Este discurso, pronunciado en 351 aC, inicia las hostilidades abiertas entre Demóstenes y el monarca macedonio. Nuestro orador cuenta con treinta y cuatro años de edad, y Filipo es ya un consumado estratego, y en ocho años (357-351 aC) ha vencido a peonios, ilirios y tracios, y ha penetrado en Tesalia. Los atenienses no han podido frenar su avance, mucho menos desde que estallara en 357 aC la llamada Guerra Social entre Atenas y sus aliados. Tan sólo en 352 aC la flota ateniense logró que Filipo, deseoso de traspasar las Termópilas, tuviera que retroceder.
Demóstenes, pese a su juventud, ya tiene un plan elaborado para exponer ante la Asamblea. En este primer ataque a Filipo desarrolla tres tesis: que el monarca de Macedonia no es invencible; que Atenas necesita contar con ejércitos de defensa y ataque, de los que deben formar parte los ciudadanos; y que existe un medio eficaz para procurar el dinero indispensable para hacer frente a los gastos del plan propuesto.
Éste es el esquema del breve discurso, con los epígrafes que ocupa cada parte.
Demóstenes, pese a su juventud, ya tiene un plan elaborado para exponer ante la Asamblea. En este primer ataque a Filipo desarrolla tres tesis: que el monarca de Macedonia no es invencible; que Atenas necesita contar con ejércitos de defensa y ataque, de los que deben formar parte los ciudadanos; y que existe un medio eficaz para procurar el dinero indispensable para hacer frente a los gastos del plan propuesto.
Éste es el esquema del breve discurso, con los epígrafes que ocupa cada parte.
- 1. Captatio benevolentiae. El orador explica su motivo para, al contrario de lo habitual, ser el primero en hablar en la asamblea.
- 2-12. El avance de Filipo y sus conquistas se deben en gran medida a la negligencia de los atenienses, que le han permitido hacer a su antojo sin moverse en su contra. Aunque la empresa de frenarlo sea difícil, Atenas logrará la ayuda de los que están bajo el dominio del macedonio, ya que «muchos de los pueblos que ahora están a su lado eran independientes y libres y estaban más dispuestos a mantener relaciones amistosas con nosotros que con aquél».
- 13-27. Propone crear diversos cuerpos de guerra, tanto de infantería como de caballería, y también un número de navíos. En todos ellos al menos una cuarta parte de soldados serán ciudadanos, y no mercenarios. Pero estas fuerzas no serían grandes contingentes, «porque no nos es posible ahora procurarnos un ejército que pueda hacerle frente en orden de batalla, sino que es menester emplear la táctica del saqueo y valernos de este tipo de guerra en un principio».
- 28-41. Es necesario que el ejército sea permanente, y que pase el invierno en los cuarteles de la zona cercana a Macedonia para hacer frente a las incursiones de Filipo en cualquier momento. Así se organizaría la guerra tan bien como se organizan las celebraciones religiosas, «pues el tiempo de actuar lo gastamos en hacer nuestros preparativos, mientras que las oportunidades de los sucesos no aguardan ni a nuestra lentitud ni a nuestros pretextos».
- 42-51. Recoge de nuevo la idea planteada al comienzo: está en manos de los atenienses frenar a Filipo, pero para ello deben ponerse en acción y no permanecer tranquilos en la ciudad.
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