Nos han llegado seis cartas de Demóstenes, sobre las que cayó casi de inmediato la duda sobre su autenticidad. Las cartas V y VI fueron pronto descartadas, pues muestran un estilo muy diferente al del bloque constituido por las cuatro primeras, sobre las que se sigue debatiendo la autoría.
La I ofrece varias expresiones y giros que se encuentran en el discurso Sobre la corona y en los Proemios, aunque se la ha considerado un trabajo inacabado. Las cartas II y III cuentan con una composición más libre que los discursos, pero que cuadra con el estilo demosténico (muy pocos hiatos y evitación de tres sílabas breves consecutivas, por ejemplo). En la IV, aunque se siguen cumpliendo estas reglas, la acumulación de figuras gorgianas y ciertos vislumbres de imitación hacen poner en duda su autenticidad. Además, no fue citada por los autores antiguos. La V, llena de hiatos y acumulaciones de sílabas breves, resulta una clara falsificación. La VI no parece indigna de Demóstenes, pero el hecho de ser enviada desde el Peloponeso tras la batalla de Cranón (322 aC), nos hace preguntarnos por qué nada sabemos de una estancia del orador en el Peloponeso por esas fechas.
Éste es el contenido de las epístolas:
I. Sobre la concordia. Escrita poco después de la muerte de Alejandro Magno (323 aC), durante el exilio de Demóstenes en la isla de Calauria y dirigida al Consejo y la Asamblea de Atenas. En ella recomienda mantener la paz con las demás ciudades griegas y ocuparse de los asuntos propios de la ciudad.
II. Sobre su propio regreso. Escrita durante su estancia en Calauria (324-323 aC), donde había llegado desde Trecén, ya que había elegido el exilio voluntario tras fugarse de prisión, encerrado por, supuestamente, haberse apropiado de parte del dinero robado por Hárpalo, consejero y tesorero de Alejandro Magno. Recuerda a los atenienses su trabajo como embajador para la ciudad y sus otros servicios públicos, niega que siquiera conociera a Hárpalo y, a la vista del perdón ofrecido a otros encausados, solicita poder regresar a su patria.
III. Acerca de los hijos de Licurgo. Escrita poco después de la muerte de Licurgo (324 aC), alaba la dedicación política de este orador, cuya labor es tan conocida que, según cuenta, la ciudad está adquiriendo mala fama por el encarcelamiento de sus hijos. Se encarga de recordar diversos casos de individuos del partido del pueblo que, a causa de los filomacedonios, recibieron un mal trato. Por último, se centra en su propia situación, pues se vio obligado a exiliarse por no poder pagar una multa inmerecida.
IV. Acerca de la maledicencia de Terámenes. Se defiende de las injurias del tal Terámenes, que le echa en cara transmitir su mala suerte al pueblo. Pero, según Demóstenes, si así hubiera sido sus gestiones pasadas no hubieran sido alabadas.
V. A Heracleodoro. Una breve carta para suplicar al destinatario que lo mantenga apartado de un juicio en el que actúa como acusador. Como habla de que podría entrar en política, la carta, de ser auténtica, podría fecharse hacia 355 aC. Pero cierta alabanza hacia la escuela de Platón nos hace pensar que es más bien un ejercicio retórico.
VI. Al Consejo y al Pueblo de los atenienses. Muy breve mensaje en el que emplaza a un enviado suyo, con noticias sobre la batalla de Cranón. De escasa calidad y casi nulo contenido, parece más un ejercicio de algún alumno de retórica posterior.
IV. Acerca de la maledicencia de Terámenes. Se defiende de las injurias del tal Terámenes, que le echa en cara transmitir su mala suerte al pueblo. Pero, según Demóstenes, si así hubiera sido sus gestiones pasadas no hubieran sido alabadas.
V. A Heracleodoro. Una breve carta para suplicar al destinatario que lo mantenga apartado de un juicio en el que actúa como acusador. Como habla de que podría entrar en política, la carta, de ser auténtica, podría fecharse hacia 355 aC. Pero cierta alabanza hacia la escuela de Platón nos hace pensar que es más bien un ejercicio retórico.
VI. Al Consejo y al Pueblo de los atenienses. Muy breve mensaje en el que emplaza a un enviado suyo, con noticias sobre la batalla de Cranón. De escasa calidad y casi nulo contenido, parece más un ejercicio de algún alumno de retórica posterior.
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