Aunque este discurso coincide con los puntos de vista de Demóstenes, no parece escrito por el orador. Sabemos que escribió un discurso con este título, pero es posible que la presente obra lo suplantara en el corpus trasmitido del autor. Es indudable que pertenece a su misma época. Sin embargo, carece del vigor y la fuerte trabazón de la argumentación que se perciben en otras obras de Demóstenes, y no hay posible comparación entre el estilo demosténico y la sucesión de breves discusiones sin una clara línea directriz. Existe una exposición metódica y detallada de ideas, pero sin ligazón entre las partes y la subordinación a un tema fundamental.
Libanio, siguiendo a algunos críticos antiguos, fue el encargado de rechazar de plano la autoría de Demóstenes, y la devuelve a quien probablemente fue su autor: Hegesipo de Sunio, quien en el 346 aC se había opuesto a las propuestas de paz enviadas por Filipo II de Macedonia a Atenas. Un año más tarde, apoyó a Timarco cuando fue acusado por Esquines. Junto con Demóstenes, formó parte en el 343 aC de la delegación enviada al Peloponeso en busca de aliados. Después de que Filipo enviara una nueva embajada a Atenas, dirigida por Pitón de Bizancio, Hegesipo encabezó la embajada que a su vez enviaron los atenienses para modificar el tratado de paz (incluyendo, al menos de forma implícita, exigencias sobre sus antiguas posesiones). Esta embajada fue mal acogida por el monarca macedonio. Al año siguiente, enviados de Filipo y de las ciudades aliadas se concentraron en Atenas con propuestas de conciliación y aparentes buenos deseos de zanjar las cuestiones en litigio entre Macedonia y Atenas, entre las que se contaba la islita de Haloneso.
Esta insignificante tierra en la costa de Tesalia, antigua posesión de los atenienses, fue capturada por el pirata Sóstrato cuando concluyó la paz de Filócrates. Se convirtió en guarida de depredadores de bajeles hasta que Filipo acabó con los piratas y se apoderó de la isla.
La embajada capitaneada por Hegesipo había exigido la devolución de la isla, pero Filipo respondió por carta alegando que esa tierra le pertenecía, aunque estaba dispuesto a entregarla como regalo a los atenienses. Demóstenes, Hegesipo y otros antimacedonios se mostraron hostiles a aceptar como regalo algo que en esencia les pertenecía.
En el presente discurso, pronunciado en 342 aC, Hegesipo responde punto por punto la carta de Filipo, en la que éste proponía a Atenas un tratado de comercio y la colaboración en el proyecto de acabar con la piratería. Tras anunciar el propósito del discurso (epígrafe 1), pasa a considerar que Filipo no puede regalar lo que no es suyo a su verdadero dueño (epígrafes 2-8), que el tratado de comercio es sólo una escusa para que los atenienses acepten la política de Filipo (epígrafes 9-13), y que el apoyo mutuo contra los piratas es sólo una forma de obtener control en las islas (epígrafes 14-17). El resto del discurso (epígrafes 18-46) se centra en enumerar las ocasiones en que Filipo no ha realizado aquello que prometía: la devolución de Anfípolis, la entrega de cierto rehén, el uso de la tierra del Quersoneso, etc.
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