado seis años antes. Demóstenes subió al estrado como parte de la defensa, y de hecho es probable que Ctesifonte realizara sólo una breve intervención y le cediera el protagonismo. Demóstenes dejó de lado los aspectos legales de la causa, y se entregó a una apología de su línea política. Conservamos también este discurso Sobre la corona.

Esquines se llevaría de nuevo una sorpresa, porque los ciudadanos atenienses decidieron votar por Demóstenes. Tal vez porque les hacía más digna la derrota en Queronea, al atribuirla a la fortuna, o tal vez porque vieron en el juicio una elección entre el pasado glorioso y la dura realidad de su presente. Esquines no sólo perdió el proceso, sino que al no alcanzar la quinta parte de los votos del tribunal debió pagar una multa de mil dracmas.

Éstos son los puntos en que se estructura el discurso de Esquines Contra Ctesifonte:

- 1-8. Proemio.
  • Notoriedad del proceso (1).
  • Importancia de las leyes (2).
  • Situación de caos en la vida legal ateniense (3-4).
  • Oportunidad de las acciones públicas por ilegalidad (5-8).
- 9-167. Narración.
  • Es ilegal la concesión de una corona a un ciudadano que todavía no ha pasado la rendición de cuentas (9-31). Demóstenes, en el momento de la proposición del decreto, era todavía inspector de fortificaciones. Anticipación a una posible defensa: tal vez Demóstenes diga que no era magistrado, y que la construcción de las murallas era un cierto servicio público, o que si era una magistratura, puesto que había hecho una donación de sus bienes y nada había tomado de la ciudad, no está obligado a la rendición de cuentas. Pero contra esa posibilidad Esquines aduce que su rival contaba con diez talentos en comisión del Consejo.
  • Es ilegal la proclama pública en el teatro de Dionisio (32-48). Una corona concedida por el Consejo se anunciaba en la sala del mismo, y una concedida por la Asamblea, en la Pnix. Podría Demóstenes presentar una ley que ordena hacer proclamación pública de las coronas en el teatro si la asamblea popular lo votase, pero Esquines alega que esa ley no se refiere a las coronas de la ciudad, sino a las extranjeras.
  • Es ilegal realizar propuestas sobre motivos falsos y la trayectoria política de Demóstenes no es, para Esquines, merecedora de una corona (49-167): 
  1. 49-57. Preámbulo: planteamiento de los cuatro períodos en que divide la trayectoria política de Demóstenes, supuestamente porque ha oído que así lo hará él en su discurso.
  2. 58-78. Los años de la primera guerra contra Filipo a propósito de Anfípolis (355-346 aC). Después de recordar el asunto de la embajada fraudulenta, dice que Demóstenes fue responsable de la paz, vergonzante y deshonrosa, y de que Atenas no llegase a un acuerdo con el conjunto de los griegos.
  3. 79-105. Los años tras la Paz de Filócrates (346-340 aC). Incluye digresiones sobre su actuación con la coalición de Eubea, y afirma que fue Demóstenes quien promovió la guerra contra Filipo.
  4. 106-158. Los años de la segunda guerra y la derrota de Queronea (340-338 aC). Acusa a Demóstenes de ser responsable de la Guerra Sagrada y de lo sucedido a los focenses, así como de la derrota de Queronea, tras convencer a los ciudadanos de que emprendieran junto a los tebanos la guerra contra Filipo.
  5. 159-167. Los años con Alejandro (338-330 aC). Aclara que Demóstenes sigue una política contraria al poder macedonio.
- 168-254. Censura general contra Demóstenes. Esquines se esfuerza en demostrar que es falsa esa aureola de persona entregada al pueblo que envuelve a su rival. Para ello, sigue el procedimiento de contraponer los rasgos que debe tener una persona entregada al pueblo, con aquéllos propios de Demóstenes. Luego critica la facilidad con que los atenienses conceden títulos honoríficos: entregarle una corona a Demóstenes sería rebajar la valía de quienes la recibieron en el pasado. Por último, hace un repaso a refutaciones generales y posibles contra argumentaciones, insistiendo repetidas veces en que Demóstenes no debería acudir a la defensa de Ctesifonte, pues en ese caso se alabaría a sí mismo, y además falsamente. Exhortaciones a los jueces.

- 255-260. Epílogo. Comparación de Demóstenes con legisladores y hombres prudentes del pasado, para instar a los jueces a votar lo conveniente a la ciudad.

Frases destacadas:

«Nosotros no hemos vivido una vida al menos propia de hombres, sino que hemos nacido para asombro de los que vendrán después de nosotros».

«Merece la pena recordar a los hombres valientes a los que éste (...) envió al peligro bien manifiesto y luego se atrevió –con sus pies prófugos y desertores de su puesto subido sobre el túmulo de los que habían muerto– a ensalzar su valor».

Hiperides: En defensa de Licofrón

Licofrón, importante ciudadano ateniense, fue coronado por los habitantes de Lemnos para agradecerle sus servicios como hiparco (comandante de caballería). Cuando contaba cincuenta años, todavía en la isla, fue acusado por un tal Aristón y por el orador Licurgo de adulterio con una mujer ateniense.

La mujer, hermana de Dioxipo, famoso atleta y vencedor en diversos Juegos Panhelénicos, había quedado viuda muy pronto, y esperaba un hijo en el momento de la muerte de su marido. Éste dejó en su testamento como tutor de su futuro hijo a un tal Eufemo, y añadió algunos herederos para el caso de que el niño muriera. Parece que ese testamento fue aceptado, pero cuando el niño contaba con tres años algunos familiares se unieron para declararlo ilegítimo.

Alegaron que Licofrón era el padre, y presentaron la demanda contra él. Además, afirmaron que, cuando la mujer iba a contraer segundas nupcias con Caripo, Licofrón, a la sazón todavía en Atenas, le había pedido que no consumara el matrimonio, por lo que habría arruinado su futuro (ya que ningún otro hombre querría casarse con ella). El adúltero habría atentado contra la institución familiar, y por tanto (para los de moralismo tan extremo como Licurgo) contra el régimen democrático, por lo que la acusación se llevó a cabo como una eisangelía.

A su regreso, Licofrón contó con la ayuda de Hiperides en un proceso, la eisangelía, pensado en principio para los crímenes contra la ciudad.

El discurso se encuentra en estado fragmentario, lo que dificulta su valoración. Aunque aparecen la claridad elegante, la ironía y la habilidad para el retrato propias de Hiperides, el discurso carece de lucidez jurídica y de fuerza persuasiva, debido quizá a que la manifiesta culpabilidad de Licofrón limitaba los recursos de la defensa. El contenido del discurso es el siguiente:
  • Fragmentos I-III. Llamamiento a los jueces por parte del acusado, que pide conducir su defensa como crea conveniente, sin ser interrumpido. Súplica a los dioses.
  • Fragmento IV y epígrafes 1-7. Argumentación: inconsistencia de los adversarios de Licofrón. Si hubiera actuado en la boda como ellos afirman, Licofrón hubiera sido eliminado y Caripo no se hubiese casado.
  • Epígrafes 8-12. Ventajas del acusador sobre el acusado en los procesos; expedientes a los que recurre Aristón para atenuar la defensa del adversario.
  • Epígrafes 12-13. Abuso de la eisangelía por parte de Aristón y falta de fundamento en sus acusaciones.
  • Epígrafes 14-18. Epílogo: a) contra las calumnias del acusador, el orador se remonta a su pasado; b) el orador apela a los jueces para que, en medio del grave peligro que corre, pueda contar con la ayuda de abogados.

Aparecieron también tres fragmentos de un segundo discurso en defensa de Licofrón, que no parece ser de Hiperides. Tal vez sea de la mano de otro orador de la época, como el abogado Teófilo al que llama Licofrón al final de su discurso, o bien de un imitador tardío, cuyo conocimiento del caso vendría de haber leído los discursos de Licurgo e Hiperides.

Hiperides: Contra Diondas

Una de las primeras medidas que tomó Hiperides cuando entró a formar parte de la Boulé en el año 338 aC fue solicitar una corona para Demóstenes por los servicios prestados a la ciudad. Sin embargo, Hiperides fue denunciado por un tal Diondas, a pesar de que su petición seguía punto por punto los términos de otra solicitud igual realizada por Aristónico dos años atrás, la cual no fue denunciada por rival alguno.

El proceso se alargó varios años, y los acontecimientos políticos y sociales de esa época se verán reflejados en su contenido, aunque siempre desde el punto de vista de un opositor al gobierno macedonio. Aunque también nos sirven para fechar el discurso, que debió pronunciarse al año siguiente de la destrucción de Tebas (335 aC), ya que Hiperides nombra de pasada a los refugiados tebanos en Atenas, pero antes de la batalla del Gránico (mayo del 334 aC), e incluso antes de la partida del ejército conquistador de Alejandro.

Diondas, si hemos de hacer caso a lo que cuenta Hiperides en este discurso, era un acérrimo defensor de Filipo, primero, y después de Alejandro. Se alistó en el proyecto de Filipo de invadir Persia, que nunca se llevó a cabo por la muerte del macedonio, y para el tiempo del presente proceso, acumulaba medio centenar de denuncias, con sus escasos veinticinco años. La ausencia de noticias sobre él posteriores a esta causa, hacen creer que tal vez se unió al ejército grecomacedonio que partió con Alejandro.

De este discurso llama la atención sus paralelismos, tanto en argumento como en estructura, con el Sobre la corona de Demóstenes, que es cuatro años posterior. Esta semejanza ha hecho reconsiderar a los estudiosos el asunto de la originalidad demosténica en la que es considerada su obra maestra. Por supuesto, ambos discursos forman una defensa contra una acusación idéntica y toman una estrategia similar, y ambos oradores trabajaron juntos en varias causas y compartían una visión política muy cercana, por lo que hablar de plagio o copia está fuera de lugar. Más llamativas son sus diferencias, que muestran cómo los dos oradores se habían alejado para el 330 aC. Así, por ejemplo, cuando el presente discurso de Hiperides habla de «nosotros» o «el pueblo» al tratar de lo logrado antes de la batalla de Queronea, Demóstenes simplemente usa la primera persona del singular.

Con sus palabras, Hiperides trata de justificar su actuación en años anteriores, pero también mantener a su lado al pueblo, en caso de futuras rebeliones. No duda en aprovechar la conmiseración causada por ser uno de los antimacedonios perseguidos por Alejandro para lograr el apoyo de los jueces.


Jenócrates

A la muerte de Espeusipo en 339 o 338 aC, Jenócrates queda al frente de la Academia como escolarca (lo que hoy llamaríamos director).

Había nacido en el 396 o 395 aC en Calcedón, pero pronto pasó a Atenas, donde fue alumno de Esquines el Socrático. Se unió luego a Platón, a quien acompañaría en su viaje a Sicilia del año 361 aC. Tras la muerte de Platón en 347 aC, Jenócrates y Aristóteles viajaron a Aso con el patronazgo de Hermias de Atarneo. Allí Aristóteles fundó su primera escuela y casó con Pitia, la hija de Hermias. Tras vencer por pocos votos frente a Menedemo de Pirra y Heráclides Póntico, sucedió a Espeusipo al frente de la Academia, como ya se ha dicho.

Por tres veces fue miembro de una delegación de embajadores para Atenas: una para tratar con Filipo, y dos más con Antípatro. Sin embargo, declinó la oferta de Foción para convertirse en ciudadano ateniense. La anécdota cuenta que posteriormente no fue capaz de pagar la tasa de extranjería, y le salvaría de la esclavitud el valor del orador Licurgo, o bien sería comprado y enseguida emancipado por Demetrio de Falero. Murió en 314 o 313 aC, siendo sucedido como escolarca por Polemón.

En cuanto a su doctrina, se mantuvo muy cerca de las enseñanzas de Platón, aunque abandonó el método de la duda (aporías), para crear un sistema de doctrina más dogmática. Sus escritos cubrieron una gran amplitud de temas, aunque se especializó en ética y metafísica. Los títulos de sus obras identifican estos temas: Sobre el conocimiento, Sobre las divisiones, Sobre los dioses, Sobre el Uno, Sobre lo Indefinido, Sobre la felicidad, Sobre la virtud, etc.

Mantuvo la división de los estudios filosóficos en tres campos, física, ética y dialéctica, aunque los hizo más explícitos y prefirió llamar lógica a la dialéctica. Estimó que la realidad consistía en objetos de percepción, conocimiento y opinión, definiendo esta última como una mezcla de sensaciones y razón pura, y estableciendo las matemáticas como una forma intermedia entre la percepción y el conocimiento.

Definió el alma como un número de voluntad propia, y el principio universal fue para él la dualidad indefinida. Todos los grados de la existencia contendrían lo divino. Identificó los números ideales con los números matemáticos (al contrario que Platón). En el campo de la ética, diferenció un estado entre el bien y el mal, para los conceptos que podían conducir a uno u otro indiferentemente, como la belleza, la salud o la buena suerte. Estimaba la virtud como valiosa por sí misma, y su posesión supondría la felicidad perfecta.

Eudoxo de Cnido

Astrónonomo y matemático de la primera mitad del siglo IV aC. Aunque no nos ha llegado ninguna de sus obras, se conservan fragmentos gracias a escritos de autores posteriores, como el comentario de Hiparco a un poema de Arato sobre la astronomía o el estudio de geometría esférica realizado por Teodosio de Bitinia, basado probablemente en un trabajo de Eudoxo.

Nació en el 408 aC. Al parecer viajó en su juventud a Tarento, donde estudió matemáticas con el pitagórico Arquitas, y a Sicilia, aprendiendo medicina con Filistión de Locri. Hacia el 387 aC recaló en Atenas, junto al también médico Teomedonte, con el fin de estudiar con los seguidores de Sócrates. Allí se quedó durante varios meses, asistiendo a las clases de Platón.

Debido a su pobre situación económica, fueron sus amigos quienes le pagaron su viaje a Heliópolis, donde continuó sus estudios de astronomía y matemáticas. Allí permaneció durante dieciséis meses, y luego embarcó hacia Cícico, en la Propóntide, antes de visitar la corte de Mausolo. En el 368 aC regresó a Atenas junto con los estudiantes que se le habían unido. Algunas fuentes indican que quedó al frente de la Academia cuando Platón, marchó a Siracusa en el 367 aC, y que Aristóteles fue alumno suyo.

Finalmente regresó a su Cnido natal, donde participó en el desarrollo de la ciudad. Entre otras cosas, mandó construir un observatorio. Continuó escribiendo sobre teología, astronomía y meteorología hasta su muerte, ocurrida en 355 aC.

Es conocido por haber introducido la noción de la esfera astronómica y sus tempranas contribuciones para el entendimiento del movimiento de los planetas. Nos han llegado los títulos de algunas de sus obras: Desapariciones del Sol, que trataría de los eclipses; Oktaeteris, sobre un calendario lunisolar de ocho años; Sobre velocidades, analizado por Aristóteles en su Metafísica, estudiaría el movimiento de los planetas; y Phaenomena y Entropon, que versarían sobre astronomía esférica

En el campo de las matemáticas, desarrolló el método exhaustivo de Antifonte (precursor del cálculo integral) y creó un sistema basado en conceptos geométricos (líneas, ángulos, áreas, volúmenes). Una parte de los Elementos de Euclides proceden de estudios que son atribuidos a Eudoxo.

Por lo que respecta a la filosofía, en la Ética nicomaquea de Aristóteles se expresan sus ideas hedonistas: el placer es un bien, ya que todos los seres lo buscan por sí mismo, y de su contrario, el dolor, todos huyen.