Tras la batalla de Queronea (338 aC), las ciudades griegas se encontraron con una paz impuesta y mantenida por Macedonia. Por voluntad del vencedor se creó una confederación que tenía su sede en Corinto. Un tratado obligaba a mantener la paz entre las ciudades y respetar sus respectivas constituciones. Además, el objetivo de la liga de Corinto era, porque así los disponían los macedonios, el imperio persa. En distintos puntos de Grecia iban restableciéndose, con el apoyo macedonio, las viejas tiranías; mientras los regímenes democráticos iban sintiéndose cada vez más amenazados.
Tras el asesinato de Filipo II (336 aC), Atenas intentó en varias ocasiones reconquistar por las armas la libertad perdida. En una de ellas fue pronunciado este discurso, probablemente antes de la destrucción de Tebas por Alejandro (335 aC), que a la sazón contaba con veinte años.
Aunque la tradición hizo a Demóstenes padre de este discurso, ya muchos críticos de la Antigüedad negaron su autoría. La pieza carece de los rasgos de su estilo, tanto en la disposición del argumento como en la selección del vocabulario, la estructura de los períodos o el tono de la alocución. Algunos neologismos hicieron pensar que el autor pudiese ser Hiperides, a quien se le achaca no ser cauteloso en la elección del léxico. No es gratuita esta sugerencia, habida cuenta de que el contenido debió ser escrito por un orador de clara orientación antimacedonia.
La obra no carece de energía en ciertos pasajes. Además, conforma un documento histórico de una época de transición, durante la que el mundo helénico se debate entre la añoranza por la libertad del pasado y el nuevo imperio que se le viene encima.
Éste es el esquema del contenido, numerando sus epígrafes:
- 1-2: Es necesario que los juramentos y tratados sean cumplidos por todas las partes implicadas.
- 3-14: Sobre las constituciones y gobiernos. Recuerdo de la expulsión de los Pisistrátidas, tiranos de Atenas (3), y comparación con la restauración por parte de Alejandro de los hijos de Filíades, tiranos de Mesenia (4). El tratado obligaría a luchar contra Alejandro por este hecho, así que el orador exhorta a sus conciudadanos a alzarse contra él en compañía de las ciudades que quieran acompañarlos (5-9). El tratado también ordena mantener las constituciones, algo que no se ha seguido en Pelene, donde Alejandro impuso a Querón como tirano (10). Aunque los promacedonios insistan en mantener la paz (11-13), es necesario darse cuenta de que los regímenes democráticos están desapareciendo (14).
- 15-18: Sobre la paz. Los miembros del consejo general deben asegurarse de que no se produzcan ejecuciones ni destierros que incumplan las leyes de las ciudades, pero más bien ayudan a que se produzcan (15). El tratado impide que salga de las ciudades gente alzada en armas contra otra ciudad de la liga, pero los macedonios nunca han depuesto sus armas (16). Esto los excluiría del tratado de paz (17-18).
- 19-28: Sobre el imperio del mar. También impiden los juramentos conducir a puerto por la fuerza a embarcaciones de las ciudades confederadas (19), pero los macedonios lo hicieron con los barcos mercantes que transportaban el trigo del Ponto, hasta que los atenienses armaron cien trirremes para evitar esta piratería (20). Nueva diatriba contra los promacedonios que intentan mantener la paz (21-25). Sobre la incursión de una trirreme macedonia en el Pireo y las intenciones que ese hecho deja traslucir (26-28).
- 29-30: Recuerda de nuevo que las ciudades deben mantenerse en el tratado, lo que incluye hacer la guerra contra las que lo incumplan; en este caso, Macedonia.
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