Se trata de la tragedia por antonomasia: el espejo en el que se miran los demás dramas. Puede verse en ella una pintura de los esfuerzos del hombre por escapar a su destino, que finalmente acaba imponiéndose; o un estudio psicológico, o un drama de culpa y castigo. Mas si lo mirábamos bajo esa óptica, estaríamos siendo anacrónicos: Edipo Rey debe verse con la intención religiosa de su época y de su autor. Se trata de un drama de revelaciones, casi más cercano al género de los misterios que al teatro usual, que recorre una suerte de camino existencial, desde la falsa apariencia a la existencia real.
Prólogo. Edipo, rey de Tebas, aparece ante su pueblo, azotado por la peste. Creonte, su cuñado, trae la solución del oráculo de Delfos: buscar al asesino de Layo (el rey anterior) y exiliarlo.
La ciudad está llena de incienso, a la vez que de cantos de súplica y de gemidos, y yo, porque considero justo no enterarme por otros mensajeros, he venido en persona; yo, el llamado Edipo, famoso entre todos.
Afirmo que incluso las aflicciones, si llegan felizmente a término, todas pueden resultar bien.
Párodo. Tres pares de estrofas en los que el Coro se lamenta de la peste e invoca la ayuda de los dioses.
Episodio 1º. Edipo lanza una maldición contra el asesino de Layo. Por indicación de Creonte manda avisar a Tiresias, el adivino, que aunque primero rehúye hablar acaba acusando a Edipo. Éste dice que ha sido sobornado por Creonte para decir eso.
Y puesto que me has echado en cara que soy ciego, te digo: aunque tú tienes vista, no ves en qué grado de desgracia te encuentras ni dónde habitas ni con quiénes transcurre tu vida.
Estásimo 1º. Dos pares de estrofas en las que el Coro vaticina que el asesino está condenado a muerte, y se niega a aceptar la acusación contra Edipo.
Episodio 2º. Creonte se presenta para defenderse de la acusación de conspirador. Sobreviene una grave discusión, refrendada por Yocasta, esposa de Edipo y anteriormente de Layo. La mujer cuenta el vaticinio que se le hiciera a Layo, sobre que sería asesinado por su propio hijo, y también las circunstancias de la muerte, a manos de unos ladrones en un cruce de caminos. Edipo, alarmado por la mención del lugar, comienza a preguntar a Yocasta. Cuenta su propia historia, incluyendo los oráculos, hasta llegar al cruce de caminos. Su única esperanza es que el servidor de Layo que escapó a la muerte habló de varios bandidos, y Edipo iba solo. Hacen llamar al ya anciano testigo.
Y nadie, sino yo, es quien ha lanzado sobre mí mismo tales maldiciones.
Estásimo 2º. Dos pares de estrofas en las que el Coro expresa su repulsa contra la arrogancia que ha mostrado Edipo y contra la impiedad de Yocasta, que desconfía de los oráculos.
Episodio 3º. Llega un mensajero de Corinto, que anuncia la muerte de Pólibo, padre de Edipo, y la confirmación de éste como nuevo rey de esa ciudad. Edipo (que se había exiliado porque se le había vaticinado que mataría a su padre) expresa en voz alta su temor por la otra predicción del oráculo, que anunciaba su unión con su madre. El mensajero intenta tranquilizarle, diciéndole que Mérope no es su verdadera madre, y que él mismo lo recibió a él de un pastor. Yocasta implora que no siga adelante con esa historia, pero Edipo, temeroso de que se descubra un origen humilde para él, no le hace caso. Yocasta abandona la escena.
Estásimo 3º. Sólo un par de estrofas, en las que el Coro vaticina, en tono festivo, el origen tebano de Edipo.
Episodio 4º. El pastor tebano es reconocido por el Coro y por el mensajero de Corinto. Poco a poco va contando la verdad. Edipo, con un grito de angustia, entra al palacio.
¡Ay, ay! Todo se cumple con certeza. ¡Oh, luz del día, que te vea ahora por última vez! ¡Yo que he resultado nacido de los que no debía, teniendo relaciones con los que no podía y habiendo dado muerte a quienes no tenía que hacerlo!
Estásimo 4º. Dos pares de estrofas en las que el Coro lamenta el destino de Edipo y lo vano de la vida humana.
Éxodo. Un mensajero de palacio anuncia que Yocasta se ha quitado la vida y que Edipo, al verlo, se ha sacado los ojos. Sale de nuevo Edipo, y se produce un diálogo lírico con el Coro. Suplica ser desterrado o muerto. Aparece Creonte, quien le aconseja volver a palacio y promete que cuidará de sus hijas. Éstas son traídas ante su padre, que se despide de ellas.
Sacadme fuera del país cuanto antes, sacad, oh amigos, al que es funesto en gran medida, al maldito sobre todas las cosas, al más odiado de los mortales incluso para los dioses.
También sofóclea es Edipo en Colono, que sigue las desventuras del protagonista de este drama. Posteriores problemas del linaje de Edipo son contados en Los siete contra Tebas, de Esquilo y en Antígona del mismo autor de la presente tragedia.
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