Tebaida

Tanto la Tebaida como Epígonos tratan campañas de los argivos contra Tebas. La leyenda era conocida por Homero, cuyas varias alusiones nos permiten deducir que entre ambas campañas existió una diferencia temporal de una generación, y que la segunda de ellas tuvo lugar poco antes de la guerra de Troya.

Al parecer, como en el caso de Troya, esta leyenda tiene una base de realidad: la arqueología ha demostrado que Tebas fue conquistada en un tiempo algo anterior a la destrucción de Troya, y que esta conquista fue seguida por una serie de establecimientos micénicos. Es probable que en Tebas se desarrollara un centro de comercio independiente de la Argólide, que llevara a una rivalidad creciente.

En cuanto al autor, en la inscripción romana llamada Tabula Borgiana se ha perdido justamente su nombre, aunque se indica que era de Mileto. Milesio o no, el origen de la obra, a pesar de tratar de Tebas, no es tebano, pues hay divergencias entre la versión presentada y las leyendas locales tebanas. En cualquier caso, el poema debe proceder del siglo VIII aC, ya que Calino (lírico del VII aC) ya lo conocía y, según Pausanias, creía que los versos eran de Homero. De hecho, algún estudioso ha sugerido que la Tebaida podría ser anterior a la Ilíada y haber influido en ella.

La Vida de Homero, obra atribuida falsamente a Heródoto, da noticia de un poema denominado la Expedición de Anfiarao, al que tal vez podría pertenecer uno de los fragmentos asignados a la Tebaida, aunque esto es dudoso.

El poema tendría al parecer entre 6000 y 6600 versos, pero los fragmentos conservados aluden principalmente a la maldición de Edipo, que constituiría un elemento secundario, como origen de la disputa entre los hijos de Edipo y de la expedición de los Siete. Del núcleo temático, con todas sus batallas, sus diálogos y digresiones, nos quedan escasas referencias. Para realizar una reconstrucción de su argumento es necesario, pues, apoyarse en lo que nos cuenta la Ilíada.

El primer fragmento (conservado en una cita del Certamen de Homero y Hesíodo) alude a Argos, en lo que debía ser un proemio («Canta, diosa, a la muy árida Argos, de donde los soberanos...»), tras el cual la narración volvería atrás para narrar los motivos de la guerra: las maldiciones de Edipo. La primera de estas maldiciones, según otro fragmento transmitido por Ateneo, se debe a que Polinices pone la copa de Layo, el padre de Edipo, frente a este, a pesar de que lo había prohibido. Esto aflige a Edipo, pues le recuerda al parricidio cometido, y maldice a sus hijos con la guerra fratricida. En otro fragmento (un escolio al Edipo Rey de Sófocles) se atenta al parecer inadvertidamente contra los derechos de autoridad de Edipo, y este maldice de nuevo a sus hijos, esta vez con el homicidio mutuo («Imprecó a Zeus soberano y a los demás inmortales, para que ambos bajaran a lo profundo del Hades por obra de las manos del otro»).

No puede saberse si el Edipo que aparece aquí es aún rey de los tebanos (como en Homero y la Edipodia), o es el Edipo ciego y exiliado (como en el Edipo Rey o la tradición posterior), pero en cualquier caso, el poema no se centraría en él, sino en las consecuencias de su maldición. Al morir Edipo, los hermanos acuerdan reinar alternativamente, un año cada uno, pero Eteocles, el primero, no cede el trono al finalizar su mandato y destierra a Polinices de la ciudad. Este, que viaja a Argos, tiene una disputa con Tideo (exiliado de Calidón). El rey de Argos, Adrasto, evita el altercado, promete ayudar a ambos a reconquistar sus ciudades y les concede a sus hijas en matrimonio.

La primera campaña será contra Tebas, y se eligen para ello siete caudillos. No se sabe si Tebas tenía siete puertas, y por ello se elige ese número de caudillos, o si la existencia de estos siete capitanes provoca que en la leyenda aparezca ese número de puertas. La propia Tebaida no ayuda a desvelar este detalle, pues no sabemos si se hablaba de siete capitanes. En diferentes fragmentos se nombran además de Polinices a Adrasto, al adivino Anfiarao (al que vemos, en uno de los fragmentos, despedirse de su hijo), a Tideo (en una alusión a su familia, que debía aparecer en una digresión sobre su linaje) y a Partenopeo. Salvo el último, todos aparecen también en la Ilíada, que cita además otros dos nombres (Capaneo y Mecisteo).

Antes de entrar en combate, el ejército de Argos envía a Tideo para exigir la abdicación de Eteocles. Pero, siguiendo aquí la Ilíada, es emboscado y da inicio la guerra. De ella tenemos noticia en diversas fuentes (aunque no sabemos cuántas aparecían en la Tebaida):
  • Tideo muere a manos de Melanipo, tras una cruda escena que sí aparece en un fragmento (un escolio a la Ilíada), reminiscencia quizá de una primitiva antropofagia (tras herir a Tideo, Melanipo es muerto por Anfiarao, que le lleva su cabeza a Tideo; este sorbe el cerebro tras abrirle el cráneo, lo cual causa que Atenea le niegue la inmortalidad que pensaba concederle).
  • Partenopeo muere a manos de Periclímeno (según Pausanias era así en la Tebaida, mientras que los tebanos decían que fue Asfódico).
  • Anfiarao muere también y Adrasto lamenta su pérdida, como nos describe Píndaro en su Nemea IX, que al parecer en estos versos seguía de cerca a la Tebaida.
  • Capaneo, por su arrogancia, es fulminado por un rayo de Zeus.
  • Eteocles y Polinices se dan muerte mutua en combate singular, cumpliendo así la maldición paterna.
  • De los capitanes solo queda vivo Adrasto, que, como vemos en otro de los fragmentos (legado por Pausanias) consigue salvarse a lomos de su corcel: «llevando sus vestidos en estado lamentable, con Arión, de oscura crin». Un escolio a la Ilíada indica que en el Ciclo Tebano (probablemente, en la Tebaida) se incluía la historia de este caballo, hijo de Poseidón y Deméter, que Adrasto habría obtenido como regalo de Heracles.
Del poema no han quedado más huellas, por lo que su contenido o en qué punto se detenía la narración, solo puede aventurarse.

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Si desea saber más sobre la épica arcaica o consultar la bibliografía utilizada, visite nuestra entrada al respecto.

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