Hagnias, hijo de Polemón y nieto de Hagnias, partió como embajador junto al rey de Persia (probablemente en 396 aC), siendo apresado por el general lacedemonio Fárax y conducido a Esparta, donde fue condenado a muerte. Antes de su muerte había adoptado a su sobrina (hija de su hermana), pero según el orador de este discurso en su testamento había consignado también que si a ella le sucedía algo, heredara Glaucón, su hermano por parte de madre. El fallecimiento de la niña desencadenó una larga batalla legal por la fortuna.
Presentó una demanda de adjudicación Eubúlides, como primo segundo del difunto (por su padre) y también primo hermano (por su madre). Murió sin terminar el pleito, que fue continuado por su hija Filómaca. Ésta logró la nulidad del testamento presentado por Glaucón y, haciendo valer la línea paterna, logró la adjudicación. A continuación, Estracio, Estratocles y Teopompo, primos segundos del difunto, intentan una acción conjunta contra Filómaca (aunque los dos primeros mueren antes de presentar la demanda, y Teopompo continúa el proceso solo).
Filómaca pierde la fortuna ante la acusación, vertida por sus adversarios, de ilegitimidad de su abuela (también llamada Filómaca). Un cotutor del hijo de Estratocles intenta ahora una acción pública contra Teopompo (el otro cotutor del niño), acusándolo de maltrato a su pupilo, pues sostiene que ha sustraído a su sobrino la mitad de la herencia de Hagnias. El presente discurso es la defensa pronunciada por Teopompo ante el grave delito que se le imputa.
Iseo acude a la ley para demostrar que al niño no le asiste ningún derecho sobre la fortuna de Hagnias, pero lo hace eludiendo el hecho de que a su cliente le niega ese derecho la misma ley. También advierte a los jueces sobre la dudosa intención con que sus adversarios han promovido una acción pública o criminal contra Teopompo, en lugar de una acción privada y hace ver que, en lo que a los bienes propios del huérfano respecta, no ha incurrido en ninguna falta y, en lo relativo a la herencia de Hagnias, resulta inverosímil que llegara a un acuerdo con su hermano o con su sobrino para compartir la fortuna. La comparación entre el patrimonio personal del huérfano y el de Teopompo queda como última argumentación del discurso, ya que su final no ha sido conservado.
Parece ser que este discurso no cerró la lucha por la herencia de Hagnias. Contra Macártato, falsamente atribuido a Demóstenes, permite conocer los hechos posteriores: Teopompo ganó este juicio y a su muerte su herencia pasó a su hijo Macártato, pero Filómaca entregó a su hijo Eubúlides (III) en adopción póstuma a su padre (Eubúlides (II)), y así, el padre natural del niño, Sosíteo, acudió nuevamente a los tribunales reivindicando la herencia para Eubúlides (III), en su nueva condición de hijo de primo hermano del difunto.
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