El ditirambo designa una narración coral con narración mítica cantada en una fiesta pública de naturaleza religiosa. En su origen fue un canto cultual dedicado concretamente a Dioniso.
Conservamos seis ditirambos de Baquílides, que en las ediciones habituales siguen en la numeración a los epinicios. Tres (17, 18 y 19) se compusieron para los atenienses, y uno (el 20) para los lacedemonios; de los otros dos (15 y 16) se ignora su destinatario. El valor especial del ditirambo 18 es ser puro diálogo, y puede considerarse como una muestra del paso hacia el drama protagonizado por este género, en el momento de máximo esplendor de la poesía dramática en Atenas.
Ditirambo 15, los Antenóridas o la reclamación de Helena.
Su tema es la embajada de Odiseo y Menelao a Troya, previa al comienzo de la guerra. Supuestamente, Paris y sus partidarios pretendían matar a Menelao (el marido de Helena), pero Antenor pudo salvarlo y hacerlo salir de la ciudad. Durante el saqueo de la ciudad, una piel de leopardo colocada sobre la puerta de la casa de Antenor indicó que debía ser respetada para agradecer este favor. El inicio de la obra, en muy mal estado, parece ser in media res, y comienza hablando de Téano, esposa de Antenor y sacerdotisa de Atenea. Ya en la parte conservado, los hijos de Antenor conducen a los dos griegos ante la Asamblea troyana y el propio Antenor comunica la noticia. El poema acaba abruptamente con el discurso de Menelao, que alude a la victoria de los dioses (agentes del orden y la justicia) sobre los gigantes (representantes de la violencia y la insolencia). Más que narrar una historia, este ditirambo presenta una escena.
Ditirambo 16{, Heracles [o Deyanira (?)], para Delfos}.
Como el drama Traquinias de Sófocles (no está claro cuál tiene prioridad cronológica, ni si hubo influencia, o si ambas simplemente tienen fuentes comunes), el poema narra la muerte de Heracles por la túnica impregnada de veneno que Deyanira le regala. Comienza con un proemio mal conservado, al que sigue una narración mítica poco extensa: el saqueo de Ecalia por Heracles, el plan de Deyanira y el uso del filtro de Neso. En realidad, no relata los hechos, sino que únicamente los sugiere mediante algunas expresiones ("plan lleno de lágrimas"). De nuevo, el poema concluye abruptamente, técnica típica de Baquílides que dejaba en el oyente la impresión final de un nombre funesto.
Ditirambo 17, los jóvenes o Teseo{, para los ceyos de Delos}.
A pesar de la clasificación tradicional, se trata más bien de un peán cantado por un coro de ciudadanos de Ceos en las fiestas en honor de Apolo en Delos. La obra parece haber sido escrita en los inicios de la Liga Delia, pues exalta la figura de los atenienses a través de su mayor héroe. La narración comienza in media res, con los jóvenes atenienses embarcados rumbo a Creta. Allí tiene lugar un desafío por el poderío de la fuerza relativa de las divinidades a las que adoran y de las que son hijos Minos (Zeus) y Teseo (Poseidón). Minos solicita la caída de un rayo, y Teseo desciende a buscar el anillo lanzado al mar por el rey de Creta. Cae el rayo, y Teseo se tira por la borda. Tras la estancia con Anfítrite del héroe, éste regresa triunfalmente.
Nada que los dioses quieran es increíble para los mortales de mente sensata.
Ditirambo 18, Teseo{, para los atenienses}.
Narra la proeza del héroe ateniense en su camino de Trecén (donde fue criado por su abuelo) al Ática (tras recuperar la espada y las sandalias de su padre, partió hacia Atenas y limpió de bandidos la ruta del Istmo). Esta obra posee dos cualidades especiales: su estructura no es triádica (el único ditirambo conocido con esta característica) y su forma puramente dramática, donde los diálogos han sustituido a la narración.
Ha poco llegó un heraldo, tras cruzar a pie el largo camino del Istmo, y cuenta indecibles hazañas de un poderoso hombre.
Ditirambo 19, Ío, para los atenienses.
Compuesta para una fiesta en honor de Dioniso en Atenas, comienza con un extenso proemio en el que prima el elogio que Baquílides hace de su propio arte. Sigue el mito de Ío, sacerdotisa de Hera amada por Zeus, custodiada bajo la forma de ternera por Argo, liberada por Hermes, atormentada por un tábano, hasta acabar en Egipto, donde recuperó su forma y dio a luz a Épafo, rey de un largo linaje. De su descendencia sigue el poeta a Cadmo y Sémele, con lo que llega al personaje que le interesa: Dioniso.
Ditirambo 20, Idas, para los lacedemonios.
Sólo pueden leerse, y muy mutilados, los once primeros versos de este mito, en los que Baquílides recuerda el canto que las muchachas espartanas entonaron en las bodas de Idas y Marpesa.
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