Discurso pronunciado poco después del titulado Sobre los asuntos del Quersoneso, en 341 aC. La situación no ha variado mucho: Filipo II de Macedonia sigue ocupado en su campaña de Tracia, amenazando el Quersoneso y Bizancio, y Demóstenes alienta de nuevo a sus conciudadanos para que envíen refuerzos y fondos a Diopites, el general enviado al lugar por Atenas.
Como dice el orador en esta obra, Filipo es más temible que nunca, ya que ha logrado instalar tiranos en Eubea, frente a la mismísima Atenas. Se ha convertido en un general exitoso, y su habilidad política le ha granjeado la amistad de muchos agentes en las ciudades griegas.
Demóstenes ofrece dos principios básicos de acción: por un lado neutralizar a los partidarios del monarca de Macedonia y por otro mantener a buena distancia al enemigo y persuadir a las demás ciudades de la conveniencia de unirse en defensa de la libertad de Grecia. De principio a fin, se recalca la amenaza que constituye la ambición de Filipo. Acabado su discurso, Demóstenes presentaría un proyecto de decreto, que aunque no conservamos podemos intuir: nuevos impuestos para formar una flota y un ejército, envío de diferentes embajadas, etc.
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