Se supone que este discurso fue pronunciado por un ciudadano de Platea ante la asamblea ateniense, solicitando su ayuda contra los tebanos, quienes habían arrasado su ciudad por segunda vez.
Efectivamente, la aliada de Atenas, la única de las ciudades griegas que luchó junto a ellos en Maratón, había sido tomada y destruida por los tebanos. En el 386 aC, tras la paz de Antálcidas, los espartanos restablecieron en Platea a sus antiguos ciudadanos (hasta entonces refugiados en Atenas) pero cuando los plateenses intentaron ayudar a la guarnición espartana sitiada en Cadmea, los tebanos tomaron por sorpresa la ciudad. De nuevo, los desterrados son acogidos en Atenas, y uno de ellos, supuestamente, pronuncia este discurso.
No está claro si el discurso es auténtico, o si es una obra de propaganda a favor de la hegemonía ateniense. Su fecha de composición es anterior a la batalla de Leuctra (371 aC) y posterior a la segunda destrucción de Platea, cuya fecha es discutida incluso por las fuentes antiguas (entre el 374 y el 371 aC).
El discurso trata continuamente de llamar a la piedad a la asamblea, señalando cómo en una época de paz ellos sufren como ningún otro griego: «no sólo no participamos de la libertad común, sino que ni siquiera fuimos considerados dignos de alcanzar una esclavitud soportable». Luego, sabiendo que el asunto está claro para sus oyentes, trata de ir negando las justificaciones en las que se refugiarán los enviados tebanos. Vuelve al patetismo, exponiendo que habrían preferido ser prisioneros de guerra de los atenienses que vecinos de los tebanos, debido a sus maldades contra ellos y contra la ciudad de Atenas. Ataca también la política del general tebano, Pelópidas, pues lo enfrenta al resto de Beocia. Recordando la lucha ateniense a favor de la libertad, espera mover su ánimo contra Tebas: «Porque es una vergüenza vanagloriarse de las hazañas de los antepasados y obrar de manera claramente contraria en lo que se refiere a los suplicantes». Finalmente, solicita a los jueces que se apieden y actúen con justicia, tras recordar los pactos con Platea y la enemistad de los tebanos.
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