Atomistas: Leucipo y Demócrito

Como sistema filosófico, los pensadores pertenecientes al atomismo creían que el mundo estaba conformado por combinaciones de pequeñas partículas siempre en movimiento, llamadas átomos ('indivisible'). Tanto Estrabón (siglos I aC y I) como Sexto Empírico (siglos II y III) atribuyen al mítico Mosco de Sidón (allá por el siglo XIV aC) ser el primero en concebir este pensamiento corpuscular. Sin embargo, serán Leucipo y Demócrito sus máximos exponentes.

La doctrina surgió como una forma de hacer frente a las dificultades lógicas que encontraba la escuela eleática para explicar el cambio de las cosas. Extendiendo la doctrina de Parménides, decían que existía el Ser (los átomos) y el no-Ser (el vacío entre ellos). Afín al pluralismo desarrollado por Anaxágoras y Empédocles, esta teoría lograba explicar el tránsito del Ser a las cosas. La concepción de la naturaleza fue absolutamente materialista, explicando todos los fenómenos en función de número, forma y tamaño de los átomos, y reduciendo las propiedades sensoriales a diferencias cuantitativas de los mismos.

~ Leucipo.
Vivió durante el siglo V, pero se sabe muy poco de su vida. Es probable que naciera en Mileto, aunque se han considerado otras posibilidades. Trasladado a Elea, habría sido alumno de Parménides y Zenón, y maestro de Demócrito. Se le atribuyen las obras La ordenación del cosmos y Sobre la mente (esta última podría ser sólo un capítulo de la anterior), aunque su pensamiento sólo se conoce por fragmentos de otros autores. Para Leucipo, el alma está formada por átomos más esféricos que los componentes de las demás cosas. Niega la génesis y la corrupción, las tradicionales formas de cambio sostenidas por los presocráticos anteriores. Sin embargo, Epicuro consideró la posibilidad de que Leucipo nunca hubiera existido, y otros autores llegaron a suponer que fue una invención de Demócrito, como una forma de ganar prestigio y respaldo para su teoría.


~ Demócrito.
Nacido en torno al 460 aC en Abdera (Tracia), fue discípulo de Leucipo y maestro de Protágoras. Fue conocido como personaje extravagante, y se le atribuyen numerosas leyendas. Realizó diversos viajes por Egipto y Persia, y escribió el Gran Diacosmos para defenderse de las acusaciones contra los que malgastaban la herencia. De sus obras conservamos unos 300 fragmentos, que son sobre todo reflexiones morales. Aunque desconocido en Atenas durante su vida, Aristóteles comentó extensamente su obra, que Platón detestaba tanto como para querer que fuera quemada. Murió alrededor de 370 aC.
Para Demócrito, la percepción es un proceso puramente físico y mecánico: el pensamiento y la sensación son atributos de la materia reunida en un modo suficientemente complejo, y no de ningún espíritu infundido por los dioses en ella. Su ética se basa en el equilibrio logrado al controlar las pasiones mediante el saber y la prudencia: la aspiración del individuo no es tanto el placer sino la eutimia (tranquilidad de espíritu).


Otros seguidores de la doctrina atomista fueron Diomedes de Esmirna, Metrodoro de Quíos o Anaxarco.

Aristóteles rechazó la idea atomista con el argumento de que no puede existir el vacío entre las partículas, ya que para él la materia está constituida de forma continua. Este hecho, junto a ciertas consideraciones teológicas, hizo que en el medievo hubiera una patente oposición al atomismo, con excepción de ciertas mentes. La doctrina resurgirá en los siglos XV y XVI.

Odisea, canto decimoquinto: Llegada de Telémaco a la majada de Eumeo

Atenea visita a Telémaco mientras descansa en el palacio de Menelao, donde le advierte del ataque que sobre él están preparando los pretendientes, y le aconseja visitar al porquerizo cuando llegue a Ítaca, enviando la nave a la ciudad para que avisen a su madre de que ha vuelto sano y salvo.
Telémaco informa a Menelao de su inmediata partida, y éste le hace regalos. Casi a punto de partir, tiene lugar un presagio de Zeus (un águila llevando a un ánsar entre sus garras) que es interpretado por Helena como una buena señal para el regreso de Ulises a su casa.
Telémaco realiza el viaje de regreso con Pisístrato, con las dos mismas etapas que en el de ida, pero cuando se aproximan a la ciudad, para evitar que Néstor le detenga en su casa, Telémaco decide ir directamente a su nave.
Antes de zarpar, se presenta a Telémaco un adivino, Teoclímeno, de cuya ascendencia se nos informa al dedillo. Éste interroga al hijo de Ulises sobre su patria, y pide que le lleve con él. Telémaco acepta, y la nave comienza su viaje.
Pasamos a Ulises, que pregunta al pastor sobre sus padres, averiguando que sólo Laertes vive. Para pasar la noche, Eumeo le cuenta cómo fue raptado de niño por unos marineros fenicios, siendo vendido a Laertes.
Estas noches son inmensas, hay en ellas tiempo para dormir y tiempo para deleitarse oyendo relatos, y a ti no te cumple irte a la cama antes de la hora, puesto que daña el dormir demasiado.
Telémaco arriba a Ítaca, y obedeciendo las órdenes de Atenea envía a sus compañeros a la ciudad, dejando al vidente a cargo de Pireo, y encaminándose hacia la majada.

Pluralistas: Anaxágoras y Arquelao. Empédocles

En esta entrada nos ocuparemos de algunos autores para los que, al contrario de lo que sucedía con las escuelas de pensamiento monista, el mundo no tiene como principio universal una única sustancia.

~ Anaxágoras.
Nacido en torno al año 500 aC en Clazómene (Jonia), se trasladó en 483 aC a Atenas, debido al descalabro de la revuelta jónica. Conocedor de las doctrinas de Anaxímenes y Parménides, enseñó en Atenas durante treinta años. De entre sus alumnos destacan Pericles, Arquelao, Protágoras, Tucídides, Eurípides, y, tal vez, Demócrito y Sócrates. Se exilió tras ser acusado de impiedad, al sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y la Luna una roca que, procedente de la Tierra, reflejaba la luz solar. Marchó a Jonia de nuevo, estableciéndose en Lámpsaco. Allí, según dicen, se dejó morir de hambre. Fallecería en 428 aC.
Como suele suceder con los presocráticos, de su obra, llamada Sobre la naturaleza, sólo conservamos fragmentos conservados por otros autores. Introdujo la noción de nous (mente o pensamiento) como elemento fundamental de su concepción física. Esta noción sería origen del universo y causa de la existencia: se trata de un 'fluido' especialmente sutil que se filtraría entre los recovecos de la materia de algunos objetos, a los que animaría con su movimiento. Para explicar la pluralidad de objetos en el mundo, todos con cualidades diferentes, recurrió a la suposición de que todo estaría compuesto de partículas, que llamó spermata (semillas).
Platón discrepó con su búsqueda de causas materiales, y Aristóteles adoptó su doctrina de forma crítica.

~ Arquelao.
Muy poca información disponemos de él. Pudo haber sido originario de Mileto o de Atenas. Alumno de Anaxágoras, fue maestro de Sócrates. Deliberó sobre la legislación, la bondad y la justicia. Para él las causas generadoras del mundo eran el frío y el calor.

~ Empédocles.
Nacido en Agrigento (Sicilia) entre 495 y 490 aC, en el seno de una familia ilustre. Fue un político democrático, pero cuando perdió las elecciones se dedicó por entero al saber. Se conservan únicamente fragmentos de su pensamiento, que anteriormente estaban identificados como pertenecientes a dos obras: Sobre la naturaleza y Las purificaciones. Murió entre los años 435 y 430 aC.
Postuló la teoría de las cuatro raíces, haciendo de todas las cosas mezclas de agua (Tales de Mileto), fuego (Heráclito), aire (Anaxímenes) y tierra (Jenófanes), sometidas a las fuerzas de generación y corrupción: el Amor y el Odio. Uniría así las teorías del cambio y de la permanencia.
Aristóteles le atribuye un experimento para demostrar la presión del aire usando una clepsidra, y también se le hace descubridor de la fuerza centrífuga y del sexo de las plantas. Identificó que la luz de la Luna no era propia, sino reflejada, y creía lo mismo del Sol. Dedicó gran interés a la observación de la naturaleza (botánica, zoología y fisiología), y expuso originales concepciones sobre la evolución de los organismos vivos, la circulación de la sangre, y la sede del pensamiento en el corazón, tesis acogida durante mucho tiempo por la medicina. Creía firmemente en la reencarnación a lo largo de un ciclo de vidas que acabarían en la purificación.

Odisea, canto decimocuarto: Conversación de Ulises con Eumeo

Ulises, dejando el puerto, empezó áspero camino por lugares selvosos, entre unas eminencias, hacia donde le había indicado Atenea que hallaría el porquerizo, el cual era, entre todos los criados adquiridos por el divinal Ulises, quien con mayor solicitud le cuidaba los bienes.
El pastor Eumeo se muestra como buen anfitrión, dando la bienvenida a Ulises, con ese aspecto de anciano. Por sus palabras, denota lo mucho que echa de menos a su señor, y la animadversión por los pretendientes.
Al interrogar a Ulises sobre su presencia allí, éste le cuenta una larga historia, similar a la que contó a Atenea, pero mejorada en extensión y detalles.
El pastor, tras la cena, invita a Ulises a pasar la noche en su modesta casa.

Los filósofos eleáticos

La escuela toma su nombre de la ciudad de Elea (en la actual Italia, a orillas del Tirreno), patria de Parménides y Zenón, y hogar de Jenófanes.
El pensamiento de la escuela es opuesto a la filosofía materialista de los milesios, y también a la teoría del flujo universal que vemos en Heráclito. Para ellos, el universo es una unidad inmutable, infinita en tiempo y espacio, y, por tanto, más allá de los sentidos humanos. -> Sólo mediante la reflexión puede alcanzarse la verdad última, ya que las observaciones sensoriales ofrecen una visión limitada y distorsionada.
No está claro entre los estudiosos si la fundación de la escuela se debe a Jenófanes (en cuyas enseñanzas se basarían las doctrinas eleáticas) o a Parménides (que las desarrolló dentro de un sistema metafísico); pero lo más probable sería lo segundo.

~ Jenófanes.
Nacido entre el 580 y el 570 aC en Colofón (Jonia), y exiliado cuando los medos al mando de Hárpago tomaron la ciudad (en el 540 aC). Su vínculo con la filosofía jonia estriba en que algunos de sus fragmentos hablan de diversos fenómenos físicos, meteorológicos y celestes. Murió entre el 475 y el 466 aC.
De sus obras nos quedan, a través de citas de otros autores, unos 150 versos. Sus elegías parecían seguir las normas tradicionales de composición, y se conjetura sobre algunas sátiras a costa de Homero y Hesíodo. Es posible que escribiera un poema didáctico en hexámetros, que se titularía Sobre la naturaleza.
Lo que caracteriza su pensamiento es el rechazo del saber tradicional, cuyos portavoces eran los dos poetas épicos. Así, niega la cosmogonía implícita en esos poemas por una concepción propia del universo visible. Ataca también el antropomorfismo y la atribución de obras indignas a los dioses, y sigue negando todas las características de las divinidades homéricas y hesiódicas: el dios es eterno (no ha sido engendrado), está inmóvil (no necesita de velocidad),...
Por otra parte, se separa de la fisiología milesia al negar la existencia del arjé (sustancia primordial). Para él, toda la creación está formada por un ciclo de transformación entre la tierra y el agua, apoyándose en hechos como los fósiles de peces y algas en tierra, o el goteo de las estalacticas.
En cuanto al conocimiento, afirma la relatividad de los sentidos (alegando que, si no existiese la miel, pensaríamos que lo más dulce son los higos) y cancela el conocimiento indubitable.

~ Parménides.
Nació entre 530 y 515 aC en Elea, ciudad donde tuvo importancia como político y jurista, y a la que dio una legislación nueva. Escribió una sola obra Sobre la naturaleza: un poema en hexámetros y lengua épica de la que sólo conservamos fragmentos gracias a citas de otros autores; aunque en este caso la integridad de la obra es mayor que la de Jenófanes, lo mismo que la posibilidad de reconstruir su pensamiento.
Éste se divide en dos partes: la vía de la verdad (donde se ocupa de 'Lo que es' o 'Ente', demostrando que es inengendrado e indestructible, homogéneo, inmóvil y perfecto como una esfera) y la vía de las opiniones de los mortales (donde trata asuntos como la constitución y ubicación de los astros, diversos fenómenos meteorológicos y geográficos, y el origen del hombre).
En su obra parecen encontrarse ataques contra las ideas de Anaxímenes, los pitagóricos y Heráclito.
La influencia de la vía de la verdad de Parménides es enorme: los autores posteriores tratarán de superar con otros argumentos la crisis en que se había sumido el conocimiento de lo sensible, y tanto la doctrina platónica de las formas como la metafísica aristotélica guardan una deuda clara con sus tesis.

~ Zenón de Elea.
Su vida se desarrolló aproximadamente entre 490 y 430 aC. Nacido en Elea, fue discípulo directo de Parménides, y creó una serie de argumentos para apoyar las tesis de su escuela. No creó, sin embargo, ninguna idea propia, limitándose a atacar todo pensamiento que no partiera de las tesis eleáticas. Como su maestro, tuvo probablemente una activa vida política.
Entre sus razonamientos encontramos una conceptualización del cálculo infinitesimal (lejos de toda matematización), como un instrumento para formular sus paradojas. Con ellas intenta probar que el Ser tiene las características de homogeneidad y unicidad. Autores posteriores alaban su capacidad para analizar los dos lados de una misma cuestión, lo que hace que podamos considerarle el primero en usar la reducción al absurdo como demostración.

~ Meliso de Samos.
Nacido hacia el 470 aC fue un estadista y comandante naval que contribuyó a extender las ideas filosóficas de su maestro, Parménides. Ejerció cierto influjo sobre el atomismo de Demócrito y Leucipo. Comandó la flota de Samos que venció a los atenienses en 441 o 440 aC, aunque la victoria final sería para Pericles.
Sus escritos se componían de largas series de argumentos, escritos en jonio, defendiendo las ideas de Parménides: mantiene el concepto de Unidad del Ser (eterno, uniforme, inmóvil), pero lo hace infinito, y no limitado en una esfera, así como inalterable. Estos argumentos para defender a Parménides crean una paradoja entre este argumento del no-cambio, y la evidencia de los sentidos (frío-cálido, duro-blando, vivo-muerto).

Odisea, canto decimotercero: Partida de Ulises del país de los feacios y su llegada a Ítaca

Terminado el relato de Ulises, Alcínoo se muestra empático con los sufrimientos del héroe, y decide no sólo dejarle partir, sino además ofrecerle regalos, como buen anfitrión. Finalmente, tras anunciarlo múltiples veces, Ulises navega hacia su patria.
Del modo que los caballos de una cuadriga se lanzan a correr en un campo, a los golpes del látigo, y, galopando ligeros, terminan prontamente la carrera, así se alzaba la popa del navío y dejaba tras sí muy agitadas las olas purpúreas del estruendoso mar.
La nave arriba a un bello puerto, donde los feacios dejan a Ulises, regresando a casa. Pero Poseidón, como venganza, transforma la nave en piedra, cuando ya estaba a la vista de la ciudad. {Ésta es, sin duda, la inclusión de una leyenda local referida a una formación rocosa que recordaría un barco}
Ulises, al despertar de su sueño, se encuentra con Atenea, transfigurada en un joven pastor. El héroe, para despistar su verdadera naturaleza, le cuenta un leve engaño sobre su presencia allí. Atenea toma entonces la apariencia de una joven y alaba su agudeza:
-(...) Astuto y falaz habría de ser quien te aventajara en cualquier clase de engaños, aunque fuese un dios el que te saliera al encuentro. ¡Temerario, artero, incansable en el dolo! ¿Ni aun en la patria habías de renunciar a los fraudes y a las palabras engañosas, que siempre fueron de tu gusto?
Atenea le cuenta brevemente los pesares de Penélope, así como el viaje de Telémaco, y luego lo transforma en un anciano mendigo para no ser reconocido.

Heráclito y Crátilo

~ Heráclito:
Seguimos para la lectura de los fragmentos conservados de Heráclito el análisis realizado por Conrado Eggers Lan y Victoria E. Juliá bajo el título Los límites del alma.

Nacido en Éfeso (Jonia) hacia el 535 aC. Diógenes Laercio le hace autor de una obra Sobre la naturaleza, que divide en tres partes: cosmológica, política y teológica. Sólo nos han llegado fragmentos de esta supuesta obra a través de otros autores. Murió en torno al 484 aC.

La mayor parte de autores coinciden en el estilo sentencioso, aforístico y desprovisto de todo carácter sistemático, lo que unido a la continua expresión alegórica o simbólica y a la ironía frente a sus congéneres, han granjeado a Heráclito el título de 'el Oscuro'. Este estilo recuerda el usado en las sentencias del oráculo de Delfos, y recurre al oxímoron y la antítesis para explicar la ambigua realidad que representa.

Para Heráclito, el fundamento de todo está en el constante cambio: todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción del que nada escapa. Como metáfora de ello, se ha entendido que el arjé para Heráclito es el fuego. Sin embargo, la cosmología no es de su interés, y únicamente usa esta comparación de forma simbólica, de la misma forma que puede usar el nombre de alguna divinidad: Para Heráclito, Uno, lo único sabio, quiere y no quiere ser llamado con el nombre de Zeus (quiere ser la divinidad gobernante, pero no complicarse en flirteos y embustes). Su doctrina se fundamenta en una teoría de contrarios: el conflicto está en el origen de todas las cosas, en una contienda que es al mismo tiempo armonía (no en cuanto a relación numérica, sino al equilibrar fuerzas contrapuestas). 

El proceso de cambio está regido por una ley, que denomina Logos {nosotros diremos Razón}, que además le habla al hombre, aunque la mayoría no pueda escucharlo. Esta ley es inmanente al hombre y a todas las cosas. Si bien no desprecia el uso de los sentidos y los cree indispensables para entender la realidad, sostiene que con ellos no basta, ya que es igualmente importante el uso de la inteligencia y una actitud crítica e indagadora. Sin embargo, la doctrina de la Razón heraclítea fue obviada por Platón y la filosofía inmediatamente posterior, interpretando las ideas de Heráclito como una negación del conocimiento (si nada es estable, nada puede saberse definitivamente).

El fragmento más conocido de su obra está en relación con el Panta rei ("Todo fluye"):
- En los mismos ríos entramos y no entramos, (pues) somos y no somos (los mismos).
En esta cita (de la que es más conocida la inexacta versión de Platón) entendemos que el cauce se mantiene, pero las aguas del río son otras; y lo mismo sucede con las personas. Si unimos esto con las otras doctrinas del autor, el cauce sería una metáfora de la Razón y el agua lo sería del fuego o arjé.

Sobre el fuego como principio dice:
- Con el fuego tienen intercambio todas las cosas, y todas las cosas con el fuego, tal como con el oro las mercancías y las mercancías con el oro.
Lo cual es una metáfora que pone a este fuego, inteligente y siemprevivo, como valor o respaldo de todas las cosas.

De ciertos cultos dice:
- En vano se purifican manchándose con sangre, como si alguien tras sumergirse en el fango se limpiara con fango: parecería haber enloquecido si alguno de los hombres advirtiera de qué modo obra; y hacen sus plegarias a ídolos, tal como si alguien se pusiera a conversar con casas, sin saber qué pueden ser dioses ni héroes.

Heráclito reprocha al poeta que dijo: "¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres!", respondiendo:
- Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua.
- Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia. 

Siguiendo con el tema de los contrarios, y para mostrar el estilo heraclíteo:
- El dios: día noche, verano invierno, guerra paz, saciedad hambre.

En cuanto al logos enuncia argumentos como:
- Los límites del alma no los hallarás andando, cualquier camino que recorras; tan profundo es su fundamento.
- Aunque la Razón es común, la mayoría vive como si tuviera una inteligencia particular.

 
~ Crátilo.
Su vida transcurre a finales del siglo V aC. Representante del relativismo, continuó la idea de Heráclito de que uno no puede bañarse dos veces en el mismo río, llevándola más lejos: no puede hacerse ni una vez. Si el mundo cambia continuamente, también lo hacen las palabras, lo que llevó a Crátilo a decidir que la comunicación era imposible y renunció a hablar. Supuestamente, fue maestro de Sócrates entre el 407 y el 399 aC.

Odisea, canto duodécimo: Las sirenas, Escila, Caribdis, las vacas del sol

Regresa la nave de Ulises a la isla de Circe, Eea. Descansan esa noche y, a la mañana siguiente, recogen el cadáver de Elpénor y le ofrecen exequias en la playa, erigiendo un túmulo.
Luego Circe le da consejos sobre las próximas dificultades: la forma de no escuchar a las sirenas, los monstruos que habitan en las rocas Erráticas, y los ganados de la isla de Trinacia, que debe dejar intactos.
Superan así con facilidad la isla de las sirenas. Cuando se aproximan a las monstruosas Escila y Caribdis, Ulises únicamente le dice al piloto que se aleje de la segunda, aunque sabe que eso será el fin de algunos compañeros, al ser atacados por las múltiples cabezas de Escila.
Llegan entonces a la isla del Sol, y Ulises ordena no detenerse allí. Pero Euríloco le increpa:
-Eres cruel, Ulises, disfrutas de vigor grandísimo, y tus miembros no se cansan, y debes de ser de hierro, ya que no permites a los tuyos, molidos de la fatiga y del sueño, tomar tierra en esta isla azotada por las olas, donde aparejaríamos una agradable cena, sino que les mandas que se alejen y durante la rápida noche anden a la ventura por el sombrío ponto.
Ulises les hace jurar que no tocarán los rebaños, pero una vez detenidos en la isla, los vientos no acompañan su salida. Tras un mes, Euríloco convence a sus compañeros, y tras realizar un sacrificio al Sol con sus propias vacas, prueban su carne.
Aparecen, por primera vez en el relato contado por Ulises, los dioses como personajes (el Sol y Zeus). El recurso es resuelto al decir el héroe que esto se lo contó Calipso, quien lo había escuchado a Hermes.
Tras siete días, los vientos amainan y echan la nave al agua. Pero poco después, una tormenta liberada por Zeus hace caer un rayo sobre la embarcación. El único superviviente es Ulises, quien tras pasar de nuevo junto a Escila y estar a la deriva nueve días, llega a la isla de Calipso.
Se resuelve así todo el embrollo temporal, y a partir de este punto la narración será lineal.

Poetas arcaicos menores

Todos los restos conservados son posteriores a los nueve poetas mayores, y su influjo se deja notar en dos líneas de autores.

Por un lado, la lírica monódica desarrollada en la parte continental de Grecia. Diferente de la monodia desarrollada en las islas (Alceo, Safo, Anacreonte), tiene como representantes a mujeres cuyas vidas transcurren entre los siglos VI y V aC (Telesila de Argos, Mirtis, Praxila de Sición, Corina de Tanagra). Son poetisas muy metidas en cultos locales y en sus coros, creadoras de poemas míticos o himno-religiosos. Las poetisas de Argos crearon himnos y banquetes, mientras que las beocias añadieron diversas leyendas menos conocidas.

Por otra parte, conservamos escasos fragmentos de la escuela ditirámbica fundada en Atenas por Laso de Hermíone, a fines del VI aC. Atenas se había convertido en una potencia política importante, lo que se refleja en su cultura; es el momento de los orígenes del teatro, y el momento en que Laso abandona su patria peloponesia para llegar a Atenas, donde nada menos que Píndaro será su alumno. A su escuela se unen diversos autores, que dominarán el panorama literario hasta fines del siglo V aC: Apolodoro, Pratinas, Cidias, Lampocres, Diágoras, Ión, Melanípides, Licimnio,... Laso, en la corte de Hiparco, renuncia a los largos relatos de Estesícoro, y crea un arte sofisticado, internacional, que potencia al máximo la palabra, la danza y la música: surge el estilo ditirámbico (criticado por Aristófanes) a base de palabras compuestas creadas por el poeta y de alusiones difíciles de seguir. Estilo que será más extremado con la llegada a fines del V aC de otra revolución musical: la del nuevo nomo (composición monódica) y el nuevo ditirambo (composición coral). El carácter teatral es una característica de este estilo, en el que el poeta (y el coro, cuando lo hay) realizan la representación mímica del mito.

Este panorama literario tiene interés para contrastar la monodia lesbia con la continental, y para conocer el ambiente musical y literario del que dependen Píndaro y Baquílides, así como su continuación en fecha posterior. Desde finales del VI hasta el IV aC encontramos muchos fragmentos anónimos y algunos poetas conocidos, pero de la mayoría se conservan únicamente algunas palabras. Entre otros, encontramos un fragmento de Euripides (a favor de Alcibíades) y otro de Aristóteles (a la virtud de Hermias). Escribimos a continuación algunos de estos nombres, pero únicamente si el fragmento nos resulta interesante, o por su extensión es posible resumirlo. Añadimos también algunos fragmentos de autor desconocido.

~ Corina de Tanagra, con los fragmentos finales de un concurso mítico en los que discuten los montes Citerón y Helicón y canciones sobre relatos de la tradición beocia.

~ Laso de Hermíone:
Canto a Deméter y a Core esposa de Clímeno, llevando mi himno, que grita dulce cual la miel, a la grave armonía eolia.
~ Pratinas de Fliunte, sobre las innovaciones del poeta:
... no arando la tierra ya labrada, sino buscándola sin cavar.
~ Diágoras de Melos:
De acuerdo con la divinidad y la fortuna se les cumple todo a los hombres.
~ Ión de Quíos, sobre el lucero de la mañana:
Aguardamos al astro de la aurora, viajero del aire, que se anticipa a la blanca ala del sol.
~ Praxila de Sición:
Guárdate, amigo, del escorpión que hay bajo cada piedra.
~ Timoteo de Mileto, con el bello poema Los persas (sobre la derrota de la flota de Jerjes):
... honrad el pundonor, que ayuda al valor que lucha con la lanza.
Y cuando el Rey contempló aquel ejército confuso que se retiraba, emprendiendo la huida, cayendo de rodillas daba tormento al cuerpo y dijo agitado por las olas de sus desgracias: ¡Oh, ruina de mi casa y funestas naves griegas, que habéis aniquilado la juventud numerosa embarcada en las naves!
~ Telestes de Slinunte, sobre el descubrimiento de la flauta por Atenea.

~ Arifrón de Sición, con un peán a la Salud.

~ Filóxeno de Citera, con El Cíclope o Galatea, un trasunto de su propia experiencia. Filóxeno sedujo a la flautista amante de Dionisio el Joven de Sicilia, y éste lo apresó. Posteriormente, el poeta cobró venganza con este ditirambo, en el que presentaba al tirano como el Cíclope, a la flautista como Galatea, y a él mismo como Odiseo, seductor de Galatea en el poema.

~ Filóxeno de Léucade, que describe con detalle una cena con su simposio final.

~ Fragmentos anónimos:
No están ahí en el medio los dones disputados de las Musas para que se los lleve el primero que llegue.
Te traigo esta miel que he recogido de Safo.
Odio a un compañero de bebida de buena memoria.

Odisea, canto undécimo: Evocación de los muertos

Llevan a cabo Ulises y los suyos las instrucciones dadas por Circe, y son visitados por varios espíritus.
El primero es Elpénor, a quien han dejado en la isla Eea, que solicita recibir sepultura.
-Todo te lo haré, oh infeliz, todo te lo llevaré a cumplimiento.
Luego aparece la madre de Ulises, Anticlea, que el héroe pensaba que seguía con vida. Sin embargo, antes de hablar con ella se presenta el adivino Tiresias, quien indica a Ulises los pasos a seguir para llegar a casa y aplacar a Poseidón. Habla luego el héroe con su madre, a quien interroga sobre lo que se cuece en Ítaca.
Se relata luego un catálogo de mujeres, que visitan a Ulises para contar sus uniones con dioses: Tiro, Antíope, Alcmena, Epicasta, Cloris, Leda, Ifimedia, y otras muchas.
Se detiene entonces el relato de Ulises, pero lo retoma poco después tras ser aplaudido por sus oyentes.
-(...) Mas, ea, habla y dime sinceramente si viste a algunos de los deiformes amigos que te acompañaron a Ilión y allí recibieron la fatal muerte. La noche es muy larga, inmensa, y aún no llegó la hora de recogerse en el palacio. Cuéntame, pues, esas hazañas admirables; que yo me quedaría hasta la divinal Aurora, si te decidieras a referirme en esta sala tus desventuras.
Sigue por tanto Ulises narrando el encuentro con Agamenón, que cuenta a su vez su asesinato a mano de Egisto. Aparecen poco después Aquiles, Patroclo, Antíloco y Ayante. Casi todos preguntan por sus hijos.
Narra luego el héroe el castigo sufrido por algunos de los que allí se encuentran: Titio, Tántalo y Sísifo También el reflejo de Hércules se lamenta de la suerte de Ulises.
Luego, al congregarse múltiples almas, Ulises huye del lugar.

Los filósofos pitagóricos

La escuela pitagórica estuvo formada por un conjunto de astrónomos, músicos, matemáticos y filósofos, todos ellos influenciados por la personalidad de Pitágoras. Se hallaban establecidos en Crotona, al sur de Italia. Entre sus doctrinas estaban la creencia de que todas las cosas son en esencia números y la transmigración del alma. El pentagrama y la tetratkys eran algunos de sus símbolos.

El pensamiento pitagórico estaba dominado por las matemáticas, y al mismo tiempo era profundamente místico. No hay forma de saber cuál era su posicionamiento respecto al arjé (la sustancia primordial), pero su doctrina decía que mediante la noción de 'límite' lo 'ilimitado' cobra forma. Establecieron unos entes, los números y las figuras geométricas, que no son corporales, pero tienen realidad y ofrecen resistencia al pensamiento: esto hace pensar que no es posible identificar el ser con el ser corporal, terminando su línea de pensamiento en que los números y las figuras son la esencia de las cosas. Aritmética y geometría están unidas, y se habla de números planos, cuadrados, cúbicos, oblongos. Algunos números adquieren un significado místico, relacionados con cualidades (par, impar; múltiple, único), cuyo simbolismo es difícil de precisar. También crearon una teoría matemática, relacionada con la música, estudiando la relación entre las longitudes de las cuerdas y las notas correspondientes, y los intervalos musicales con las distancias de los planetas (idea que les llevó a suponer la existencia de una armonía de las esferas o música celestial). Sin embargo, el descubrimiento de los números irracionales (necesarios para explicar, entre otras cosas, la relación del lado con la diagonal del cuadrado) provocaba un fallo en los cimientos de sus teorías.

Pitágoras veía ciencia y religión como dos aspectos de un mismo estilo de vida, de ahí la apariencia de la escuela como secta mistérica: contemplación, purificación, descubrimiento de un orden en la disposición del universo,... El camino que pasa por aprender el movimiento regular de los cuerpos celestes lleva al hombre a liberarse del ciclo del nacimiento~muerte, adquiriendo la inmortalidad.

Los pitagóricos se establecieron en diversas ciudades de la península Itálica y Sicilia, así como en Grecia. Formaban una secta con sus conductas tipificadas (como no comer carne ni habas, no atizar el fuego con un hierro ni usar ropas de lana, no recoger lo que se hubiera caído,...). Aunque su tendencia era contraria a la aristocracia, no tardaron en formar una e intervenir en política, lo que provocó que los democráticos de Crotona los atacaran duramente, matando a muchos e incendiando su casa. Supuestamente, el fundador habría escapado pero moriría poco después.


Algunos miembros de la escuela fueron:

~ Pitágoras.
Nació en torno al 582 aC en la isla de Samos. Expulsado por el tirano Polícrates (que llegó al poder en 540 aC), Pitágoras se estableció en Crotona (alrededor del año 525 aC). Se tienen pocas noticias fidedignas de su biografía, pues su condición de fundador de una secta religiosa propició la temprana aparición de una tradición legendaria en torno a él. Se le atribuyen varios viajes a Persia (donde conocería a Zoroastro); también supuestamente, de los egipcios habría heredado la geometría y el arte de la adivinación, de los fenicios la aritmética y el cálculo, y de los caldeos la investigación de los astros. Dentro de la comunidad pitagórica, se le atribuían todas las investigaciones realizadas, por lo que es difícil saber con exactitud qué resultados son suyos con exactitud. Murió en 507 aC.

~ Epicarmo.
Nacido en la Megara siciliana hacia 550 aC, representa junto a Pratinas el primer período de la comedia griega. Realizó parodias mitológicas, introduciendo en ellas diversos tipos (el visitante, el filósofo, el borracho). Diógenes Laercio (siglo III dC) le hace alumno de Pitágoras, y Jámblico (entre los siglos III y IV) dice que introdujo en sus versos pensamientos de este supuesto maestro. Murió en Siracusa, en torno a 460 aC.

~ Alcmeón de Crotona.
Perteneciente a la generación de Pitágoras o a la de sucesores inmediatos, hay dudas sobre si fue discípulo suyo. Se interesó preferentemente por asuntos relacionados con la medicina y la fisiología, aunque también mostró preocupación por la filosofía natural. Siguiendo creencias dualistas, fue el creador de la tabla pitagórica de las oposiciones.

~ Hipaso de Metaponto.
Nació alrededor del 500 aC en Metaponto, al sur de Italia. Se le atribuyen tres importantes descubrimientos: la construcción de un dodecaedro inscrito en una esfera, el concepto de la inconmensurabilidad, y la determinación de las relaciones numéricas de las consonancias básicas mediante experimentos del sonido. También se cree que fue quien probó la existencia de los números irracionales, y las leyendas dicen que fue expulsado por los pitagóricos (o incluso muerto) por haberlo difundido. Aunque sus trabajos no han llegado hasta nosotros, al parecer hizo experimentos sobre acústica y resonancia. Pudo haber sido maestro de Heráclito de Éfeso, y creer como él que el arjé era el fuego (y no los números).

~ Filolao de Crotona.
Vivió aproximadamente entre los años 470 y 385 aC. Se le atribuye la introducción de la hipótesis de que la Tierra no era el centro del universo, sino que existía un Fuego Central alrededor del cual giraban los planetas, el sol, la luna y las estrellas. De su obra Sobre la naturaleza (o Sobre el mundo) Estobeo ha conservado algunos fragmentos. En uno de ellos, Filolao expone la idea de que en la generación de todas las cosas intervienen dos principios opuestos en armonía, lo ilimitado y el límite.

~ Arquitas de Tarento.
Filósofo y matemático, pero también líder político y estratega, ejemplifica la imagen del rey filósofo buscada por Platón en su República. Vivió entre 408 y 347 aC. Perteneciente al círculo pitagórico, Arquitas puede ser considerado el fundador de la física, al aplicar las matemáticas a sus teorías mecánicas, pues consideraba que sólo la aritmética, y no la geometría, podría probar si eran ciertas. Aún así, para resolver el problema de la duplicación del cubo, usó un método geométrico basado en la llamada curva de Arquitas. En política, fue la gran figura tarentina de su época, al ser elegido durante siete años consecutivo para el puesto de estratego, convertirse en un general imbatido y ser conocido por su virtud. Aulo Gelio (cinco siglos posterior) cuenta que Arquitas fue el primero que creó un ingenio volador, al propulsar, probablemente con vapor, un modelo con forma de pájaro.


Los conocimientos de esta escuela serían usados, a partir del siglo I aC, por algunos autores que podríamos denominar neopitagóricos, fundiendo eclécticamente las ideas pitagóricas con el platonismo y otras doctrinas filosóficas y religiosas. Crearon escuela en Alejandría (hasta el siglo III), desde donde sus ideas se expandieron al resto del Imperio.

Odisea, canto décimo: Lo relativo a Eolo, a los lestrigones y a Circe

Llegamos a la isla Eolia, donde moraba Eolo Hipótada, caro a los inmortales dioses; isla flotante, a la cual cerca broncíneo e inquebrantable muro, y en cuyo interior álzase escarpada roca.
Un mes pasan junto a Eolo, relatándole sus aventuras. Cuando deciden partir, le ofrece a Ulises un cuero de buey conteniendo soplos de viento.
Tras otros nueve días de travesía, los hombres de Ulises se interesan por el regalo mientras el héroe está durmiendo, figurándose que son riquezas. Al abrirlo, la salida de los vientos causa una tormenta que lleva las naves de vuelta a la isla de Eolo. Éste, sin embargo, los expulsa en esta ocasión:
-¡Sal de la isla y muy pronto, malvado más que ninguno de los que hoy viven! No me es permitido tomar a mi cuidado y asegurarle la vuelta a varón que se ha hecho odioso a los bienaventurados dioses. Vete noramala; pues si viniste ahora, es porque los inmortales te aborrecen.
Tras siete días de navegación llegan a Telépilo, la ciudad de la Lestrigonia, tierra de grandes rebaños. Las naves amarran en el puerto, salvo la de Ulises, que se encuentra apartada en un peñasco. Se envían tres hombres a visitar la población, pero al encontrarse con los enormes lestrigones el rey Antífates mata y devora a uno de ellos. Luego, los enormes seres parecidos a gigantes atacan al resto de hombres, perdiéndose todas las naves salvo la de Ulises, que se ve obligado a partir.
Arriban luego a la isla Eea, donde mora la divina Circe. Al tercer día de estar en la playa, Ulises sube a un monte y divisa una columna de humo. Divide en dos grupos a sus hombres, y envía hacia el origen del humo a veintidós hombres, liderados por Euríloco. Encuentran lobos y leones encantados por Circe, y confiando en ella (salvo Euríloco) entran y comen lo que les prepara. Con una varita los transforma luego en cerdos, guardándolos en pocilgas y alimentándolos de bellotas. Euríloco regresa a la nave, aunque ignora el destino de sus compañeros.
Ulises, sólo, parte hacia el palacio de Circe, y Hermes se le presenta en el camino, dándole un remedio contra las drogas que ella pone en las comidas y aconsejándole lo que debe hacer: cuando le toca con la varita, él la amenaza con la espada; y cuando le ofrece yacer en el lecho, Ulises la obliga a jurar que no maquinará otro engaño. Antes de seguir, Circe transforma de nuevo a los compañeros en personas.
-¡Laertíada, del linaje de Zeus! ¡Ulises, fecundo en ardides! Ve ahora a donde tienes la velera nave en la orilla del mar y ante todo sacadla a tierra firme; llevad a las grutas las riquezas y los aparejos todos, y trae enseguida a tus fieles compañeros.
Euríloco está en contra de la idea, y sigue al grupo únicamente por miedo a Ulises. Un año entero transcurre en el palacio de Circe y al final son sus hombres los que recuerdan al héroe el deseo de regresar a Ítaca. Ulises se lo comunica a Circe, quien le indica que, para saber cómo volver a su patria, deben visitar al adivino Tiresias en el Hades, enseñándole cómo penetrar en él.

Anacreonte

Anacreonte vivió todo el período de crisis durante el que las ciudades griegas de Asia pasaron del benévolo imperio de los lidios a su dominación por los persas, y al surgimiento de Atenas como principal potencia capaz de hacerles frente. Él fue uno de los griegos de Asia que tuvo que emigrar, en su caso a la propia Atenas. Con ellos llevaron las tradiciones filosóficas y la poesía, que no dejarán de ejercer influjo en el período siguiente.
El cantor de los banquetes y del vino, de un erotismo ligero e irónico y de la vida placentera, vivió en realidad duros embates. Nació en torno al 572 aC en Teos, una pequeña ciudad de Jonia. En 546 aC, con la toma de Sardes por Ciro, Teos fue abandonada por sus habitantes, que se trasladaron a Abdera, en Tracia.
Finalizado el tiempo de la poesía mélica desarrollada en Lesbos, y también la escuela poética de Locros, Anacreonte logrará crear un nuevo tipo de canción a partir de los anteriores, uniéndola a la poesía popular jonia.

Algunos de sus fragmentos incluyen el tono bélico, pero pronto repetirá el tema del escudo abandonado (antes en Arquíloco y en Alceo), y cantará al amor y al banquete. Ha conocido al violento y frenético Dioniso, que él transformará en un amable dios erótico. Consigue absorber los temas tracios mediante una helenidad refinada y algo decadente, y adaptará al ambiente cortesano la antigua monodia que había recibido forma literaria con los lesbios. Invitado a Samos por el tirano Polícrates, cuando éste caiga (en 522 aC), deberá abandonar la isla. Otro tirano, Hiparco de Atenas, lo acogerá. Anacreonte se reviste de los sentimientos o actitudes del tirano, formando una especie de doble literario de él. En Atenas conoce a Laso y a Simónides, y como éste, debió de pasar a Tesalia tras la expulsión de Hipias (510 aC), que había sucedido a su hermano Hiparco. Volverá más adelante, y conocerá allí a Jantipo (padre de Pericles) y a Critias (antepasado del Critias, tío de Platón, que dedicará unos versos al poeta). Murió ya viejo, en torno al 485 aC, siendo muy apreciado en Atenas, con un busto en la Acrópolis que llegó a ver Pausanias (siglo II).

La fama de Anacreonte procede de la monodia de tipo simposíaco, pero Critias nos habla también de sus canciones de mujeres (semejantes a las locrias o a las lesbias) y de sus partenios. Otras fuentes nos señalan algunos yambos y elegías.
Su canción simposíaca es más breve que las lesbias, aunque quedan huellas de su estructura ternaria (muy comprimido el centro, y comenzando con simples afirmaciones del autor o temas autobiográficos).
En su obra, aunque siempre irónica y llena de amor a la vida, encontramos notas de melancolía, no sólo por el tema de la vejez y la muerte, sino por su vida entera. Su reino es el de la ironía y el doble sentido, pero también el de la frivolidad frente a la injusticia de la vida.

Los fragmentos conservados son escasos y muy breves. Esta deficiente conservación no nos permite saber cómo sus temas más frecuentes (el amor y la bebida) se unían al elogio a Polícrates. La versión alejandrina tal vez constara de cinco o más rollos, pero es imposible siquiera acercarse a conocer su organización.

Algunos fragmentos:
Otra vez Eros de cabellos de oro me alcanza con su pelota purpúrea y me invita a jugar con una muchacha de sandalias multicolores. Pero ella, como es de la bella isla de Lesbos, desprecia mis cabellos porque son blancos y abre su boca en busca de otros.
Oh muchacho que miras igual que una doncella, te estoy buscando y tú no me haces caso porque no sabes que eres el auriga de mi alma.
He comido cortando un poco de una tarta ligera, he bebido hasta el fondo una jarra de vino. Y ahora toco muellemente mi bella lira, haciendo serenata a la querida...
Salud, querida luz que sonríes con tu bello rostro.
Canosas están mis sienes, blanca mi cabeza; ha huido de mí la juventud graciosa, están viejos mis dientes, y de la dulce vida me queda ya poco tiempo. Por eso lloro muchas veces, temeroso del Tártaro; pues es terrible el abismo de Hades y dolorosa es la bajada hasta él: es bien cierto que el que baja no sube.
A la hetera Erotima:
Y (el Pudor) cree que te cría entre lirios como a una muchacha prudente, pero tú has huido a prados llenos de jacintos, donde la Chipriota ha atado sus yeguas, liberadas del yugo.

Odisea, canto noveno: Relatos a Alcínoo. Cíclopes

Soy Ulises Laertíada, tan conocido de los hombres por mis astucias de toda clase; y mi gloria llega hasta el cielo.
Así se presenta el héroe a los feacios, iniciando la larga narración de sus aventuras, desde la salida de Troya hasta la llegada a la isla de Ogigia. Serán tres los cantos en los que, sin interrupción, Ulises se ocupará del puesto de narrador.
En primer lugar, los vientos llevan a su gente al país de los cícones, donde asaltan la ciudad y toman mujeres y riquezas. Ulises pretende irse enseguida, pero sus hombres deciden montar un festín en la playa, y a la mañana siguiente son atacados por los cícones del interior, más belicosos. Los aqueos, con bastantes bajas (seis por cada nave), huyen en las naves.
El viento los conduce luego a la tierra de los lotófagos. Al descubrir que comer el loto elimina cualquier tipo de voluntad, salvo la de seguir comiendo, Ulises arrastra a los exploradores de vuelta a las naves, y parten de nuevo.
Llegan luego a la tierra de los Cíclopes, que Ulises describe casi como salvajes.
No tienen ágoras donde se reúnan para deliberar, ni leyes tampoco, sino que viven en las cumbres de los altos montes, dentro de excavadas cuevas; cada cual impera sobre sus hijos y mujeres, y no se entretienen los unos con los otros.
Las naves recalan en una isla deshabitada, algo apartada de la tierra de los Cíclopes, donde Ulises y sus compañeros se alimentan de cabras. Ulises parte al día siguiente con una única nave (dejando atrás las otras once) para averiguar qué hombres habitan en aquella tierra.
Descubierta en aquel lugar una gruta rodeada de ovejas, Ulises se encamina a ella con sus doce mejores hombres, dejando encomendada la nave al resto.
De este vino llevaba un gran odre completamente lleno y además viandas en un zurrón; pues ya desde el primer instante se figuró mi ánimo generoso que se nos presentaría un hombre dotado de extraordinaria fuerza, salvaje e ignorante de la justicia y de las leyes.
Nada más presentarse allí el cíclope, en lugar de guardar la debida hospitalidad, les interroga sobre su origen y su nave. Ulises le engaña, diciéndole que no llegaron en nave alguna, sino que ésta se hundió. El cíclope consigue atrapar a dos de los hombres, y se los prepara como cena. Luego se echa a dormir, y Ulises, viendo que si lo matan no podrán mover la enorme piedra que cierra la gruta, decide esperar.
A la mañana siguiente, el monstruo devora a otros dos hombres, y sale a pasear al ganado. Mientras tanto, Ulises prepara una afilada estaca a partir de una enorme rama que está secándose en la cueva.
El cíclope regresa, y vuelve a cenarse a otros dos hombres. Ulises le ofrece vino, para embriagarlo, y dice llamarse Nadie. Cuando el ser cae dormido, le clavan la estaca en su único ojo. A sus gritos acuden otros cíclopes (sabemos así que su nombre es Polifemo), pero como él repite el nombre de Nadie, no le hacen caso. Luego Ulises y sus hombres escapan con el artificio de esconderse entre la lana de las ovejas.
Ya en la nave, el héroe increpa a Polifemo, quien lanza un enorme peñasco y casi hace hundir el barco. Sin embargo, Ulises no puede evitar dar su nombre auténtico al monstruo, burlándose de él. Polifemo ora a su padre, Poseidón, para que Ulises no vuelva a su palacio.
Mas si le está destinado que ha de ver a los suyos y volver a su bien construida casa y a su patria, sea tarde y mal, en nave ajena, después de perder todos los compañeros, y se encuentre con nuevas cuitas en su morada.
{No entiendo cómo sabe el cíclope de palacios y casas bien construidas, si hemos de hacer caso a la descripción de su gente}
Se reúnen Ulises y los suyos con el resto de compañeros, y el héroe realiza un sacrificio a Zeus. Partiendo de la isla al día siguiente.
Desde allí seguimos adelante con el corazón triste, escapando gustosos de la muerte, aunque perdimos algunos compañeros.

Los filósofos milesios

La escuela milesia o jónica toma su nombre de la ciudad de Mileto, situada en la costa egea de Asia Menor. Fundada en el siglo VI aC, introdujo nuevos puntos de vista sobre la organización del mundo: frente a la idea prevaleciente que responsabilizaba de los fenómenos naturales a la voluntad de dioses antropomórficos, los milesios presentaron una visión en términos de entidades metodológicamente observables, por lo que estamos ante la primera filosofía científica.

~ Tales de Mileto.
Nacido entre 639 y 624 aC, fue el iniciador de la indagación racional sobre el universo, y Aristóteles lo considera el primer filósofo. Su vida está envuelta en un halo de leyenda. Aparece en la lista de los Siete Sabios de la Antigüedad, y una tradición no muy segura le hace maestro y protector de Pitágoras. Heródoto nos cuenta que logró desviar el río Halys para que pasara el ejército de Creso, y que predijo el eclipse solar del 585 aC. Murió en 547 o 545 aC.
Se atribuye a Tales el haber transportado desde Egipto a Grecia múltiples conocimientos: sus estudios abarcaron profusamente el área de la geometría, el álgebra y la geometría espacial, así como algunas ramas de la física, como la estática, la dinámica y la óptica. Aunque no es seguro, se le atribuye el famoso teorema de Tales, y la leyenda cuenta que lo usó para medir la altura de las pirámides.
No nos quedan obras escritas por el propio Tales, sino únicamente sentencias atribuidas por autores posteriores. Simplicio dijo que escribió una obra llamada Astrología Náutica, pero Diógenes Laercio atribuye esa obra a otro autor. Según otros, Tales escribió un tratado Sobre el solsticio y otro Sobre el equinoccio.
Para Tales, el arjé o principio elemental de todo es el agua: la tierra descansa sobre el agua como una isla, la humedad está en la nutrición de todas las cosas, el calor es generado y conservado por la humedad, las semillas de todas las cosas son húmedas. Algunas sentencias atribuidas por Diógenes Laercio a Tales son:
- Muchas palabras no son signo de ánimo prudente.
- Lo más veloz es el entendimiento, porque corre por todo.
- Conócete a ti mismo. (El famoso proverbio del templo de Delfos)

~ Anaximandro.
Nacido en el 610 aC en Mileto, fue discípulo y continuador de Tales, y compañero y maestro de Anaxímenes. Murió en 546 aC.
Se le atribuye un libro sobre la naturaleza, pero todo lo que queda de su pensamiento son citas de autores posteriores. Se le atribuye el primer mapa del mundo, la medición de los solsticios y equinoccios mediante un gnomon, trabajos para determinar la distancia y tamaño de las estrellas y la afirmación de que la tierra es cilíndrica y ocupa el centro del universo.
La respuesta de Anaximandro a la cuestión del elemento primordial es el ápeiron (lo ilimitado), principio indeterminado, eterno y siempre activo, que es más bien una concreción de lo divino abstracto. Todo sale y todo vuelve al ápeiron según un ciclo necesario, y de él surgen las sustancias del mundo, opuestas entre sí. Existirían mundos infinitos, naciendo y pereciendo continuamente según la preponderancia de los elementos; así, al comprobar que el nivel de las aguas de su región disminuía, pensó que la tierra se estaba secando. Con un pensamiento francamente sorprendente, se adelantó a la teoría de la evolución: al observar que el ser humano es demasiado débil para haber sobrevivido a épocas más hostiles, concluyó que los primeros hombres debieron de nacer a partir de otras criaturas (acuáticas, envueltas en una corteza espinosa), al ir evaporándose el agua y dejando una especie de limo en el suelo.

~ Anaxímenes.
Nacido el 585 aC, fue discípulo de Tales y Anaximandro. Diógenes Laercio le atribuye un estudio Sobre la naturaleza, en dialecto jonio y con un estilo sencillo. Plinio el Viejo dice de él que fue el primero en analizar el cómputo geométrico de las sombras para medir las divisiones del día. Murió en 524 aC.
Para Anaxímenes, el arjé es también infinito, pero es identificado con el aire, que mediante procesos de rarefacción y condensación crearía el resto de sustancias. Con ello explicaba ciertos fenómenos naturales, extendiéndolos al funcionamiento del universo.

{En 547 Mileto cayó bajo el dominio persa de Ciro II. Tras la revuelta jonia (502-494 aC), las tropas de Darío I arrasaron la ciudad, y sus habitantes fueron deportados al curso bajo del Tigris. Mileto no alcanzaría nunca un nivel similar al ya obtenido, aunque la ciudad sería reconstruida por Hipodamo (en 479 aC), y alcanzó cierta importancia en el período helenístico. Por supuesto, la destrucción de Mileto acabó con la escuela filosófica, aunque su línea de pensamiento se extendió a otras ciudades. Un ejemplo lo tenemos en el siguiente autor, que sin lazos directos con los anteriores comparte algunas de sus ideas.}

~ Diógenes de Apolonia.
Vivió durante el siglo V aC. Habiendo nacido en Creta, y de linaje dórico, escribía sin embargo en dialecto jonio. Parece que vivió en Atenas, donde se hizo tan impopular (seguramente por su supuesto ateísmo) que su vida llegó a peligrar. 
Su trabajo más importante fue Sobre la naturaleza, del que se conservan fragmentos abundantes. Modificó las teorías de la escuela milesia con algunas ideas de Anaxágoras, contemporáneo suyo, aunque evitando su dualidad. Otras influencias provienen de Leucipo y Heráclito. A partir de su eclecticismo logró elaborar una teoría más coherente y sencilla que las de sus predecesores.  Su pensamiento sigue una serie de pasos: todas las cosas deben nacer como modificación de una sustancia básica >> esta sustancia primordial contiene inteligencia divina, que se encarga de dirigir las cosas hacia lo mejor >> la inteligencia y la vida se deben al aire, que es por tanto la forma básica de la materia >> el aire es divino y gobierna todas las cosas, adoptando formas diferentes según el calor, el movimiento, etc.
Es posible que fuera médico, ya que Aristóteles dice que escribió una precisa anatomía de las venas y otro escritor señala que obtenía el diagnóstico de enfermedades mediante la inspección de la lengua y el color del paciente. Sin embargo, también cabe que se haya confundido a dos personajes distintos con el mismo nombre.

Odisea, canto octavo: Presentación de Ulises a los feacios

Al llegar la mañana, Ulises y Alcínoo acuden al ágora de los feacios, mientras Atenea pasea por las calles de la ciudad:
-¡Ea, caudillos y príncipes de los feacios! ¡Id al ágora para que oigáis hablar del forastero que no ha mucho llegó a la casa del prudente Alcínoo, después de andar errante por el ponto, y es un varón que se asemeja por su cuerpo a los inmortales!
Alcínoo informa del deseo de Ulises de ser llevado a su patria, y pide que se organice una embarcación, y una vez preparada se celebre un banquete. Se llevan a cabo sus instrucciones, llamando al aedo Demódoco para que recite unos versos. Escoge un canto sobre la disputa verbal entre Ulises y Aquiles, lo que avergüenza al héroe extranjero, que cubre su cabeza con un manto.
Alcínoo, terminado el banquete, anuncia unas competiciones: carrera, lucha, salto, disco y pugilato.
-Venid, amigos, y preguntemos al huésped si conoce o ha aprendido algún juego. Que no tiene mala presencia a juzgar por su naturaleza, por sus muslos, piernas y brazos, por su robusta cerviz y por su gran vigor; ni le ha desamparado todavía la juventud; aunque está quebrantada por muchos males, pues no creo que haya cosa alguna que pueda compararse con el mar para abatir a un hombre, por fuerte que sea.
Ulises en un primer momento se niega a participar, pero cuando Euríalo menosprecia su capacidad de atleta el héroe se molesta y decide demostrar su valía. En primer lugar lanza el disco, alcanzando mayor distancia que la de todos los feacios, e incita a los demás a batirse con él en cualquier prueba.
Para poner paz, Alcínoo pide que los jóvenes demuestren a su invitado que, en realidad, los feacios se hallan más felices con el banquete, la música y el baile. Se organiza entonces una danza, durante la que Demódoco canta los amores de Ares y Afrodita, y la trampa tendida por Hefesto, que los capturó en una red para avergonzarlos delante de todos los dioses.
Alcínoo y el resto de príncipes feacios entregan presentes a Ulises, y Euríalo pide disculpas por sus palabras.
Se celebra un nuevo banquete, y Ulises honra al aedo Demódoco, pidiéndole:
-(...) Mas, ea, pasa a otro asunto y canta cómo estaba dispuesto el caballo de madera construido por Epeo con la ayuda de Atenea; máquina engañosa que el divinal Ulises llevó a la acrópolis, después de llenarla con los guerreros que arruinaron Troya.
Hace el poeta un breve resumen del episodio final de la toma de Troya: la huida simulada, la entrada del caballo de madera en la ciudad, y la salida de los guerreros durante la noche.
Finalmente, al ver llorar de nuevo a su invitado, le pregunta por su nombre, su procedencia y sus aventuras previas. {Le ha dejado dormir en su palacio, y le ha invitado a dos banquetes, y ni siquiera conocía su nombre. A eso se le llama hospitalidad}

Safo

Los fragmentos de Safo son, pese a la cantidad de referencias, escasos y ambiguos a ciertos respectos, y la erudición antigua trabajaba ya en parte con meras interpretaciones y hasta deformaciones. Surgió así la 'cuestión sáfica'. Desde Menandro corre la historia de su amor por Faón y su suicidio, al ser desdeñada, saltando al mar. Pero Faón era una divinidad del cortejo de Afrodita. ¿Era, como dice la Suda, una maestra rodeada de alumnas? Sabemos por su contemporáneo Alceo que fue muy apreciada en Mitilene, y sin embargo ya desde Cameleonte (siglo IV aC) surgen dudas sobre su vida disoluta. Su supuesto carácter de 'prostituta' homosexual es, desde luego, fruto de la mala interpretación de sus poemas. Máximo de Tiro comparará la pedagogía erótica femenina de Safo con la masculina realizada por Sócrates (pese a lo platónico de su formulación), aunando de esa manera erótica, poesía e influjo espiritual. No está muy lejos de lo que consideramos hoy, cuando podemos juzgarla en su verdaderamente ambiente, sin juicios anacrónicos basados en una moralidad extraña para ella.

Safo nació en la isla de Lesbos, ya en Éreso ya en Mitilene. Su fecha de nacimiento no está clara, ya que los antiguos vacilaban entre colocar su acmé (momento culminante) en la misma fecha que la de Alceo (600 aC) o algo antes (612-609 aC). Conocemos los nombres de su padre, sus tres hermanos, su esposo y su hija. Incluso sabemos que era morena y de cuerpo menudo. Al parecer, la familia, aunque noble, no estaba en buena situación económica: la crítica a la riqueza o a las damas nobles de la isla, y la esperanza de que su arte le diera fama inmortal, son nuevos valores que se enfrentan a la vieja aristocracia.
Durante la tiranía de Mírsilo, tuvo que exiliarse en Siracusa. El gobernante le confiscaría sus tierras, y no hay razón para pensar que su sucesor, Pítaco, se las devolviera. Parecidas circunstancias a las que encontramos en la vida de Alceo, y en algunos poemas coincidirá con sus críticas. Safo vivirá con uno de sus hermanos, y dependerá económicamente de sus amigas, ganando algo de dinero escribiendo epitalamios para bodas. Otro de los hermanos, que comerciaba con Egipto, se había arruinado por una hetera (cortesana o prostituta), y debió acogerse a la misma casa. De su padre y marido poco escribe la poetisa, por lo que suponemos que han muerto o viven lejos de ella.
Su vivienda será la "casa de las servidoras de las Musas", y su círculo son las que se han considerado sus discípulas, que podemos comparar a las escuelas filosóficas. No habla de guerra, y sólo una vez de política, pero coincide con Alceo en los temas de la fiesta, los autobiográficos y los familiares, el tema erótico y la invocación de ciertos dioses (relacionados con el amor y las mujeres: Afrodita, Eros, Persuasión, Hera, Ártemis, las Musas, las Gracias). Safo expone su amor por las mujeres de su grupo, se dirige a ellas directamente o pide a Afrodita que cedan a ella; surgen también los eternos motivos amorosos: los celos y la separación del ser amado. Safo las compara, comprende su amor por otras, promete no olvidar, critica a las que hacen traición o a sus rivales.

Sus poemas arrancan en lo esencial del himno y otras formas del culto, pero son ya, con raras excepciones, poemas personales. La concepción del amor es que el ser amante lo concibe por obra de la diosa, o por una cualidad del ser amado que lo irradia: el amor es un hechizo, una herida producida por la belleza; lo más bello es aquello que uno ama.
En ella, lo colectivo y lo privado, lo religioso y lo íntimo, el presente y el mito, se unen de maneras no fáciles de discernir. Los epitalamios están llenos de motivos populares y tradicionales, pero fuera de ellos los límites se difuminan. Por ejemplo, la forma externa del himno se llena con un tema personal, usándose para solicitar ayuda en el intento de conquista amorosa.
La estructura sigue el modelo ternario (solista, coro, solista), donde la plegaria, la manifestación de la opinión o el sentimiento rodean a un 'centro' que contiene el episodio mítico. Pero éste es en ocasiones sustituido por un 'mito sáfico' de nueva creación, por una comparación o recuerdo de tiempos pasados, por la descripción de sentimientos, o temas similares.
Es una poesía que funde al hombre en el grupo y en la naturaleza y que expresa lo humano por lo divino y natural; lo espiritual por lo concreto.

Las ediciones alejandrinas (obra de Aristófanes y Aristarco) contaban con nueve o diez libros, organizados según la métrica de los poemas: el I estrofas sáficas, el II pentámetros dactílicos eolios, el III asclepiadeos mayores, el IV tetrámetros jónicos mayores, el V glicónidos, falecios y asclepiadeos menores; del resto no tenemos datos. Su libro de Epitalamios contenía metros diferentes. En total, su obra abarcaría unos 10000 o 12000 versos.

Éstos son algunos fragmentos de la obra de Safo:
Inicio de la oda primera:
Inmortal Afrodita de bien labrado trono, hija de Zeus, trenzadora de engaños, yo te imploro, con angustias y penas no esclavices mi corazón, Señora, ven en vez de eso aquí, si en verdad ya otra vez me oíste desde lejos y me escuchaste y abandonando la mansión del padre viniste, el áureo carro luego de uncir: bellos, veloces gorriones te trajeron sobre la tierra negra batiendo con vigor sus alas desde el cielo por en medio del éter.
Felicitación a la novia:
Me parece igual a los dioses aquel varón que está sentado frente a ti y a tu lado te escucha mientras le hablas dulcemente y mientras ríes con amor. Ello en verdad ha hecho desmayarse a mi corazón dentro del pecho: pues si te miro un punto, mi voz no me obedece, mi lengua queda rota, un suave fuego corre bajo mi piel, nada veo con mis ojos, me zumban los oídos, (...) brota de mí el sudor, un temblor se apodera de mí toda, pálida cual la hierba me quedo y a punto de morir me veo a mí misma.
A una rival, que no disfruta del don de las Musas:
Una vez muerta, yacerás en la tierra y no habrá recuerdo tuyo ni añoranza ya más: no tienes parte de las rosas de Pieria, sino que ignorada también en la mansión de Hades errarás revoloteando entre las sombras de los muertos.
Animando a Atis, cuya amada ha partido a Lidia:
Pero ahora resplandece entre las mujeres de Lidia como cuando se pone el sol brilla la luna de dedos rosados destacando sobre todas las estrellas: su luz se extiende sobre la mar salina e igual sobre los campos de flores luminosas.
Epitalamio de boda:
Como la manzana dulce se colorea en la rama más alta, la más alta en la más alta, de ella se olvidaron los cosecheros de manzanas. Pero no es que la olvidaran, es que no pudieron alcanzarla.

Odisea, canto séptimo: Entrada de Ulises en el palacio de Alcínoo

Ulises entra en la ciudad, y Atenea, transfigurada en una doncella transportando un cántaro, se encuentra con él para indicarle dónde se encuentra el palacio de Alcínoo. Le narra la genealogía de Arete, la mujer de éste, encomendándole a su protección.
Ya Ulises enderezaba sus pasos a la ínclita casa de Alcínoo, y, antes de llegar frente al broncíneo umbral, meditó en su ánimo muchas cosas; pues la mansión excelsa del magnánimo Alcínoo resplandecía con el brillo del sol o de la luna.
Se describe la magnífica mansión de Alcínoo de forma fantasiosa, con muros y adorno de metal, y huertos que dan fruto todo el año.
Ulises llega hasta Arete y abraza sus rodillas, suplicando unos cuantos hombres que le lleven a su hogar.
Dan al extranjero de comer y de beber, y al interrogarle sobre sus ropas (que Arete reconoce) cuenta toda la historia que ya sabemos, desde la isla de Ogigia.
Se decide que pase la noche en el palacio, y al día siguiente, junto al resto de ancianos de los feacios, se busquen hombres para llevarle a casa.

Los siete sabios

Ya hablamos en otra ocasión del afán clasificador que compartimenta el período arcaico: los nueve líricos, los dos épicos (Homero y Hesíodo) y los tres trágicos (de los que trataremos en próximas entradas). Podemos también encontrar un grupo de pensadores que son llamados los siete sabios.

Existen listas alternativas, ya que algunos autores incluyen distintas personalidades, pero aquí veremos la más extendida. Con la excepción de Tales de Mileto, los siete sabios son legisladores, políticos o tiranos, que nos han dejado aforismos sobre el arte de gobernar, o simplemente máximas éticas. De ellos se han contado a posteriori anécdotas sobre su virtud y humildad.

La lista incluye a:

~ Tales de Mileto. Será tratado más adelante, junto con el resto de filósofos de la escuela milesia.

~ Periandro de Corinto. Segundo tirano de Corinto, en cuyo puesto sucedió a su padre, Cípselo, en 627 aC. Entre sus aportes encontramos el desarrollo del puerto de la ciudad y la construcción del diolkos (método de transporte a través del istmo de Corinto). Se apoyó sobre la plebe contra la nobleza y emprendió represiones violentas, siendo recordado por eliminar a sus oponentes tras pedir consejo a Trasíbulo de Mileto. Reinó unos 40 años, hasta el 585 aC. Es autor de la máxima Sé previsor con todas las cosas.

~ Cleóbulo de Lindos. Tirano de Lindos hacia el 600 aC, con un gobierno ejemplar. Compuso numerosos enigmas en verso. A él se le atribuye la máxima La moderación es lo mejor, así como el aforismo Aceptar una injusticia no es una virtud, sino todo lo contrario. Consideraba que las mujeres también debían tener acceso a la educación, y así crió a su hija Eumetis (o Cleobulina), que es nombrada por Aristóteles (Poética) y por Plutarco (Ágape para siete sabios).

~ Pítaco de Mitilene. Nacido en torno al 640 aC, en 590 sucederá a Mirsilo como tirano de Mitilene. Obtuvo ese honor tras vencer a los atenienses de Frinón. Pítaco intentó restringir el poder de la nobleza, y ejerció el poder apoyándose en las clases populares, aunque como todo tirano tuvo enemigos a los que debió exiliar, entre los que se cuentan los poetas Alceo y Safo. Tras catorce años de gobierno dimitió y la ciudad disfrutó a partir de entonces de orden y una constitución duradera. Una leyenda cuenta que, cuando le llevaron ante él al asesino de su hijo, le dejó en libertad diciendo: El perdón es mejor que el castigo. Vivió más de 70 años, muriendo en 568 aC. Otras máximas suyas son:
- El poder desenmascara a un hombre.
- Abstente de hablar mal no solamente de tus amigos, sino también de tus enemigos. 

~ Solón de Atenas. Nacido alrededor del 640 aC, y dedicado al comercio, su poesía fue volcándose hacia una vertiente más filosófica y política. Moderado durante una época de conflicto de clases, logró el arcontado, desde donde pudo lograr una serie de reformas constitucionales. En 594 aC entraron en vigor una serie de leyes que hacían de Atenas una verdadera timocracia. Los estratos medios lograron una mayor cuota de poder político, aunque las clases bajas no consiguieron una distribución de tierras más equitativa. Esta medianía le granjea la atribución de frases como Nada con exceso, todo con mesura. Dejó a los atenienses para viajar por Chipre, Lidia y Egipto (de donde extraerá el relato sobre la Atlántida, recogido luego por Platón en Critias y Timeo), y a su regreso el tirano Pisístrato lo trató con respeto. Debatió sobre el sentido de la ley con el filósofo escita Anacarsis. Falleció en 558 aC. Otro de sus aforismos es No tengas prisa en buscar nuevos amigos, pero una vez encontrados no tengas prisa en deshacerte de ellos.

~ Bías de Priene. Filósofo y político del siglo VI aC. Sus conciudadanos le consultaban con sus asuntos judiciales, y siempre se negó a emplear su talento en provecho de la injusticia; decía preferir juzgar entre enemigos que entre amigos, porque en el primer caso estaba seguro de ganar a uno de aquellos, mientras que en el segundo perdía a uno de estos. Una de sus máximas es: La mayoría de los hombres son malvados. Una leyenda establece que pagó un rescate por algunas mujeres que habían sido capturadas y que, tras educarlas como a sus propias hijas, las envió de regreso junto a sus padres. Durante el asedio de Aliartes, rey de Lidia, sobre Priene, se le ocurrió elevar unos montículos de arena, cubriéndolos luego con trigo, para que el enemigo creyera imposible rendir por hambre la plaza. Ante el ataque de Ciro II sobre la ciudad, y mientras sus vecinos realizaban los preparativos para la huida él pronunció la famosa frase Llevo conmigo todas mis cosas (expresada en latín como Omnia mea mecum porto), reflejando que para él los bienes más preciados no eran materiales.

~ Quilón de Esparta. Político espartano del siglo VI aC, quien hizo que el cargo de éforo (los cinco miembros más importantes del consejo de ancianos) se equiparara al de consejero de los reyes. Desde ese puesto elaboró gran parte de la constitución atribuida a Licurgo. También se le atribuye la militarización de la vida civil de Esparta y las primeras medidas para la educación castrense de la juventud. Reclamó una política más agresiva contra las ciudades de la Arcadia, mientras mejoraba los sistemas para controlar mejor las funciones del estado. Compuso poesía de métrica elegíaca, y dejó numerosos epigramas, como:
- Prefiere un castigo a un triunfo deshonroso: lo primero es doloroso pero por una vez, mas lo segundo es para toda la vida.
- No permitas que tu lengua corra más que tu inteligencia.
- Si eres fuerte sé también misericordioso, de forma que tus vecinos puedan respetarte y no sólo temerte.
- No desees lo que es imposible.