El drama se sitúa en Tebas, algo más tarde que lo sucedido en torno al famoso (o infame) personaje de Edipo y adaptado también por Sófocles en Edipo Rey y Edipo en Colono. Sus dos hijos varones se han disputado la ciudad, y mientras Eteocles se encargaba de su gobierno, Polinices ha levantado una turba de argivos y ha caído sobre Tebas. Ambos hermanos yacen ahora muertos, como nos cuenta Los siete contra Tebas, de Esquilo. Aquí comienza la adaptación de Sófocles de este episodio del Ciclo Tebano. Creonte, nuevo rey, prohibe que el enemigo de la ciudad, Polinices, sea sepultado, y Antígona, su hermana, lo entierra simbólicamente, en pugna con la ley humana por no quebrantar la ley divina. En lugar de buscar la comprensión, Creonte se endurece cada vez más, y acaba perdiendo a los que más quería. Antígona, la vencida, acaba venciendo; Creonte, el vencedor por su fuerza, sucumbe. Todo en el drama es contraste: Antígona y su hermana Ismena, con diferente estilo de vida; Creonte y su hijo Hemón; Creonte y Tiresias, el adivino; Creonte y el guardián, personaje popular; pero sobre todo Antígona y Creonte, oposición en la que se centra la obra.
Hegel veía en la obra el conflicto entre tesis (derecho del Estado) y antítesis (derecho de la familia). Kierkegaard veía en la protagonista una novia de la muerte, que buscaba abandonar la vida por incompatibilidades con su entorno. Otros ven en ella a la rebelde revolucionaria que se alza contra un gobierno tiránico. O incluso el conflicto entre la ortodoxia religiosa convencional, y una religión más libre que los ortodoxos llaman herética.
Prólogo. Al día siguiente de la muerte de los dos hijos de Edipo y de la retirada de los argivos, Antígona llama a su hermana Ismene, le comunica la proclama de Creonte que prohíbe el enterramiento de Polinices y le anuncia la intención de hacerlo a pesar de ello. Ismene intenta disuadirla.
Párodo. El Coro ignora para qué ha sido convocado por Creonte. Se regocijan por la partida de los argivos y recuerdan la mala conducta de Polinices.
Episodio 1º. Creonte, el nuevo rey tras la muerte de Eteocles, anuncia el edicto que ha proclamado. El Coro lo acepta, aunque no lo aprueba. Aparece un guardián, que cuenta que alguien ha cubierto de tierra el cadáver de Polinices.
Estásimo 1º. Canto al hombre y su progreso: si observa las leyes divinas y humanas, será feliz.
Se enseñó a sí mismo el lenguaje y el alado pensamiento, así como las civilizadas maneras de comportarse, y también, fecundo en recursos, aprendió a esquivar bajo el cielo los dardos de los desapacibles hielos y los de las lluvias inclementes.
Episodio 2º. Antígona, conducida ante Creonte, reconoce los hechos y los justifica. Creonte la condena a muerte, a pesar de ser la prometida de su hijo Hemón. Dos esclavos traen a Ismene, que desea asociarse al hecho, mas Antígona no lo permite.
No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Éstas no son de hoy ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron.
Se podría decir que esto complace a todos los presentes, si el temor no les tuviera paralizada la lengua. En efecto, a la tiranía le va bien en otras muchas cosas, y sobre todo le es posible obrar y decir lo que quiere.
Estásimo 2º. Reflexión sobre el destino de los Labdácidas y el poder del destino.
La esperanza errante trae dicha a numerosos hombres, mientras que a otros trae la añagaza de sus tornadizos deseos.
Episodio 3º. Hemón intenta interceder por Antígona, en una acalorada discusión con su padre. Éste ordena que Antígona sea encerrada en una cueva.
Estásimo 3º. Un bellísimo canto al amor, que prepara el diálogo lírico que sigue.
También yo ahora me veo impelido a alejarme ya de las leyes al ver esto, y ya no puedo retener los torrentes de lágrimas cuando veo que aquí llega Antígona para dirigirse al lecho, que debía ser nupcial, donde todos duermen.
Episodio 4º. Diálogo lírico entre Antígona y el Coro. Mientras es conducida a la tumba, compara su destino con el de Níobe y recuerda las desgracias de su familia. Escaso consuelo será alcanzar fama inmortal.
Estásimo 4º. El Coro recuerda tres personas con un destino semejante: Dánae, encerrada por su padre para que no engendrara a quien le daría muerte; Licurgo, que mató a su propio hijo y fue encerrado en una gruta; y Cleopatra, que repudiada por su esposo logró con sus intrigas que a sus hijos les fueran arrancados los ojos.
Episodio 5º. Tiresias, el adivino, comunica las señales de la cólera divina. Ante los vaticinios, Creonte ordena dar sepultura al cadáver de Polinices y liberar a la muchacha.
Es terrible ceder, pero herir mi alma con una desgracia por oponerme es terrible también.
Estásimo 5º. Canto de danza de tono alegre, que invoca la presencia de Baco, dios protector de Tebas.
Éxodo. Se cuentan las muertes de Antígona, de Hemón y de Eurídice. Diálogo lírico con un Creonte arrepentido.
Seguidamente, el infortunado, enfurecido consigo mismo como estaba, echó los brazos hacia adelante y hundió en su costado la mitad de su espada. Aún con conocimiento, estrecha a la muchacha en un cálido abrazo y, respirando con esfuerzo, derrama un brusco reguero de gotas de sangre sobre su pálida faz. Yacen así, un cadáver sobre otro, después de haber obtenido sus ritos nupciales en la casa de Hades y después de mostrar que entre los hombres la irreflexión es, con mucho, el mayor de los males humanos.
¡Oh amo, cuántas desgracias posees y estás adquiriendo, unas llevándolas ahí en tus manos, las otras parece que, tras llegar, pronto las verás en palacio!
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