Hesíodo: Teogonía

La dificultad de la lectura de la Teogonía radica en la variedad de su contenido, con un desarrollo conceptual entrecruzado, y más asociativo que lógico. En sus algo más de 1000 versos, encontramos por un lado una evolución, y por otro un estado en el que se encuentra el mundo en que debemos vivir. La línea principal se encarga de la sucesión en el gobierno del mundo: Urano, Cronos y Zeus, incluyendo la lucha de este último con los titanes. Estos mitos se insertan en una larga tradición cuyas pruebas más antiguas (narraciones hititas basadas en obras hurritas) están datadas entre 1400 y 1200 aC.

Este núcleo de sucesión celestial está rodeado de muchos elementos: la creación del mundo a través de una serie de uniones y su explicación mediante este esquema genealógico. Se desprende de la Teogonía un mundo lleno de tormentos y sufrimientos, pero al mismo tiempo con fuerzas benéficas y conservadoras, que se reúnen alrededor de Zeus.
Un detalle importante en Hesíodo es la ruptura de la frontera entre el fenómeno natural y su representación antropomórfica. Por ejemplo, Gea y Urano son deidades que planean y actúan, que imaginamos semejantes a los seres humanos; pero, al mismo tiempo, siguen siendo la tierra y el cielo. Esta visión es compartida por la época arcaica, y se transmitirá en una forma menor (río y divinidad fluvial, árbol y dríada) durante mucho tiempo.

A continuación, el resumen de la obra, dividido en múltiples partes breves para su comprensión. Podemos observar que su contenido podría obviarse en muchos casos con una enciclopedia (y ni siquiera sería necesario una especializada en mitología). Su uso es por tanto muy reducido para un lector del siglo XXI. Pero nos perderíamos entonces la grandeza que alcanzan ciertos versos, comparable a los homéricos en muchos aspectos, pero más asequibles al lector medio (por tratarse de textos más breves). Humildemente recomendamos la lectura de, al menos, el fragmento referido a la Titanomaquia, no sólo por su contenido mitológicamente importante sino sobre todo por la belleza de sus palabras. El resto resulta demasiado sobrio, con largos trechos donde se nos dan los nombres de los dioses, sus uniones y los hijos de éstas.

Musas en el Helicón: Resumen inverso de la obra en forma de catálogo de dioses. Las Musas inspirando a Hesíodo.
¡Pastores del campo, triste oprobio, vientres tan sólo! Sabemos decir muchas mentiras con apariencia de verdades; y sabemos, cuando queremos, proclamar la verdad.
Musas en el Olimpo: Los cantos de las Musas, y su alumbramiento por Mnemósine.
Acción de las Musas entre los hombres: Son capaces de generar rectas sentencias en los reyes, y bellas palabras en los aedos.
Invocación y programa.
¡Salud, hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto. (...) Inspiradme esto, Musas que desde un principio habitáis las mansiones olímpicas, y decidme lo que de ello fue primero.
Cosmogonía: Caos, Gea, Eros, y sus primeros hijos.
Hijos de Gea y Urano: Nacimiento de los Titanes, los Cíclopes y los Hecatonquiros.
Mito de la castración de Urano: Gea crea una hoz de acero, y Cronos siega los genitales del padre. De aquí nacen: de Gea, las Erinias, los Gigantes, las Ninfas; y de Océano, Afrodita.
Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa, ya que no siento piedad por nuestro abominable padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones.
Hijos de la Noche y de Eris: Nacimiento de los tormentos, dolores y enfermedades de los hombres.
Hijos del Ponto.
Catálogo de las Nereidas: Los nombres de las cincuenta hijas de Nereo. A las que ya nombraba Homero, que describen islas, grutas y acantilados, se añaden otras cuyos nombres se relacionan con el tráfico marino.
Hijos de Taumante y Electra.
Descendientes de Ceto y Fortis: Nacimiento de una serie de monstruos muy conocidos: las Gorgonas, Cerbero, Gerión, el dragón de las Hespérides,...
(...) la divina y astuta Equidna, mitad ninfa de ojos vivos y hermosas mejillas, mitad en cambio monstruosa y terrible serpiente, enorme, jaspeada y sanguinaria, bajo las entrañas de la venerable tierra.
Hijos de Tetis y Océano. Nacimiento de los ríos y las Oceánides.
Hijos de Tea e Hiperión.
Tea dio a luz al alto Helios, la brillante Selene, y Eos que alumbra a todos los seres de la tierra y los inmortales dioses que habitan el vasto cielo, entregada al amor de Hiperión.
Hijos de Crío y Euribia: Aparecen los vientos y las estrellas.
Hijos de Febe y Ceos.
Himno a Hécate: En este pasaje, cuya atribución a Hesíodo es discutida, se realiza un pequeño homenaje a la diosa Hécate, otorgándole unos rasgos muy alejados de los que tendrá cuando se ligue al mundo de la magia en los círculos órficos. Esta veneración parece corresponder al culto beocio, anterior al 700 aC.
Hijos de Rea y Cronos: La conocida historia de cómo Gea cambió a Zeus por una piedra envuelta en pañales, para evitar que fuera devorado por Cronos. Zeus liberó a los encadenados Cíclopes, y éstos le entregaron el trueno, el rayo y el relámpago.
Por ello no tenía descuidada su vigilancia, sino que, siempre al acecho, se iba tragando a sus hijos; y Rea sufría terriblemente.
Hijos de Jápeto y Clímene.
Mito de Prometeo. Otra conocida historia que explica la razón para el tipo de sacrificio ritual (la carne para los hombres; la grasa y los huesos para el dios), cómo llegó el fuego a los hombres, y el origen de la mujer como ruina (la historia de Pandora). Hesíodo se centra en esta obra en el destino de Prometeo, dejando la óptica humana del asunto para tratarla en Los trabajos.
Titanomaquia: Cuenta cómo llegó Zeus al poder, formando la mejor parte del poema.
Por largo tiempo ya enfrentados unos con otros, luchamos todos los días por la victoria y el poder los dioses Titanes y los que nacimos de Cronos.
La dura batalla entre las generaciones se decide a favor de Zeus cuando éste se hace con la fidelidad de los Hecatonquiros, y usa las armas otorgadas por los Cíclopes.
Por ellos también ahora, con corazón firme y resuelta decisión, defenderemos vuestro poder en terrible batalla luchando con los Titanes a través de violentos combates.
Pasajes que, al abandonar el listado de nombres, se vuelven de un estilismo soberbio.
Por todos lados resonaba la tierra portadora de vida envuelta en llamas y crujió con gran estruendo, envuelto en fuego, el inmenso bosque.
Los Titanes acaban siendo prisioneros bajo el Tártaro, en el lugar donde descansan la Noche y el Día. Descripción del reino de Hades.
Nacimiento de Tifón.
Tifonomaquia: Zeus vence al nuevo monstruo.
Hijos de Tifón.
Hijos de Zeus con diosas: La larga descendencia del Crónida: Atenea; las Horas, las Moiras y las Gracias; Perséfone; las Musas; Apolo y Ártemis; Hebe, Ares e Ilitía; Hefesto.
Hijos de Anfítrite-Poseidón y Afrodita-Ares: Tritón. Miedo y Terror; Harmonía.
Otros hijos de Zeus: Hermes, Dioniso y Heracles.
Matrimonios entre dioses. Algunas uniones posteriores: Circe, Eetes, Medea.
Catálogo de los héroes. Nacimientos entre diosas y humanos.
¡Celebrad, Musas Olímpicas, de dulces palabras, hijas de Zeus portador de la égida, la tribu de diosas que, acostadas con varones mortales, siendo inmortales dieron a luz hijos semejantes a dioses!
Proemio al catálogo de mujeres: Los dos últimos versos coinciden con el inicio del Eeas.

Hesíodo: Introducción

Nuestro análisis sigue la traducción y los comentarios de A. Pérez Jiménez y A. Martínez Díaz.

Se ha repetido mucho una frase de Heródoto sobre que Homero y Hesíodo crearon los dioses griegos. Entre ellos, los elementos comunes (métrica, lenguaje épico, tradición rapsódica) son menos que los divergentes. En Hesíodo aparece un mundo configurado social y espiritualmente de forma diferente de lo aparecido en la Ilíada. A diferencia del misterioso Homero, llega a saberse mucho del mundo circundante del autor y de sus inquietudes. Hesíodo se halla lejos del mundo jónico: su padre era de Cime (en la Asia Menor eolia), pero, fracasado en el comercio marítimo, se estableció en Ascra (Beocia) donde creció el joven Hesíodo. En su obra se constatan rasgos de la región: aislamiento campesino, rica y antigua tradición, idiosincrasia tosca y vigorosa,... En su juventud vivió como pastor en las montañas, luego cultivó la tierra; pero desde muy joven había sentido la vocación literaria (si hacemos caso al proemio de la obra). Pudiera ser que tanto el campo como el ganado fueran de la familia, lo que indicaría una posición económica bastante favorable. Si hacemos caso a sus obras, tuvo un hermano, Perses, contra el que defendió su parte de esta hacienda. Su única salida de la región en que creció fue para participar en un concurso poético en Calcis (escena que inspiraría en el siglo II el Certamen, obra que le hace contrincante del mismísimo Homero).

Sus poemas pertenecen aproximadamente al 700 aC, muy próximos al origen de las epopeyas, pero siempre tributarios de ellas. Aunque nunca llegó a realizar grandes viajes (y de hecho, tenía poca afición al mar, como la mayoría de griegos de época arcaica), formaba parte de la profesión de rapsoda, y sus poemas fueron pronto transmitidos de esta manera. Aunque eso aseguró su transmisión, no siempre podemos estar seguros de que todos los pasajes sean de su mano y no aportaciones posteriores. Ciertos elementos sociales, políticos o económicos de su época se deslizan en las obras, como el calendario agrícola de los Trabajos (necesario en la lucha contra la dureza del clima y las dificultades de la tierra), la aparición de una clase media (la del propio Hesíodo) propiciada por el movimiento de las colonizaciones y el nacimiento de la polis. La tarea asumida por el poeta es la de organizar el modo de vida de sus contemporáneos, insertando en un universo estructurado (desde el caos natural al reparto de las divinidades), la historia de los hombres en base a un nuevo concepto moral y social: la justicia.

Muy conocido en la Antigüedad, recibió una justa recompensa por su carácter innovador. Arquíloco y Semónides inspiraron algunos de sus yambos en sus obras, Alceo y Safo presentan bastantes huellas, ciertos cantos de Estesícoro y Píndaro lo tienen como referente, las elegías de Solón y Teognis se inspiran sin duda en los Trabajos, en los Proemios arcaicos se tuvieron presentes determinados pasajes. Y todo ello, sólo en fecha relativamente cercana a la fecha de su creación.

Su obra principal y más conocida es la Teogonía. Otras obras son los Erga (Los trabajos y los días), algunos fragmentos de Eeas (Catálogos de mujeres con destinos extraordinarios, generalmente madres de nobles estirpes), el Aspis (Escudo, llamado así por la descripción del escudo de Heracles), aunque le han sido atribuidas otras muchas, que comentamos someramente en esta entrada.

Ilíada, canto tercero: Juramentos. Atalayando desde la muralla. Combate singular entre Alejandro y Menelao

Así como el Noto derrama en las cumbres de un monte la niebla, tan poco grata al pastor y más favorable que la noche para el ladrón, y sólo se ve el espacio a que alcanza una pedrada, así también una densa polvareda se levantaba bajo los pies de los que se ponían en marcha y atravesaban con gran presteza la llanura.
Paris sale de entre las filas de los troyanos, y Menelao intenta irle al encuentro. Héctor reprende a su hermano por echarse atrás, y éste propone un combate singular que termine la guerra. Menelao solicita preparar sacrificios para realizar los juramentos oportunos.
En la muralla, Helena, Príamo y los ancianos de Troya miran al campo. El anciano pregunta a Helena por diversos héroes, cuando los ve entre las filas de los aqueos, y la mujer le describe algunas de sus hazañas. A Ulises, Príamo lo conoce por haber sido embajador de su gente junto a Menelao:

Mas tan pronto como salían de su pecho las palabras pronunciadas con voz sonora, como caen en invierno los copos de nieve, ningún mortal hubiese disputado con Ulises.

Se realizan los juramentos, y se enfrentan los héroes. Menelao vence claramente a Paris, pero finalmente aparece Afrodita para llevarse al troyano, y convence a Helena una vez más para yacer con él.
¡No me irrites, desgraciada! No sea que enojándome, te desampare; te aborrezca de modo tan extraordinario como hasta aquí te amé; ponga funestos odios entre teucros y dánaos, y tú perezcas de mala muerte.
En el campo de batalla, Agamenón anuncia la victoria de su hermano Menelao.

Ilíada, canto segundo: Sueño. Beocia o catálogo de las naves.

A nuestro entender, el presente capítulo es la única parte aburrida de la obra, debido a la enorme lista de nombres que ocupa la mitad de sus páginas. Tal vez sirviera para dotar a las ciudades de Grecia de un pasado heroico, y es muy posible que muchos nombres sean adiciones posteriores; sin embargo, para el lector actual todos esos nombres, seguidos uno detrás de otro, suponen un plato muy frío.

Zeus manda a Sueño para engañar a Agamenón, haciéndole atacar Troya.
- Anda, ve, pernicioso Sueño, encamínate a las veleras naves aqueas, introdúcete en la tienda de Agamenón Atrida, y dile cuidadosamente lo que voy a encargarte.
Agamenón hace creer a los aqueos que se retiran, para comprobar el valor de cada uno, pero Ulises les hace regresar. Discursos de Ulises y Néstor, insuflando ánimos en los corazones. Formación de las tropas aqueas.
A la muchedumbre no podría enumerarla ni nombrarla, aunque tuviera diez lenguas, diez bocas, voz infatigable y corazón de bronce; sólo las Musas olímpicas, hijas de Zeus, que lleva la égida, podrían decir cuántos a Ilión fueron. Pero mencionaré los caudillos y las naves todas.
Sigue una larga lista (5 págs) de caudillos, ciudades y número de naves.

Iris avisa a Príamo y Héctor del ataque. Héctor forma a sus tropas en la llanura. Lista de las tropas amigas de Ilión. (1 página más).