Seguimos para la lectura de los fragmentos conservados de Heráclito el análisis realizado por Conrado Eggers Lan y Victoria E. Juliá bajo el título Los límites del alma.
Nacido en Éfeso (Jonia) hacia el 535 aC. Diógenes Laercio le hace autor de una obra Sobre la naturaleza, que divide en tres partes: cosmológica, política y teológica. Sólo nos han llegado fragmentos de esta supuesta obra a través de otros autores. Murió en torno al 484 aC.
La mayor parte de autores coinciden en el estilo sentencioso, aforístico y desprovisto de todo carácter sistemático, lo que unido a la continua expresión alegórica o simbólica y a la ironía frente a sus congéneres, han granjeado a Heráclito el título de 'el Oscuro'. Este estilo recuerda el usado en las sentencias del oráculo de Delfos, y recurre al oxímoron y la antítesis para explicar la ambigua realidad que representa.
Para Heráclito, el fundamento de todo está en el constante cambio: todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción del que nada escapa. Como metáfora de ello, se ha entendido que el arjé para Heráclito es el fuego. Sin embargo, la cosmología no es de su interés, y únicamente usa esta comparación de forma simbólica, de la misma forma que puede usar el nombre de alguna divinidad: Para Heráclito, Uno, lo único sabio, quiere y no quiere ser llamado con el nombre de Zeus (quiere ser la divinidad gobernante, pero no complicarse en flirteos y embustes). Su doctrina se fundamenta en una teoría de contrarios: el conflicto está en el origen de todas las cosas, en una contienda que es al mismo tiempo armonía (no en cuanto a relación numérica, sino al equilibrar fuerzas contrapuestas).
El proceso de cambio está regido por una ley, que denomina Logos {nosotros diremos Razón}, que además le habla al hombre, aunque la mayoría no pueda escucharlo. Esta ley es inmanente al hombre y a todas las cosas. Si bien no desprecia el uso de los sentidos y los cree indispensables para entender la realidad, sostiene que con ellos no basta, ya que es igualmente importante el uso de la inteligencia y una actitud crítica e indagadora. Sin embargo, la doctrina de la Razón heraclítea fue obviada por Platón y la filosofía inmediatamente posterior, interpretando las ideas de Heráclito como una negación del conocimiento (si nada es estable, nada puede saberse definitivamente).
- En los mismos ríos entramos y no entramos, (pues) somos y no somos (los mismos).
En esta cita (de la que es más conocida la inexacta versión de Platón) entendemos que el cauce se mantiene, pero las aguas del río son otras; y lo mismo sucede con las personas. Si unimos esto con las otras doctrinas del autor, el cauce sería una metáfora de la Razón y el agua lo sería del fuego o arjé.
Sobre el fuego como principio dice:
- Con el fuego tienen intercambio todas las cosas, y todas las cosas con el fuego, tal como con el oro las mercancías y las mercancías con el oro.
Lo cual es una metáfora que pone a este fuego, inteligente y siemprevivo, como valor o respaldo de todas las cosas.
De ciertos cultos dice:
- En vano se purifican manchándose con sangre, como si alguien tras sumergirse en el fango se limpiara con fango: parecería haber enloquecido si alguno de los hombres advirtiera de qué modo obra; y hacen sus plegarias a ídolos, tal como si alguien se pusiera a conversar con casas, sin saber qué pueden ser dioses ni héroes.
Heráclito reprocha al poeta que dijo: "¡Ojalá se extinguiera la
discordia de entre los dioses y los hombres!", respondiendo:
- Pues
no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera
hembra y macho, que están en oposición mutua.
- Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia.
Siguiendo con el tema de los contrarios, y para mostrar el estilo heraclíteo:
- El dios: día noche, verano invierno, guerra paz, saciedad hambre.
En cuanto al logos enuncia argumentos como:
- Los límites del alma no los hallarás andando, cualquier camino que recorras; tan profundo es su fundamento.
- Aunque la Razón es común, la mayoría vive como si tuviera una inteligencia particular.
~ Crátilo.
Su vida transcurre a finales del siglo
V aC. Representante del relativismo, continuó la idea de Heráclito de
que uno no puede bañarse dos veces en el mismo río, llevándola más
lejos: no puede hacerse ni una vez. Si el mundo cambia continuamente,
también lo hacen las palabras, lo que llevó a Crátilo a decidir que la
comunicación era imposible y renunció a hablar. Supuestamente, fue
maestro de Sócrates entre el 407 y el 399 aC.
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